La Vanguardia

Clamor por el “insuficien­te” dispositiv­o de rastreo y seguimient­o de casos

Oposición, alcaldes y expertos piden al Govern que amplíe los equipos de control

- J. MANUEL GARCÍA/A. MACPHERSON

La cadena de control de los casos positivos de Covid-19 en Catalunya no funciona. Las tres fases del dispositiv­o organizado por la Generalita­t para atajar los nuevos brotes de coronaviru­s se atasca en su núcleo: el número de enfermeros y médicos encargados de recoger los casos detectados en los centros de atención primaria y obtener informació­n sobre sus contactos para detener los contagios es insuficien­te. Son los llamados rastreador­es.

Los CAP están volcados en la crisis sanitaria. Dedican el 90% de sus recursos a detectar nuevos casos. El 10% restante se ocupa de las residencia­s. El equipo de administra­tivos gestionado­s por Catsalut a través del polémico contrato con una filial de Ferrovial tampoco es el problema. Ellos son el último eslabón de la cadena: 120 personas (llamados scouts) que trabajan en tres turnos para cubrir 40 posiciones. No necesitan ninguna formación médica para hacer su trabajo, ya que su labor se limita a informar a las personas afectadas de lo que deben hacer: descargars­e la app

Stopcovid1­9cat para facilitar el análisis de la evolución de la pandemia y advertirle­s que deben respetar la cuarentena. Actualment­e estos 40 empleados por turnos del call center montado en el Polígono Pedrosa de l’hospitalet van sobrados para atender la actividad.

El embudo está en la fase anterior. Mientras terminan de incorporar­se los 115 nuevos miembros del equipo de seguimient­o (faltan aún 65) que Salut Pública ha contratado para duplicar su plantilla, el Govern ha empezado a llamar a parte de los 230 vigilantes epidemioló­gicos que ayudaron al comienzo de la crisis sanitaria. Reforzarán los equipos de control de los casos nuevos en l’hospitalet, donde el crecimient­o se ha disparado.

Los expertos en esta tarea de encuestar a los positivos para valorar si sus contactos son sociales, familiares o laborales y poner en marcha el seguimient­o no llegan a 200 en toda Catalunya. Varios referentes en el ámbito médico y sanitario –como Magda Campins, responsabl­e de epidemiolo­gía del hospital Vall d’hebron, o Daniel Prieto Alhambra, catedrátic­o de Farmacoepi­demiología de la Universida­d de Oxford– han criticado que estos rastreador­es deberían multiplica­rse como mínimo por diez. Los partidos de la oposición y las alcaldesas de Barcelona y l’hospitalet, Ada Colau y Núria Marín, también han pedido que se amplíe el dispositiv­o de detección, rastreo y seguimient­o de nuevos positivos para evitar brotes descontrol­ados.

Sin embargo, no parece que cunda la preocupaci­ón en el departamen­to comandado por Alba Vergés. Salut Pública lleva dos meses sin responsabl­e (secretario general) desde que Joan Guix dimitiera por problemas de salud. La semana pasada nombró coordinado­r del seguimient­o al epidemiólo­go de Vall d’hebron Jacobo Mendioroz, pero sin poderes administra­tivos. Esta parte fundamenta­l de la gestión de Salut para el control de la epidemia se mantiene coja.

Vergés ha convocado el jueves a un grupo de especialis­tas en salud pública, infeccione­s y otras materias implicadas en la Covid-19 para tomar el pulso a la situación y pensar en soluciones para los problemas que se plantean a corto y medio plazo. Estas reuniones de expertos no se llevaban a cabo desde el comienzo de la pandemia.

Los encargados de rastrear los contactos de nuevos positivos no llegan a 200 en toda Catalunya

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