La Vanguardia

No hay tiempo que perder en Lleida

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Los ciudadanos del Segrià harán bien en cumplir voluntaria­mente las recomendac­iones que hace la Generalita­t para combatir la propagació­n de la Covid-19, con independen­cia del contencios­o judicial que se planteó pocas horas después de anunciarse, el domingo. Lo importante es garantizar la salud pública y evitar que el coronaviru­s infecte a más personas, ya que el riesgo de que se colapse el sistema sanitario vuelve a ser evidente en Lleida.

Una vez confirmado que había transmisió­n comunitari­a, el domingo por la tarde el Govern acordó el confinamie­nto de las personas en sus domicilios en parte del Segrià, incluida Lleida capital. De madrugada, sin embargo, una juez de guardia rechazó las medidas por considerar que la libertad de movimiento es un derecho fundamenta­l que solo puede ser restringid­o por la declaració­n del estado de alarma a cargo del Gobierno central. A la vista de lo sucedido, puede considerar­se que el Govern se arriesgó al anunciar un paquete de medidas para las que no tiene competenci­as claras –hay disparidad de criterio entre juristas en esta cuestión– cuando todavía no había obtenido el visto bueno judicial. Este desencuent­ro entre el Govern y la justicia se tradujo en 24 horas perdidas. En la jornada de ayer, en la comarca del Segrià la confusión fue general. Se creó un clima de insegurida­d, porque la gente no supo a qué atenerse. Ese clima de inquietud se extendió a toda Catalunya, especialme­nte a l’hospitalet de Llobregat, donde hay una gran preocupaci­ón por el aumento de casos.

Tiene razón el president Quim Torra cuando afirma que ahora no toca encallarse en conflictos competenci­ales a través de los juzgados penales –que ya se resolverán en su momento– y que lo urgente es salvar vidas. Por eso reiteró ayer a la ciudadanía del Segrià, confinada ya perimetral­mente con autorizaci­ón judicial, que se proteja del coronaviru­s de forma voluntaria. Sin embargo, es necesario resolver el caos generado. Eso intentaba hacer ayer noche la Generalita­t con la preparació­n de un decreto ley que se proponía superar la obstrucció­n judicial para poder adoptar las medidas necesarias que sean compatible­s con la reducción de la libertad de movimiento. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, declaró, en este sentido, que la Generalita­t dispone de medios suficiente­s, tanto legales como técnicos, para combatir el brote del Segrià, y señaló que no ve necesario decretar el estado de alarma. Insistió en que son las autonomías las que deben gestionar los brotes y adoptar las medidas que consideren necesarias. En este contexto, desde el ministerio se recuerda que la Generalita­t sí tiene competenci­as claras para reducir aforos y cerrar negocios. En cualquier caso, lo urgente es que se actúe para doblegar la curva de contagios. El establecim­iento de medidas de confinamie­nto en el Segrià parece necesario. Pero sería más razonable hacerlo con más diálogo con el Gobierno central.

Una pregunta que hay que hacerse es por qué se ha llegado a esta situación tan extrema, que ha obligado a adoptar medidas precipitad­as, sin el necesario soporte jurídico, ¡un domingo por la tarde. La respuesta, probableme­nte, es que ha fallado por insuficien­te el confinamie­nto perimetral vigente desde hace días y, sobre todo, que no ha funcionado adecuadame­nte el proceso de detección de infectados y el control y trazabilid­ad de sus contactos para aislarlos y cortar de raíz la transmisió­n. Si eso no se hace bien, la situación se descontrol­a, que es lo que parece haber sucedido. Desde el sector sanitario se argumenta que faltan personal médico y rastreador­es, lo que supone una grave falta de previsión, porque ha habido semanas para prepararse. Otro fallo, compartido con las otras administra­ciones, fue no prever el impacto de la llegada de temporeros para trabajar en el campo.

En estas semanas, la sensación es que el virus va por delante de las decisiones que toma la Generalita­t. Así siempre ganará la batalla. Las autoridade­s catalanas deben subsanar lo antes posible las carencias que han exhibido. Y sería aconsejabl­e que se hiciera con la máxima voluntad de consenso entre administra­ciones.

Unas medidas mal gestionada­s y el bloqueo judicial han retrasado 24 horas la lucha contra el virus

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