La Vanguardia

“Soy un niño cinéfilo de Mataró que lo recuerda todo, todo”

- Víctor-m. Amela Víctor-m. Amela – Ima Sanchís – Lluís Amiguet

Cumplo 95 años en agosto. Soy de Mataró, vivo a ratos en Orrius. Soy guionista, director de cine,

novelista... y hoy músico. Soy viudo y tengo tres hijos y dos nietos (14 y 16 años). ¿Política?

Preocupaci­ón social. ¿Creencias? Soy católico. Compongo piezas musicales con mi ordenador

Cuántas películas ha dirigido? Ocho. Con guiones míos. Antes había escrito, para otros directores, docenas de guiones. ¿Ha dejado de rodar? ¡Yo volvería! Y tengo a punto un guion, pero, ¡qué difícil es hoy encontrar el dinero!

¿Y qué hace?

Escribo en casa, por las mañanas. Y me ha salido una novela divertidís­ima.

¿Y por las tardes, qué?

Compongo música.

¿Es músico, también?

Aconsejo a la gente mayor hacer un curso de solfeo. Lo hice, y con mi ordenador llevo compuestas doscientas piezas: aires de zarzuela, romanzas, napolitana­s... ¡Cuántas horas de felicidad, qué instantes maravillos­os!

Es usted un artista completo, veo.

Soy un niño de Mataró que lo recuerda todo.

¿La guerra, también?

Sí. Yo tenía diez años cuándo empezó, y me pilló en Barcelona, en casa de unos amigos. Mi padre vino a buscarme días después, con un coche. Nunca olvidaré ese viaje.

¿Por qué?

Entre Barcelona y Mataró nos paraban milicianos a cada barricada, y a brochazos nos pintaban sus respectiva­s siglas: POUM, CNT, FAI, PSUC... ¡El coche llegó blanco!

Estampa de desbarajus­te republican­o.

Subía a la terraza para ver los hidroavion­es Savoya bombardear la estación de Mataró.

¿Pasó miedo?

Mi padre dirigía una fábrica textil y un día los revolucion­arios se lo llevaron. Salvó la vida porque los trabajador­es le defendiero­n. Y vería el final de la guerra desde un balcón.

¿Cómo fue?

Entraban tanquetas italianas de la columna Littori, hacía sol y la gente salía contenta.

Hartos de anta guerra.

Represión, racionamie­nto, escasez.

¿Y qué hacía usted?

Descubrir películas en los cines de Mataró.

¿Recuerda alguna en especial?

En una doble sesión, el acomodador me aconsejó: “Espera a la segunda, esta es mala”. Me quedé. Y la película “mala” me deslumbró. Luego averigüé el título: La gran ilusión,

de Jean Renoir. ¡Oh, qué maravilla!

Se había estrenado en 1937 en Francia.

La vi en 1942, con dieciséis años, y escribí una crítica en Diari de Mataró.

¿Fue crítico de cine?

Sí. Y escribía escenas, cambiando las que veía, inventaba situacione­s. Yo visitaba a un amigo paralítico, Jordi Illa, y le leía mis tramas. Y entonces llegó una carambola.

¿Qué carambola?

En una boda, Jordi contó una de mis historias, y la oyó un primo que producía películas. Y nos pidió guiones, y desde fines de los cincuenta escribimos muchos: los rodaron Forqué, Julio Coll, Lazaga, Isasi Isasmendi...

La Mencione legión del silencio, algunos La de cárcel títulos. de cristal, El traje 500 de millones, oro, Distrito de enorme V, Estambul éxito, 65, en Las los vegas sesenta. entró Y Cary estuve Grant. en Los ¡Qué Ángeles, gran magnetismo!, y en una fiesta todo ¿Y pasó cuándo a girar empezó en derredor usted suyo. a dirigir sus

Dirigí propias primero películas? películas industrial­es, y ahí aprendí mucho. Y en 1974, con solo cuatro millones de pesetas y en 48 horas, pude rodar Larga noche de julio, con el trasfondo de las 24 horas de motos de Montjuïc, que aproveché como escenario de la historia. Por ¿Y todo luego? esto es hoy una cinta de culto.

Seguí rodando, guiones míos siempre. Y con actores de mi gusto. Antonio Ferrándiz se resistía: me personé en su casa, le interpreté yo su personaje y aceptó. Cada actor es un mundo: hay que saber captarlos.

¿Alguno más entre sus favoritos?

Dirigí a Antonio Banderas en Puzzle, era en 1986: ¡qué garra, qué ambición, qué hambre! No se triunfa porque sí. En La revolta dels

ocells (1981) dirigí a Jorge Sanz, que tenía once años: “Estudia dicción”, le aconsejé.

No sé si le hizo caso.

Me enorgullez­co de aquella película, porque fue una premonició­n de Greta Thunberg: unos niños urden una campaña contra la polución del aire, porque los pájaros han huido de Barcelona. Rodé en plaza Catalunya con un elefante, sin que se viese ni una paloma.

¿Gustó la historia?

Aquí la crítica la desdeñó, pero en el Festival de Cine de Giffoni (Nápoles) La revolta dels

ocells ganó todos los premios. Y por allí andaba el director François Truffaut.

¡Un genio! Los cuatrocien­tos golpes, El pequeño salvaje, La noche americana...

Ah, sí, esa es mi favorita. Pues Trufaut se me acercó y me dijo: “¡Cuánto oficio hay en su película! Veo las muchas dificultad­es, qué gran trabajo ha hecho usted, le felicito”.

Como usted, Truffat dijo una vez que su película fetiche era La gran ilusión.

¡Ah! Mi me gran despierto ilusión y me hoy digo es vivir. “hoy Cada haré esto, mañana y esto, para y esto...”. estar sano, Plantearme feliz y muy retos vivo. es mi secreto

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