Carme Portaceli, nueva directora del TNC
La creadora valenciana quiere convertir el teatro en referente del sur de Europa
Cambio de época. Carme Portaceli será la primera mujer que dirija el Teatre Nacional de Catalunya después de haber sido inaugurado hace 24 años. Tras Josep Maria Flotats, Domènec Reixach, Sergi Belbel y Xavier Albertí, que se han sucedido al frente del TNC desde 1996, el consejo de administración del teatro eligió ayer a Carme Portaceli (València, 1955) para ser la directora artística del gran espacio escénico de la plaza de las Glòries durante los próximos seis años.
Portaceli se incorporará al Teatre Nacional este mes de septiembre para comenzar a elaborar la programación de la temporada 2021-22, pero no tomará el relevo oficial de Xavier Albertí –que ha confeccionado ya la programación de la próxima temporada– hasta el 31 de julio del año próximo.
La comisión de valoración creada por el TNC para analizar las candidaturas que se habían presentado a dirigirlo –una comisión formada por la actriz Clara Segura, la gestora cultural Margarida Troguet, el productor y especialista en públicos Jordi Sellas, la escritora Núria Perpinyà y Toni Cabré, subdirector general de Promoció Cultural del Departament de Cultura, del que depende el TNC– ha apreciado especialmente “la trayectoria profesional de Portaceli, su capacidad para elaborar una programación de alta calidad artística y su idoneidad para responder a los objetivos estratégicos del teatro”. Del proyecto artístico que ha presentado la creadora destacan sobre todo la ambición de convertirlo en un referente de las artes escénicas del sur europeo.
“Estoy emocionadísima, muy contenta, mucho”, explicó ayer Portaceli poco después de ser elegida. Respecto a que por primera vez una mujer se ponga al frente del Teatre Nacional de Catalunya subrayó que es “histórico e importante, pero también lo es el proyecto que tenemos, el proyecto ambicioso de colocar al TNC como buque insignia y como teatro de referencia del sur de Europa”.
“Creo que es el momento de la consolidación y de la expansión del TNC con un proyecto internacional que funcionará muy rápido y que es una manera de colocar al TNC en el centro de referencia del teatro del sur de Europa”, subrayó la recién elegida nueva directora artística. “Pienso que una cosa muy importante es que el Teatre Nacional ha de ser un teatro para todo el mundo, que acoja a todo el mundo, como servicio público que es, que acoja a todo tipo de públicos, también al nuevo que nunca se ha sentido atraído por la palabra teatral. Ha de ser un lugar hospitalario, un lugar que acoja a todos, eso es lo que hemos de conseguir”.
Y todo partiendo, reconoce, de que parte de un hito “muy importante, y es que Xavier Albertí ha dejado el listón altísimo, tanto en calidad como en cantidad de público y porcentaje de ocupación. He de partir de ahí, no bajar ni un milímetro de donde lo ha dejado. Tengo muchos proyectos para conseguirlo”.
Con la elección de Portaceli se cumple por fin con una demanda de buena parte del sector teatral barcelonés que no entendía cómo era posible que ninguno de los dos grandes teatros públicos de la capital catalana, ni el Lliure ni el TNC, los hubiera dirigido nunca una mujer. De hecho, Portaceli ya se presentó al mismo puesto que ahora ha logrado hace ocho años, cuando finalmente resultó elegido Albertí. Un Albertí que aterrizó en la institución en 2012 en un momento de enorme zozobra cuando el TNC. azotado por los recortes y la caída de espectadores causados por la crisis económica, acababa de despedir a numerosos empleados y cerrar su Sala Tallers y a quien el consejo de administración del teatro quiso ayer agradecer su trabajo y su aportación al teatro catalán, “haciendo frente a las dificultades del momento y preservando siempre la excelencia artística y el compromiso intelectual y ético del TNC”.
Portaceli no pudo dirigir el TNC en el 2012 pero en cambio en el 2016 se presentó al concurso público para dirigir el Teatro Español de Madrid y lo ganó. Una gran institución escénica dependiente del Ayuntamiento que gobernaba entonces Manuela Carmena y que la directora encabezó hasta septiembre pasado, cuando el cambio de color político en el gobierno municipal de la capital de España llevó a que Portaceli no fuera renovada. “La injerencia fue brutal. Y las maneras. A mí me llamaron por teléfono. Te vas. Y no me dijeron nada nunca más”, ha recordado sobre su salida.
