Nacen los mellizos de Sassa de Osma
Nicolás y Sofía son el tercer y cuarto nieto del aristócrata Ernesto de Hannover
Nicolás y Sofía han sido los nombres elegidos por Christian de Hannover, el benjamín del aristócrata Ernesto de Hannover, y su esposa, la diseñadora peruana Alessandra de Osma para los dos primeros hijos que han tenido en común. Los gemelos se convierten en los nuevos nietos del jefe de la casa de los Güelfos. Concretamente en el tercero y el cuarto, ya que tiene otros dos, los príncipes Elisabeth, de 2 años, y Augusto, de 1, que su primogénito, Ernesto Augusto, tiene junto a la diseñadora de origen ruso Ekaterina Malysheva.
Christian es el pequeño de los dos hijos varones que Ernesto tuvo junto a su primera esposa, Chantal Hochuli. Después, el aristócrata tuvo otra hija más, Alejandra, de 20 años, con la princesa Carolina de Mónaco, con la que sigue casado oficialmente pero no convive desde hace una década.
Christian, de 35 años, y Sassa, de 30, se casaron por lo civil en el 2017 en Londres y en marzo del año siguiente celebraron una gran boda religiosa en Lima, Perú, de donde es ella. La pareja suele ser discreta, pero durante el embarazo ha estado del todo desaparecida, solo se han podido ver algunas imágenes de Sassa embarazada desde el balcón de su casa del centro de Madrid. Antes de que vinieran al mundo los pequeños, la pareja decidió dejar el centro de la capital y mudarse a la lujosa urbanización de Puerta de Hierro, donde ya residen en un chalet.
Christian conoció a Sassa en el 2005, cuando viajó a Perú como representante de Mercedes Benz y se alojó con la familia Gallesce. Un matrimonio de amigos, Felipe de Osma Berckemeyer y Elizabeth Foy Vázquez, quedaron encantados con el joven alemán y Elizabeth propuso que su hija Sassa, de 14 años entonces, fuese la guía del Hannover. Cinco años más tarde ambos hacían su primera aparición pública en la estación suiza de esquí de Saint Moritz. Alessandra de Osma dio al luz acompañada de su marido y su madre, Liz Foy, que pasa largas temporadas con la pareja y que no ha querido perderse el nacimiento de sus nietos. En cambio, el abuelo paterno está desaparecido, al menos mediáticamente, y apenas se habla con ninguno de sus hijos.
Con el mayor, Ernesto jr., el asunto está solucionándose en los tribunales. Padre e hijo no se hablan desde que el joven decidiera vender, por un euro, al Estado una de las preciadas posesiones de la familia, el castillo de Marienburg. Lo hizo para que el Gobierno alemán se hiciera cargo de la costosa reforma. El joven ya había tenido que subastar algunas de las propiedades que su padre le donó en el 2004, cuando se dedicaba a la vida contemplativa monegasca. Pero la maniobra con el castillo de Marienburg hizo montar en cólera al progenitor, que escribió una carta al Gobierno de Baja Sajonia para paralizar la transacción, que ahora se está dirimiendo en un proceso legal.
La relación con Christian parecía algo mejor y la prueba era que Ernesto de Hannover estuvo invitado a la boda religiosa que celebró en Lima. Pero el príncipe acabó ingresado de urgencia por sus problemas con el alcohol, algo que no debió de sentar nada bien a su hijo que no ha vuelto a aparecer en público con él.
Christian de Hannover es el hijo pequeño que Ernesto tuvo en su primer matrimonio