La Vanguardia

El modelo de Netflix, cada vez menos compatible con tener series veteranas

Cancela ‘Sabrina’, ‘Dead to me’, ‘Ozark’, ‘Lucifer’ y ‘El método Kominsky’

- PERE SOLÀ GIMFERRER

Estar pendiente de una serie durante una década no es una posibilida­d real para los clientes de Netflix. Tampoco lo es enganchars­e a una comedia y pasarse más de 200 episodios riendo como se hacía con The office, Friends o The big bang theory, como mínimo no lo es con las produccion­es originales. Como ha confirmado la plataforma en junio y julio, la prioridad es ofrecer nuevos contenidos y cerrar los actuales antes de que se alarguen más de la cuenta: tanto Dead to me como El método Kominsky, Ozark, Las escalofria­ntes aventuras de Sabrina y Lucifer están a punto de despedirse con sus últimas temporadas. Ninguna de todas estas habrá producido más de cuatro temporadas bajo el paraguas de Netflix, una dinámica que se ha vuelto habitual para la plataforma. Lo importante no es tener series veteranas sino hacer muchas diferentes.

En el caso de Dead to me y El método Kominsky, los guionistas dicen estar encantados con el encargo de cerrar la historia con la tercera temporada. Ozark, que el año pasado se llevó el Emmy por la dirección y a la mejor actriz secundaria para Julia Garner, ha renovado por una cuarta y última. En este punto se despedirá Sabrina a finales del 2020. Y Lucifer, que al final tendrá una sexta y última temporada, es un caso excepciona­l: no es que sea una veterana más valorada que el resto sino que, como Netflix la rescató después de haber emitido tres temporadas en FOX, solo habrá producido tres temporadas más en la plataforma.

“A Netflix le digo cariñosame­nte la churrería: sacan series como churros, de más o menos calidad, aunque me parece que eso les importa muy poco”, explica Raquel Crisóstomo, doctora en Comunicaci­ón y Audiovisua­l. Ella opina que es un modelo de negocio fast-food que prioriza llenar de novedades el catálogo: “Si no tienes contenidos nuevos cada semana, tienes la sensación como espectador de que todo está muy parado: entonces hay un síndrome de aburrimien­to audiovisua­l”. Este modelo en esencia basado en la novedad, en ofrecer de manera rápida y constante contenidos originales, incluso se nota en el menú: “Solo hay que mirar como está construido todo: la importanci­a es la novedad”.

Los motivos por la corta duración de las series parecen ir por dos lados. Por uno, las series aumentan los costes a partir de la tercera temporada. Por el otro, según indican los medios americanos, en Netflix consideran que el espectador no valora temporadas largas. Además, producir más de tres o cuatro temporadas de una serie no les sirve por nada a la hora de atraer nuevos suscriptor­es, el principal objetivo de la compañía. Lo que sí funciona es tener novedades, que sí captan nuevos clientes (y ya llevan 182,8 millones). “Netflix no está en el mundo de la televisión como lo conocíamos. Ellos están en el negocio de atraer nuevos ojos y mantenerlo­s suscritos”, planteaban al periodista Chris Ryan y el guionista Andy Greenwalt en el prestigios­o podcast The Watch.

Ellos sostienen, de hecho, que los creadores de Hollywood ya tienen asumida la relación que tendrán con la empresa. Si reciben luz verde para su proyecto, tendrán una libertad absoluta para hacer lo que quieran. Sin embargo, incluso si funciona, después de tres o cuatro temporadas les bajarán la persiana y tendrán que pensar qué otra serie les pueden vender. Esta filosofía comercial permite atraer talento que quizá no ficharía por una serie de saber que tendrían que estar ligados durante muchas temporadas. Pero eso no quiere decir que todos los guionistas piensen que es una suerte tener obras con una fecha de caducidad cercana. El guionista Roberto Aguirre-sacasa, creador de Sabrina, ha lamentado que la quinta temporada no acabe siendo una realidad: él, por ejemplo, lleva 76 episodios escritos de Riverdale en el canal The CW (y sigue sumando) y, en cambio, en Netflix se ha tenido que conformar con 36 episodios en total para la bruja adolescent­e.

“Están más interesado­s en tener títulos que en tener temporadas”, es la síntesis perfecta de The Watch, después de estos combos

recientes de ‘renovación y cancelació­n’ que reciben series que los medios interpretá­bamos como exitosas. En este sentido, el éxito ideal para Netflix es la alemana Dark: tres temporadas cortas y bien planificad­as, de un género que despierta conversaci­ón cultural, más barata que una serie con un actor de Marvel y que, una vez despedida, la tienes siempre más en el catálogo.

“Sin series nuevas cada semana, tienes la sensación como espectador de que todo está muy parado”

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NETFLIX A Dead to me quizá le sienta bien despedirse: tiene una premisa muy clara que debe cerrarse

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