De larga y aplaudida trayectoria escénica, con más de 70 obras en su carrera y con un teatro fuertemente comprometido, Portaceli logró un gran éxito de público en su etapa al frente del
TRANSFORMACIÓN SOCIAL
Por primera vez uno de los dos grandes teatros públicos barceloneses tiene una mujer como directora artística
DE BARCELONA A MADRID... Y VUELTA
Portaceli se presentó sin éxito al TNC hace ocho años; sí ganó en 2016 el concurso para dirigir el Teatro Español de Madrid
IGUALDAD TOTAL
Apasionada e incansable, en el Teatro Español confeccionó una programación totalmente paritaria
Teatro Español, consiguiendo además lo que hasta entonces parecía una quimera y que ahora se ha empezado por fin a normalizar en los teatros de toda España: logró elaborar una programación paritaria en la que había tantas o más mujeres que hombres dirigiendo o siendo las autoras de los espectáculos.
“Muchas veces la gente dice que es una programación paritaria porque hay diez hombres y diez mujeres en ella, pero los hombres montan las obras en la sala grande y las mujeres lecturas dramatizadas. No hay que tomar el pelo. Yo hice una programación paritaria a conciencia porque he sufrido la discriminación y era importante que no siguiera pasando”, ha subrayado.
De esa época se pudo ver la pasada Navidad en el TNC su Mrs.
Dalloway, protagonizada por Blanca Portillo y que logró un notable éxito entre la audiencia, como previamente lo había logrado en el Teatre Lliure su Jane
Eyre protagonizada por Ariadna Gil. En la presentación de Mrs.
Dalloway reflexionó sobre el cambio de época que vive el mundo occidental respecto a la situación de las mujeres: “Desde que personas tan famosas como Meryl Streep y tanta y tanta gente que conocemos en todo el mundo y admiramos porque son extraordinarias han dicho públicamente que ellas son feministas ha comenzado a no ser un problema decirlo. Hace un año o dos que puedo decir que soy feminista sin que me escupan a la cara. Porque lo han hecho. Y soy igual ahora que antes. La diferencia es que la sociedad ha entendido que es una cuestión de igualdad, de derechos y de democracia y que sin esto no existe democracia de ningún tipo”.
Apasionada e incansable, Portaceli se licenció en Historia del Arte por la Universitat de Barcelona, y se inició en el mundo de las artes escénicas como ayudante de dirección de un icono del teatro catalán, Fabià Puigserver, en el Teatre Lliure de 1982 con
Fulgor i mort de Joaquin Murieta
de Pablo Neruda y con traducción de Miquel Martí i Pol.
Y desde el año 2005 hasta su entrada en el Teatro Español en el 2016 fundó y encabezó la Factoria Escènica Internacional, la FEI, en la cual uno de sus colaboradores fue Juan Carlos Martel, que en estos momentos es el director del Teatre Lliure.
Habitual de los escenarios del Teatre Nacional de Catalunya en sus diferentes etapas con obras como L’auca del senyor Esteve o
Els baixos fons, dirigió con frecuencia durante la etapa de Xavier Albertí con montajes como el Frankenstein protagonizado por Àngel Llàcer y Joel Joan o con una reivindicativa pieza, Només són dones, que le mereció el premio al mejor espectáculo y a la mejor directora del año en los Max, los grandes galardones del teatro español. Era el año 2015 y unió música, danza y texto en un montaje que protagonizaron la actriz Míriam Iscla, la bailarina Sol Picó y la cantante Maika Makovski para retratar a cinco presas políticas de la dictadura franquista.
Y el año pasado Portaceli, que ya había dirigido zarzuelas, dio el salto a la ópera contemporánea dirigiendo en el Gran Teatre del Liceu L’enigma di Lea, una obra con libreto de Rafael Argullol y música de Benet Casablancas.
En el TNC, que, admite, siempre ha considerado un poco su casa, permanecerá seis años no prorrogables como directora artística, que son los que permiten las nuevas reglas del teatro. En su programa se propone mantener los niveles de ocupación de las últimas temporadas –en la última fue de un elevado 84% con un presupuesto de 11 millones de euros aportados fundamentalmente por la Generalitat, su fundadora–, situar al TNC como cabecera del sistema teatral público de Catalunya y convertirlo en referente de las artes escénicas del sur de Europa con una proyección especial sobre las culturas del Mediterráneo.