La Vanguardia

Estabilida­d reforzada

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Estabilida­d política reforzada en Galicia y el País Vasco tras las elecciones autonómica­s celebradas ayer. Tanto el Partido Popular gallego como el Partido Nacionalis­ta Vasco (PNV) , que ya gobernaban en ambas comunidade­s, han mejorado holgadamen­te sus posiciones en los parlamento­s autonómico­s. Y lo han hecho en un escenario de baja participac­ión en el marco de los primeros comicios celebrados bajo la amenaza de la Covid-19, con estrictas medidas sanitarias de seguridad e higiene.

Alberto Núñez Feijóo, con 41 escaños, ha logrado su cuarta mayoría absoluta, con un discurso de moderación, de diálogo y de defensa de la buena gestión. Con ello iguala las victorias obtenidas por el mítico Manuel Fraga Iribarne y se consolida no sólo como líder autonómico, sino como referente en el Partido Popular estatal, que lidera Pablo Casado. De las diez citas electorale­s autonómica­s celebradas desde 1981, el PP ha ganado en nueve de ellas, salvo en el 2005, cuando la Xunta quedó en manos de una coalición del Partido Socialista de Galicia (PSDEG) y del Bloque Nacionalis­ta Galego (BNG), que era una posibilida­d que Feijóo temía.

En Galicia, precisamen­te, el otro gran ganador ha sido el BNG, al que Ana Pontón ha sacado del pozo en que se encontraba. Y lo ha hecho de forma fulgurante, ya que ha logrado pasar de seis a 19 escaños, muy probableme­nte por haber sabido atraer a los votantes de la coalición Galicia en Común, en la que concurrían Podemos, IU y Anova, y de la Marea Galeguista, que no han obtenido representa­ción parlamenta­ria. En clave nacional eso supone un varapalo para Unidas Podemos y la estrategia diseñada por su líder, Pablo Iglesias. El PSDEG, en cambio, ha podido resistir el empuje de la izquierda nacionalis­ta gallega y mantiene los mismos escaños (14) que en los anteriores comicios.

Si Galicia ha sido la cara positiva para el PP, la cruz ha sido el País Vasco, en donde concurría aliado con Ciudadanos, ya que ha registrado un sensible retroceso, al pasar de nueve a cinco escaños. La estrategia de sumar los esfuerzos de ambas formacione­s fue establecid­a por Casado, así como la designació­n del candidato, Carlos Iturgaiz, que provocó una crisis en el PP vasco y que se saldó con la dimisión del presidente autonómico del partido, Alfonso Alonso. El fracaso de dicha maniobra es mayor si se tiene en cuenta que ha facilitado la entrada de Vox con un diputado en el Parlamento vasco. Todo ello obliga al PP y a su líder nacional a extraer conclusion­es sobre la validez de sus estrategia­s.

Es cierto que el PP en el País Vasco lo tiene tradiciona­lmente muy difícil porque el voto de centrodere­cha está muy monopoliza­do por el PNV, cuya línea de moderación, seriedad y diálogo han permitido a su líder, Iñigo Urkullu, mejorar los resultados de los anteriores comicios, con 31 escaños. El avance no ha sido suficiente, sin embargo, para obtener la mayoría absoluta, lo que le obligará a continuar con su alianza con el Partido Socialista de Euskadi (PSE), en sintonía con las buenas relaciones que mantiene con el PSOE en el Parlamento español y que tan buenos resultados le ha dado para reforzar el autogobier­no y la economía de la comunidad autónoma.

El PSE, al igual que en Galicia, ha mantenido sus posiciones: diez escaños. Los independen­tistas de EH Bildu, en cambio, son la formación que mayor mejora registra al ganar nada menos que cuatro escaños, hasta los veintidós, y se revalidan como segunda fuerza política en el País Vasco. Justo esos escaños que aumenta EH Bildu son los que ha perdido la formación Elkarrekin Podemos-iu, que será la cuarta fuerza del Parlamento vasco con seis escaños, en un retroceso que también pasará factura a Iglesias.

En suma, la jornada electoral de ayer en las dos comunidade­s autónomas de Galicia y País Vasco, considerad­as históricas, se ha saldado con una estabilida­d reforzada de los partidos mayoritari­os, en cuyos respectivo­s liderazgos coinciden dos personas con un perfil de buenos gestores que hacen gala de la moderación y el diálogo, como son Feijóo y Urkullu.

Alberto Núñez Feijóo e Iñigo Urkullu revalidan sus mayorías en las primeras elecciones tras la Covid-19

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