Pruebas PCR para quienes llegan en patera, control ‘visual’ para turistas
Aunque las fronteras españolas se abrieron al resto de Europa el pasado 1 de julio, la llegada de extranjeros nunca se interrumpió... El flujo de llegada de pateras, aunque reducido, no cesó durante el estado de alarma. Sin embargo, ahora los migrantes deben enfrentarse a protocolos contra la Covid-19 más estrictos que los turistas europeos. España mantiene cerradas las fronteras con Marruecos, Argelia y Mauritania, de donde suelen proceder este tipo de embarcaciones.
Durante el estado de alarma, el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones entregó a las autonomías un protocolo para los inmigrantes. El documento establecía que los migrantes, como cualquier otro extranjero, habían de cumplir una cuarentena de 14 días. Sí se les permitía cambiar de provincia durante el aislamiento, en el caso de que fuera necesario y siempre cumpliendo con las medidas de prevención de la Covid-19. En cuanto a los test, se pedía solo en el caso de que hubiera síntomas.
Una vez terminado este periodo de alarma, el 21 de junio, el ministerio entregó las competencias a las comunidades autónomas, que desde entonces decidieron y desarrollaron su modo de proceder con la acogida de las personas migrantes.
Autonomías como Canarias, Andalucía o Murcia han cambiado algunas de las directrices ministeriales durante los meses anteriores. Así, se eliminó la cuarentena de 14 días que se exigía a todo extranjero, igual que se hizo con los turistas, y se limitó a personas con síntomas o cercanas a un caso positivo.
Sin embargo, se endureció la realización de pruebas PCR, que pasaron a ser obligatorias para toda aquella persona que llegara a través de pateras a territorio nacional, independientemente de que presente síntomas compatibles con el coronavirus o no.
Diferentes oenegés, como la Asociación pro Derechos Humanos de Andalucía o la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, han denunciado que se exige un mayor control a los inmigrantes que a los turistas que llegan al país, ya sea por tierra mar y aire, ya que a estas personas no se les obliga a pasar por las pruebas de detección de la enfermedad.
De hecho, a los turistas se les aplica un protocolo basado en tres controles: uno documental, en el que deben rellenar un impreso con preguntas sobre el país de procedencia, si han pasado el coronavirus y otras cuestiones; un segundo de temperatura, al llegar pasan por cámaras termográficas para confirmar la ausencia de este síntoma; y un tercero visual, en el que se determina si el viajero podría tener síntomas.