Años que dormimos
Como quien no quiere la cosa me envían un estudio sobre la cantidad de horas que pasamos los seres humanos delante de las pantallas. Nunca hice apuestas sobre ello, pero tampoco imaginé que sería tanto el despropósito.
Qué desfalco emocional.
Bien, vamos a las conclusiones más inquietantes del informe. Resulta que pasamos, los ciudadanos de a pie, el equivalente a 34 años de nuestras vidas mirando pantallas. El parte diario, por bloques: tres horas y treinta minutos abducidos por las pantallas de televisión, cuatro horitas ante los ordenadores portátiles y dos horas y 25 minutos pegados a los teléfonos. ¡Bravo!
En un adulto, el promedio de dependencia y desespero por tocar a tientas esos objetos se mide en cuanto abre los ojos y bosteza. Al despertarnos, tras sacar la pierna buscando el fresco, dirección vaso de agua, tardamos menos de veinte minutos en mirar una pantalla. Casi un tercio cae en la tentación de precipitarse sobre el trasto, aún somnoliento, durante los cinco primeros minutos después de que suene el despertador.
Paso de mirar los resultados en adolescentes. Según una encuesta realizada por Vision Direct, hombres y mujeres dedicamos más de 4.866 horas anuales a respirar frente a aparatos como teléfonos, ordenadores portátiles y televisores. ¿Más? Cuatro de cada diez rara vez se acuerdan de descansar los ojos cada hora, el doce por ciento nunca se toma un descanso…
Sabiendo que pasamos 34 años de nuestra vida mirando pantallas me asalta una duda: ¿cuánto tiempo pasamos durmiendo? Todos los seres vivos con sistema nervioso necesitan dormir, y el mundo se divide en dos tipos de personas: las que disfrutan levantándose y las que disfrutan alargando la noche. Pertenezco a las primeras, mal que me pese, porque eres el primero en recibir el impacto del día: lo bueno y lo malo. A menudo, cuando la manada se levanta, ya está todo resuelto.
El resultado es el siguiente: si tenemos en cuenta la esperanza de vida actual y que lo más común en un ser humano es que duerma entre seis y ocho horas, las personas permanecemos, ta ta ta chan, gran Tamariz, entre 20 y 25 años durmiendo. Una tercera parte de nuestras vidas.
En conclusión: si pasamos 34 años mirando pantallas y 20 durmiendo, basta sumar para saber que pasamos un total de 54 años sin mirar de frente a nadie. O algo falla en los estudios o pronto nos saldrá un miembro cíborg que permita mirar a los ojos, hablar, amar y fornicar mientras dormimos o atendemos al Whatsapp.
Si pasamos 34 años mirando pantallas y 20 durmiendo, son 54 años sin mirar a la cara