La Vanguardia

El virus avanza en l’hospitalet entre jóvenes en situación precaria

La alcaldesa exige más control a Salut mientras se suman 300 casos más

- ANA MACPHERSON

L’hospitalet, la segunda ciudad de Catalunya, tiene en estos momentos 300 nuevos casos. Pero no cierra. Su alcaldesa, Núria Marín, anunció ayer medidas restrictiv­as en petancas, residencia­s de ancianos y actividade­s deportivas en grupo. Pone en marcha a todos sus voluntario­s y agentes sociales y policiales para llevar a cabo recomendac­iones continuas en mercados y comercios para que controlen el aforo y las medidas de protección de los clientes, para recordar a los centros religiosos que extremen precaucion­es e impedir en lo posible aglomeraci­ones en espacios públicos. Todo lo que se puede hacer a nivel municipal para combatir esta escalada de casos.

Están viviendo una segunda ola –aunque nadie se atreve a ponerle ese nombre– muy diferente a la vivida en marzo y también distinta de la que ataca al Segrià. A diferencia de marzo, los afectados son jóvenes, sobre todo entre 15 y 29 años, seguidos de los de 30 a 40 años. Pero no está ocurriendo como en el Segrià, donde la mayoría de los casos positivos se descubren por cribados en empresas o grupos y la mayoría son asintomáti­cos. Aquí sí hay síntomas, aunque no sean casos graves que necesiten hospitaliz­ación. Los hospitales, de hecho, no están recibiendo muchos más casos que hace dos semanas. Siguen goteando.

Pero como en el Segrià, hay un factor social de mucha importanci­a: entre los afectados, según fuentes próximas a Salut Pública, hay un notable grupo de origen hondureño y boliviano con condicione­s de vida más difíciles que la media. Nada que ver con los primeros casos de marzo, la mayoría viajeros habituales por ciudades europeas y Madrid. Por eso el Ayuntamien­to de la ciudad ha exigido a Salut que le proporcion­e todos los datos posibles sobre los afectados para poner medios para ese aislamient­o y facilitar el seguimient­o de los casos. Y ayudar así a frenar la escalada.

Y reclama mucho más control. Para empezar, pide que los CAP amplíen sus horarios y dedicación porque la situación es muy grave en este momento. Son los CAP los que detectan los nuevos casos y sus contactos más inmediatos y quienes tienen que poner en marcha la rueda de búsqueda para que no se escapen los contagiado­s ni los contagiado­res sin síntomas. Para expertos en Salut Pública, la situación de l’hospitalet es claramente ya de difusión comunitari­a, pero hay mucho para lograr frenar la escalada de cifras.

Aunque no parece fácil saber cómo se ha producido ese crecimient­o. “El viernes nos dijeron que de 30 casos pasábamos a 107 y ahora hay 300, pero que no es que hayamos pasado de 100 a 300. Y aseguran que los casos están controlado­s”, explicó con cierta sorna la alcaldesa. “Esa es la cifra de la que partimos, lo demás tendrá que explicarlo Salut”.

Núria Marín ha conseguido un comité ayuntamien­to-salut que se reunirá diariament­e para el seguimient­o de la situación y para ir estudiando y adaptando las medidas restrictiv­as a tenor de lo que ocurra. Los barrios más afectados son, además de la densa La Torrassa, la Florida, Pubilla Casas y Collblanc. La zona norte de la ciudad que toca a Barcelona.

Pero la inquietud es común a todas las ciudades conectadas. Cornellà,por ejemplo,también ha cerrado a las visitas las residencia­s

TRANSMISIÓ­N COMUNITARI­A Núria Marín crea un comité con Salut para vigilar la evolución de la pandemia

REFUERZOS

La alcaldesa exige la reactivaci­ón de los CAP para asegurar un control que se escapa

de ancianos y también estudiaba el cierre de parques, aunque fuentes del Ayuntamien­to aseguraban que no había manera de saber los datos exactos del problema, que aunque menor que el de l’hospitalet, parecía haber crecido con rapidez.

El foco de preocupaci­ón en esta nueva etapa de la epidemia no está en las personas más vulnerable­s de las residencia­s, las más controlada­s y protegidas actualment­e (con cuidadores mucho más formados y los CAP volcados en ellos). El problema está en la precarieda­d en los ingresos, la infravivie­nda que conlleva hacinamien­to e imposibili­dad de aislarse y también en la dificultad de comunicaci­ón con los afectados. Y todo ocurre con gran escasez de recursos de control.

 ?? ANA JIMÉNEZ ?? Profesiona­les del CAP de la Florida, uno de los barrios con más afectados, salen a informar a los pacientes que hacen cola en la puerta
ANA JIMÉNEZ Profesiona­les del CAP de la Florida, uno de los barrios con más afectados, salen a informar a los pacientes que hacen cola en la puerta

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