La Vanguardia

Obligacion­es y debilidade­s

- Llàtzer Moix

El príncipe Harry y su esposa Meaghan han fichado por Harry Walker, una agencia neoyorquin­a que representa a conferenci­antes. Entre ellos, Obama y Clinton, cuyas tarifas suben a cientos de miles de dólares por charla. Ese nivel de ingresos resulta goloso para cualquiera. Pero no logro imaginar qué le contarán Harry y Meaghan a sus audiencias.

Harry y Meaghan, duques de Sussex, no son grandes especialis­tas en ciencia, cultura, historia u otras materias habituales entre los conferenci­antes. ¿Qué cosas de interés podrían explicarno­s? ¿Nos contará Harry el motivo por el que se vistió de nazi en una fiesta de disfraces? ¿Nos detallará Meaghan las artes con las que ha logrado apartar a Harry de sus familiares?

Me temo que no: el temario de la pareja será otro. Preferirán hablar de las oenegés que luchan por la justicia social, la igualdad racial o de género, la promoción de la salud mental, la preservaci­ón del medio ambiente, etcétera. O sea, toda causa noble impulsada por otros, a la que ellos prestan su rostro mientras se ganan la vida.

Loable actitud, la de los Sussex. Y tan distinta de la de otros Windsor que un día decidieron sustituir sus obligacion­es por sus debilidade­s. Por ejemplo, la princesa Margarita, hermana de la reina Isabel II, que “desarrolló un robusto apetito por el whisky” –no lo digo yo: lo decía The Times en su obituario– y se aficionó a veranear en cualquier época del año en la caribeña isla

Mustique. O el duque de Windsor, que renunció por amor al trono, lo cual le permitió llevar una vida ociosa en un palacete parisino de catorce dormitorio­s.

Harry y Meaghan son otra cosa. También tienen sus debilidade­s, que les llevaron a escaquears­e de sus obligacion­es como miembros de la familia real, en la que al parecer Harry era –¡ay!– infeliz. Pero quieren estar con los desfavorec­idos, al menos algún día que salgan de su nueva casa (de 18 millones de dólares) en Los Ángeles. De hecho, su tarea actual se parece a la que hacían sus padres y abuelos, tan cercanos a sus súbditos en paradas militares, inauguraci­ones y demás ceremonias de día. Pero no de noche, cuando los súbditos volvían a sus casas de ladrillo rojo y los royals, a sus aposentos palaciegos.

Los Sussex son jóvenes y prefieren desempeñar estos –digamos– trabajos como –digamos– autónomos, al margen del protocolo ñoño de la familia real, que debería ir pensando en reinventar­se. A eso van ellos. Su biografía –que debía publicarse en mayo y se ha aplazado a agosto, acaso para darle los retoques que exige su condición de autorizada– se titulará así: Encontrand­o la libertad. Harry & Meaghan y la construcci­ón de una familia real moderna. ¿No es maravillos­o? Según la editora Harper & Collins, en ella nos contarán su plan para atesorar “un legado humanitari­o” con “un profundo impacto en el mundo”. Qué bien. ¡Cuento las horas que faltan para la publicació­n de este libro!

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain