La Vanguardia

BNG y EH Bildu, los otros ganadores

El éxito electoral de ambas fuerzas constata el auge de la izquierda nacionalis­ta

- ANXO LUGILDE JOKIN LECUMBERRI

Tras el PPDEG de Alberto Núñez Feijóo y el PNV de Iñigo Urkullu, el BNG y EH Bildu son los otros grandes triunfador­es en Galicia y Euskadi, las dos fuerzas que más progresaro­n el domingo. Aliadas con ERC en las europeas del 2019, conforman la izquierda nacionalis­ta que recupera el espacio que deja libre el declive de Podemos.

El ascenso del BNG, que gana 13 diputados y llega a 19, es el mayor logrado nunca en unas gallegas, por encima de los ocho que subieron populares y socialista­s en 1985 y en el 2005, y el propio Bloque, en 1993. Supera también los 11 escaños con los que se estrenó Coalición Galega en 1985 y los nueve con los que lo hizo Alternativ­a Galega de Esquerda, en el 2012. Esta era la alianza de IU con los escindidos del BNG de Xosé Manuel Beiras, con Pablo Iglesias de asesor. Fue el germen de En Marea, cuyo auge puso al Bloque contra las cuerdas en el 2016. Pero el BNG halló en el liderazgo de Ana Pontón la solidez precisa para, a partir de su base organizati­va y local, resistir, mientras sus rivales se desangraba­n en mil trifulcas.

El BNG quedó fuera del Congreso en el 2015. Volvió en noviembre del 2019 con un diputado que fue decisivo en la investidur­a de Sánchez. Y Pontón, la única candidata que ha repetido frente a Feijóo, se fue disparando, al capitaliza­r la oposición al PP con un discurso suave y práctico, en especial cuando, durante la pandemia, la dirección del PSOE en Madrid se instaló en el derrotismo y dejó al PSDEG a su suerte. Con 19 escaños, el BNG alcanza su máximo y ve como la izquierda federal desaparece del Parlamento gallego.

En Euskadi, EH Bildu ha reforzado músculo superando su techo electoral. La coalición abertzale se consolida como la gran segunda fuerza con cuatro escaños más, 22, pero sobre todo, con una subida exponencia­l en papeletas. A pesar del récord de abstención en la comunidad (47%), la izquierda abertzale creció el domingo en casi 25.000 votos (hasta 248.000) y seis puntos porcentual­es (27,8%) con respecto al 2016. Un dato para enmarcar el espectacul­ar auge: el PNV, gran ganador, se dejó el 12-J 50.000 sufragios en comparació­n con hace cuatro años.

La ola abertzale ha ganado casi todo el espacio a la izquierda del PSE, devorando a Podemos por el camino –pasa de 11 a 6 escaños–, y el resultado es un trampolín para la siguiente meta, competir de tú a tú con el PNV. La estrategia tiene dos vertientes. En Madrid, apuesta por el pragmatism­o y ha pasado a pelear con los jeltzales por el papel de conseguido­r de contrapart­idas para Euskadi. El pacto con el Gobierno para derogar la reforma laboral ha sido el primer hito. En el País Vasco, ha entrado en una pelea cuerpo a cuerpo con el PNV, con una oposición frontal que busca derribar el “mito jeltzale” de la buena gestión. Por lo demás, su mensaje social ha eclipsado por completo la vertiente independen­tista. El tripartito propuesto por Podemos con EH Bildu y el PSE está muy verde aún, pero, con el punto de inflexión de este domingo, los abertzales no ven Ajuria Enea como una quimera.

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