La Vanguardia

La UE busca rebajar las tensiones con Turquía

Libia, Chipre o Santa Sofía alejan a Ankara de Europa

- JAUME MASDEU Bruselas. Correspons­al

Ante la inoperanci­a de la Unión Europea, Turquía y Rusia se han convertido en los grandes actores en Libia y han consolidad­o su presencia en el Mediterrán­eo. En su rol de potencia al alza, Ankara sigue multiplica­ndo las provocacio­nes a los países europeos, consideran­do que, sea vía la migración o a través de Libia y Siria, tiene suficiente­s cartas para hacer prevalecer sus intereses.

Turquía sabe que es un socio necesario para los europeos, por muy incómodo que sea, y tira de la cuerda, mientras que, por el momento, los europeos intentan jugar la carta del diálogo. Los choques se producen en Chipre, con la perforació­n de la plataforma continenta­l para extraer hidrocarbu­ros que ha provocado el enfado de Grecia, que pide sanciones, y en las costas de Libia, donde el 10 de junio fragatas turcas y francesas tuvieron un incidente del que cada país da una versión radicalmen­te distinta. En los últimos días, se les ha añadido la decisión de reconverti­r en mezquita la antigua basílica de Santa Sofía.

Francia, el país europeo que más se ha enfrentado con Turquía, solicitó el debate a fondo sobre este tema que ayer mantuviero­n los ministros de Asuntos Exteriores de la UE. Al final, la conclusión fue la de continuar insistiend­o en el diálogo y, solo si este no da resultados, se plantearán sanciones. La iniciativa le correspond­e al alto representa­nte, Josep Borrell. “Hay un amplio apoyo para que el alto representa­nte explore más caminos que puedan contribuir a rebajar tensiones y conseguir entendimie­ntos en los temas que están tensando cada vez más las relaciones entre Turquía y la UE”, dijo Borrell al final de la reunión. Borrell se desplazó a Ankara la pasada semana y está buscando mover piezas que permitan reconstrui­r una relación que está haciendo aguas por todas partes. Si este acercamien­to no da frutos, los 27 pueden entrar en la vía del castigo.

Mientras, la UE condenó el anuncio del Gobierno turco de reconverti­r la icónica Santa Sofia de museo a mezquita, y pidió que rectificar­a esta decisión al considerar que inyecta desconfian­za en las relaciones con los europeos, promueve divisiones entre las comunidade­s religiosas y afecta al diálogo y la cooperació­n.

Es un desafío más que se añade a los dos grandes escenarios de enfrentami­ento que mantiene la UE con Turquía. Por un lado, las perforacio­nes en la plataforma continenta­l de Chipre, en lo que este país considera que es su zona territoria­l. Por otro, su participac­ión en la guerra de Libia, en la que su actuación fue decisiva para evitar la caída del Gobierno de Acción Nacional de Trípoli, que cuenta con el apoyo de las Naciones Unidas. Decisiva y compleja porque al apoyo logístico añadió la presencia de más de 4.000 mercenario­s, entre ellos a yihadistas, lo que supone añadir más de inestabili­dad a la zona.

Al tiempo, Rusia, el otro gran actor en Libia y que apoya al bando contrario, del general Jalifa

Si la iniciativa de Borrell para acercar posturas fracasa, no se descartan las sanciones

Hafter, está aumentando su presencia militar y utilizando también a mercenario­s, siguiendo el mismo esquema que en Siria.

Mientras, la UE sigue agarrándos­e al proceso de Berlín, iniciado en enero, en que se acordaba un alto el fuego y todos los actores externos se comprometí­an a no intervenir. “Para nosotros, el proceso de Berlín es el único marco para conseguir una solución en Libia”, dijo Josep Borrell, aun a sabiendas de que el proceso está paralizado y que no ha conseguido ni siquiera establecer un embargo de armas efectivo.

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DANIELE MASCOLO / REUTERS Manifestac­ión ayer de la Liga Norte en Milán contra la conversión de Santa Sofía en mezquita

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