La Vanguardia

El director de TV3 niega que la cadena haya vetado a Sandro Rosell

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El director de TV3, Vicent Sanchis, negó ayer que Sandro Rosell estuviera vetado en la cadena tras la polémica levantada esta semana a consecuenc­ia de que el expresiden­te del FC Barcelona cayese de la lista de invitados del Preguntes freqüents (FAQS) del próximo sábado. Sanchis apuntó que la prueba de que en TV3 no se veta a nadie es que “Rosell tuvo un documental de una hora donde explicó perfectame­nte todo lo que le ha ocurrido” y quiso aclarar que en este caso había sido el propio Rosell quien se había ofrecido ir al FAQS y que no había sido el programa quien le había pedido que viniese después de haberle invitado sin éxito desde hace meses tras su salida de prisión.

“En el documental El cas Rosell ya explicó todos los detalles del caso; soy yo quien debe decidir y repartir equilibrio­s y oportunida­des para que nadie pueda verse desplazado porque otros tienen demasiado tiempo en pantalla”, añadió. “Por lo tanto, la palabra veto es absolutame­nte atrevida en este caso”, afirmó. “Esta es una ventana pequeña y todo el mundo tiene derecho a salir, pero no hay nadie que pueda salir cuando quiera”, continuó.

“Sandro Rosell ha podido explicar todo lo que le ha pasado en El cas Rosell, en Els matins, en Catalunya Ràdio... ha tenido toda la atención del mundo”, insistió Sanchis para añadir que cuando pase un tiempo “la volverá a tener y podrá decir la suya”, en referencia a las elecciones en el FC Barcelona del próximo año.

Por otra parte, el padre Paulino, capellán de Soto del Real y responsabl­e de la Fundación Comedor Ave María, declinó ir al programa Tot es mou de ayer, al cual estaba invitado para hablar del libro de Rosell, cuyo derechos de autor van destinados a su fundación. “Me parece contrario a la fe cristiana que alguien niegue la ayuda a las personas más necesitada­s. Y me parece inexplicab­le que un ente público como es TV3 vete en uno de sus programas a dos personas (Sandro Rosell y Joan Besolí) que han sufrido una pena de 645 días de cárcel sin ningún tipo de justificac­ión”, afirmó el capellán.

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