Privacidad en peligro
Existe una empresa israelí que ofrece a gobiernos de todo el mundo un software de control telefónico que puede entrar en cualquier móvil y escuchar todas las llamadas, hacer capturas de pantalla, copiar todos los mensajes y correos del usuario, acceder al historial del navegador y a todos sus contactos. Esto es el lado oscuro de la tecnología que puede dejar toda nuestra intimidad al descubierto sin ninguna barrera que lo impida.
Al magnate Jeff Bezos, propietario de Amazon, le costó su matrimonio ver publicados en la prensa americana sus mensajes privados a su amante, que fueron capturados por un software malicioso. Al hombre más rico del mundo le llegó un vídeo vía Whatsapp procedente supuestamente del príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman. Hizo clic y a partir de ahí todo lo que tenía en su teléfono móvil pasó a manos de los hackers que le habían enviado el mensaje.
Del presidente del Parlament, Roger Torrent, no se conocen mensajes ni datos de su teléfono privado, pero según la denuncia de la organización Citizen Lab, de la Universidad de Toronto, ha sufrido el mismo ataque que el padecido por Bezos y en el mismo año: 2019. Torrent ha denunciado el espionaje al que ha sido sometido y ha culpabilizado de él al Gobierno español, bien por acción o bien por omisión. Las acusaciones de Torrent, que tendrán su evolución jurídica (en caso de presentar denuncia) y política (se pedirán comisiones de investigación), están por demostrar, pero lo que subyace en el fondo es la enorme facilidad con la que hoy la tecnología puede desnudarnos ante el mundo.
Hemos aceptado que el móvil sea una parte consustancial en nuestras vidas sin percatarnos de que ello nos convierte en mucho más vulnerables. Algoritmos que conocen nuestros gustos, saben por donde nos movemos, quienes son nuestras amistades y conocen nuestros ingresos. Hoy somos totalmente transparentes para unas máquinas que nos tienen etiquetados.
Por eso es tan importante dotarnos de mecanismos de protección de nuestros datos y confiar en empresas que nos garanticen la privacidad. Hay que navegar por internet con salvavidas.