La Vanguardia

Vergés dice que Lleida está a un paso del encierro total

Ahora es un confinamie­nto “no estrictame­nte domiciliar­io”

- JAVIER RICOU

La Generalita­t no quiere ni oír hablar de fases; eso les recuerda demasiado a la estrategia aplicada por el Gobierno de España en el pico de la pandemia. Así que cada vez que algún conseller tienen que anunciar medidas más estrictas de confinamie­nto, la confusión generada entre los ciudadanos es mayúscula. Ha pasado en Lleida y la historia volvió a repetirse ayer cuando la consellera Alba Vergés informó de la situación de l’hospitalet.

En el caso del Segrià, ahora ya con decreto ley tras el revés judicial en el primer intento de endurecer el confinamie­nto, se ha vuelto a elaborar una resolución (se envió ayer al juzgado para que la ratifique) que delimita qué podrán hacer y qué no los 160.000 ciudadanos afectados por la medida. El reloj de esa nueva hoja de ruta se ha puesto en marcha esta pasada medianoche y hay pocos cambios respecto a las normas anunciadas ya el pasado domingo, que quedaron en el limbo al rechazarla­s una juez de guardia.

La primera que habló ayer, a media mañana, de las nuevas normas para el Segrià fue la portavoz del Govern, Meritxell Budó. Y hubo un cambio en el discurso, más claro que cuando el mismo plan lo presentaro­n el pasado domingo la consellera de Salut, Alba Vergés, y el de Interior, Miquel Buch, en una apresurada comparecen­cia –así suele ser la comunicaci­ón institucio­nal con esta pandemia– a media tarde del pasado domingo. Meritxell Budó fue ayer mucho más concisa –a la hora de referirse a los límites en la movilidad de los ciudadanos y, en concreto, al explicar cuándo se podrá salir de casa– que lo fueron Vergés y Buch cuando les tocó hacer lo mismo hace dos días.

“No se ha decretado un confinamie­nto estrictame­nte domiciliar­io –recalcó Budó– pero pedimos a la ciudadanía que sea correspons­able de la decisión y que no salgan de sus hogares si no es necesario”. Una recomendac­ión lógica vista la larga lista de motivos, que en el caso del Segrià sí están enumerados en un documento que marca cuándo pueden salir esos vecinos de casa y cuándo lo tienen prohibido.

Así que todo parecía estar más o menos claro hasta la comparecen­cia, a media tarde, de la consellera Vergès. Al ser preguntada qué diferencia hay entre el confinamie­nto del sur de Lleida y el de l’hospitalet, la titular de Salut volvió a sorprender con la respuesta. “En el Segrià estamos en el paso previo al estadio del confinamie­nto en domicilio”. Nadie del Govern había ido aún tal lejos con el anuncio de intencione­s tan drástico, que de aplicarse, igual requeriría algo más que un decreto ley. Lo que se interpreta quería decir Alba Vergés es que la crisis sanitaria es, en estos momentos más grave en Lleida que en l’hospitalet. O dicho de otra manera; en el Segrià los vecinos deberían seguir las órdenes de una resolución en la que se indica qué motivos están justificad­os para salir de casa (y eso habría que cumplirlo) , mientras que en l’hospitalet la cosa no pasaría de una recomendac­ión y se deja a criterio de los habitantes de esa ciudad la decisión de si vale la pena o no abandonar el domicilio en función del motivo de esa salida.

El Govern no parece, por el momento, tener intención de sancionar en el caso del Segrià a los vecinos que no se ajusten a esa orden en las salidas de su domicilio. La lista es tan larga –desde ir al médico a comprarse unos calcetines, hacer deporte, pasear o ir a buscar comida a un restaurant­e– que se atisba imposible para cualquier agente imponer una multa.

Alba Vergés recalcó que el confinamie­nto de Lleida es en estos momentos el más estricto aplicado en Catalunya. En el Segrià nadie puede entrar ni salir de esa comarca desde hace más de una semana sin causa justificad­a. Y desde hoy tampoco están permitidos los desplazami­entos entre los ochos municipios afectados por la norma. Y en toda esa área se obliga a bajar persianas a todos los negocios de la restauraci­ón, una medida que va a causar un gran impacto económico. Todo esto explicado con el modelo de fases, como ha hecho Aragón, se entendería mucho mejor.

MEDIDAS MÁS DURAS

En el Segrià se cierran todos los negocios de restauraci­ón y se limita mucho la movilidad

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