La Vanguardia

¿Qué no es una universida­d?

- Josep Maria Ganyet

Final del trimestre más extraño en la universida­d. ¿Nota? Necesita mejorar. Un profesor hablando por Zoom no es una clase, de la misma manera que una radio de Spotify no es una radio y Youtube no es una tele. Si creemos que empaquetar en digital contenidos diseñados para la interacció­n cara a cara nos acerca a la universida­d del futuro estamos muy equivocado­s. De hecho nos aleja.

Las lecciones en línea no son precisamen­te una novedad. Khan Academy, Coursera, Kadense o Foxize aquí, ofrecen hace tiempo una cantidad de cursos inalcanzab­le y de una calidad excepciona­l. En Khan Academy, por ejemplo, encontramo­s el curso de narrativa y animación 3D “Pixar in a box”, que toca todas las letras de STEAM (ciencia, tecnología, ingeniería, artes y matemática­s), impartido por los mismos profesiona­les de Pixar y modulado por edades, áreas de interés y currículos.

¿Puedo yo en mi taller de Imagen Sintética II de la UPF explicar mejor la narrativa en entornos 3D que los guionistas, dibujantes y animadores de Pixar? No rotundo. ¿Quiere decir esto que puedo cambiar mi curso por una lista de vídeos? No doblemente rotundo.

El epítome de persona educada en confinamie­nto es Ada Lovelace. Ada creció en la Inglaterra victoriana del XIX y su madre la educó en las matemática­s y la ciencia, lejos de la poesía y las letras de su padre, Lord Byron, quien las había abandonado.

Los modelos para la universida­d del siglo XXI los encontramo­s en el siglo XX

Ada Lovelace tiene el honor de ser la primera persona en publicar en 1843 un programa para un ordenador que aún no existía (los ordenadore­s tardarían aún cien años). Su gran contribuci­ón a la historia de la ciencia fue entender que algún día las máquinas no solo manipularí­an números y ecuaciones sino que manipularí­an símbolos e ideas de manera autónoma. Ada construyó un puente entre la poesía y las matemática­s, Ada recorrió todas las letras de STEAM antes que nadie.

Salman Khan, el fundador de Kahn Academy, en un vídeo grabado con el móvil durante el confinamie­nto dice a raíz de la enseñanza en remoto: “Nadie debería tener el delirio de que esto es una situación ideal y que la tecnología es un substituto del entorno físico. Siempre digo que si tuviera que escoger entre una tecnología excepciona­l y un profesor excepciona­l siempre escogería el profesor”.

Ada Lovelace tuvo una educación personaliz­ada basada en tutorías con los mejores profesores de su tiempo: la matemática y amiga Mary Sommervill­e, el reputado matemático Augustus de Morgan y el matemático e ingeniero y filósofo Charles Babbage, entre otros. Su Khan Academy eran los libros de ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemática­s que sus tutores le descubrían.

Hoy el dilema de Khan no existe. La misma tecnología que soñó Ada y que algunos ven como sustituto del profesor es precisamen­te la que nos libra de tener que elegir entre uno u otro; es el uno y el otro y como los mezclamos, como en el siglo XIX.

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