Galicia todavía es más del PP
La marca de Podemos se hunde y catapulta al BNG como segunda fuerza política
Galicia sigue siendo del PP sin discusión. Y esta vez incluso un poco más. Prácticamente los mismos resultados que hace cuatro años, pero con un puñado significativo más de votos, son la tarjeta de presentación de la cuarta mayoría absoluta de Alberto Núñez Feijóo, que retiene el poder con una victoria más que holgada en las cuatro provincias de la comunidad autónoma que le permite encarar su último mandato con enorme placidez.
El PP, efectivamente, se ha impuesto en todas las circunscripciones electorales, en algunas con más respaldo que el 2016, como es el caso de A Coruña y Lugo, que compensan los casi imperceptibles retrocesos en Ourense y Pontevedra. Los números muestran, en cualquier caso, un crecimiento sostenido de la formación como mínimo desde el 2012 y avalan la política considerada moderada practicada por Feijóo, que, una vez anunciado que si volvía a ganar esta sería su última legislatura, podrá presentar una hoja de servicios impecable si su intención es mantenerse en la política activa en otros ámbitos de responsabilidad y dar el salto, por ejemplo, a la política española.
Pero tanto o más destacable que la cuarta mayoría absoluta de Feijóo es el descalabro de la marca de Podemos en Galicia, que en el 2016 formó parte de las candidaturas de En Marea y en esta ocasión se han presentado por separado y han desaparecido literalmente del mapa.
Han pasado de 14 diputados a 0. Una cifra que ha encendido las luces de alarma en la casa política de Pablo Iglesias. El contrapunto a la caída de la marca de Podemos ha sido el ascenso del BNG, que es evidente que ha recogido los antiguos votos de los morados y se ha disparado y ha más que triplicado los 6 diputados de cuatro años atrás. Son, sin duda, los mejores resultados de su historia, que le permiten colocarse como la segunda fuerza.
Capítulo aparte merece el PSDEG-PSOE, que parece que su zona de confort sean prácticamente las mismas cifras que en el 2016, con retrocesos ligeros en A Coruña y Lugo que compensa con avances en Ourense y Pontevedra (justo al revés que el PP). Una posición, sin embargo, que sitúa al partido de Pedro Sánchez en Galicia como tercera fuerza, con la particularidad de que en este nuevo mandato será no solo la tercera, sino la última.