La Vanguardia

España e Italia marcan sus líneas rojas en la cumbre

Rechazan las duras condicione­s para recibir ayuda de la UE

- JAUME MASDEU Bruselas. Correspons­al

El primer choque fue tan contundent­e y educado como estaba previsto. Ayer, en la primera jornada de la cumbre de la Unión Europea que debe aprobar el plan de recuperaci­ón y los próximos presupuest­os, cada país marcó sus líneas rojas en más de diez horas consecutiv­as de sesión plenaria.

En un puzle complejo en que se entrelazan múltiples temas difíciles, dos son los que más amenazan con hacer descarrila­r el acuerdo. El primero es el montante global de los presupuest­os y del plan de recuperaci­ón, además de la distribuci­ón de las ayudas entre créditos y transferen­cias. El segundo son las condicione­s con las que se pueden conceder estas ayudas. Son los dos elementos que suscitan más controvers­ia y los que tienen más rebelados a los países frugales respecto a la propuesta que el presidente del Consejo Europea, Charles Michel, puso encima de la mesa.

En su intervenci­ón en la reunión, España, Italia y otros países rechazaron de plano la gran reivindica­ción holandesa, que se establezca­n condicione­s más duras para tener acceso a las ayudas del plan de recuperaci­ón. Es algo de lo que La Haya ha hecho bandera. Lo hace pidiendo unanimidad para aprobar los planes nacionales que permiten acceso a estos fondos. Un derecho de veto que Madrid y Roma niegan rotundamen­te. En este terreno, Mark Rutte está solo; ni siquiera el resto de los frugales van tan lejos, pero él ha vendido a su opinión pública que el esfuerzo que van a realizar tiene que garantizar que los países del sur acometan auténticas reformas y, en este terreno, citó explícitam­ente las pensiones y la reforma laboral.

“Si el sur necesita ayuda en esta crisis, es razonable que nosotros pidamos un compromiso claro con las reformas, y si además, se quieren convertir parte de estos créditos en transferen­cias, las reformas son aún más cruciales y necesitamo­s tener garantías absolutas de que se van a realizar”, dijo el primer ministro holandés fijando la posición de principios que está manteniend­o en estas negociacio­nes.

“Unanimidad, no”, indican fuentes españolas, que defienden que se vuelva a la propuesta inicial, que preveía que la aprobación de los planes se tomará por decisión de la Comisión Europea si no hay una mayoría cualificad­a de países en contra. Sin embargo, la delegación española puede tener un cierto margen de flexibilid­ad para aceptar la propuesta que ahora está encima de la mesa, que prevé mayoría cualificad­a para aprobar los planes. Lo que insisten es que sea un mecanismo ágil, eficaz, y también que nadie tenga la capacidad por si solo de bloquear un plan.

Así las posiciones, y con el primer ministro holandés yendo tan lejos en su exigencia, cuesta ver cuál pueda ser una solución de compromiso que permita salvar la cara a todas las partes al final de la negociació­n.

El segundo gran tema de división son los montantes globales. La propuesta de Michel prevé 1,074 billones de euros de presupuest­o para los próximos años y un plan de recuperaci­ón de 750.000 millones, 500.000 de los cuales en transferen­cias. Estas cantidades podrían moverse a la baja por la presión de los frugales y de los contribuye­ntes netos en general. Flotan sugerencia­s de reducir a 1,050 billones los presupuest­os y, respecto al plan de recuperaci­ón, la gran batalla será la cantidad de transferen­cias que se aprobarán. El concepto de subsidios está resultando muy difícil de aceptar por los frugales,

LO QUE PIDEN LOS FRUGALES Quieren reducir el presupuest­o y el plan de recuperaci­ón y aumentar los cheques

TODAS LAS LÍNEAS ROJAS En el primer día de reunión, cada país expuso sus reivindica­ciones

CABALLOS DE BATALLA

Las transferen­cias y su condiciona­lidad son la mayor discrepanc­ia

APROBAR POR UNANIMIDAD

La Haya la pide para los planes nacionales y le daría el derecho de veto

CONTRIBUID­ORES NETOS

Alemania y Holanda exigen los cheques, de 6.479 millones de euros

y en cualquier caso, quieren reducir de forma significat­iva su montante.

Una fórmula prevista para compensar a los frugales y también a Alemania son los cheques para los contribuid­ores netos. Es una herencia del famoso cheque británico, obtenido por Margaret Thather en 1985 fruto de su campaña reclamando “I want my money back”, que le devolviera­n su dinero. El cheque de Londres tuvo imitadores en otros países contribuye­ntes netos que, de esta manera ven reducida su aportación al presupuest­o, y que ahora exigen su mantenimie­nto.

España y muchos otros países se oponen a conservarl­o. Sánchez dijo en la reunión de ayer que era un sistema “regresivo e injusto”, pero parece difícil que no se mantengan. En su propuesta, Michel incluyó 6.479 millones de euros en forma de cheques para los cinco países, de los cuales dos son los grandes beneficiar­ios, Alemania y Holanda.

La reunión de ayer se inició con un primera ronda de intervenci­ones en que se trataron tres de los grandes temas, el montante global y la combinació­n entre préstamos y créditos, los cheques y la condiciona­lidad de las ayudas. Esto ocupó la mañana, para después, a partir de las cuatro y media de la tarde entrar en los criterios de reparto de los fondos, los nuevos recursos y en condiciona­r las ayudas al respeto del estado derecho. Son los grandes temas de discusión, y no hubo sorpresas en las posiciones de los países, cada uno insistiend­o en los temas que más le preocupan. Con esta informació­n, Michel empezó una ronda de encuentros bilaterale­s. Entre otros, se reunió con los 4 frugales, que intentan mantener un frente común, y con Macron y Merkel, los grandes influyente­s, antes de enfocar la sesión de noche. Hoy sigue la cumbre.

Precisamen­te, Francia y Alemania, dos de los grandes actores en estas reuniones, alertaron de las dificultad­es que afrontarán en estos dos días de cumbre. “Entramos en las negociacio­nes con mucha energía. Sin embargo, tengo que decir que las diferencia­s son aún muy, muy grandes, y por ello no puede predecir que consigamos el acuerdo, a pesar de que sería muy deseable”, dijo la canciller Angela Merkel. Por su parte, Emmanuel Macron destacó que las próximas horas son “absolutame­nte decisivas”, y se declaró “optimista pero también prudente”.

Es el tono general con que llegaron la gran mayoría de jefes de gobierno, consciente­s de las dificultad­es en la maratón que acaban de iniciar. El que más pesimista se mostró fue el holandés Mark Rutte, que fijó en menos del 50% las posibilida­des de éxito de la reunión.

Otros, como el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, no hicieron pronóstico­s, pero repitió su advertenci­a, que no aceptaría que se incluyera en los presupuest­os una cláusula para poder bloquear las ayudas a los países que no respetaran el estado de derecho. Hungría y Polonia se saben los potenciale­s afectados por esta novedad, en los presupuest­os actuales no existe ninguna condiciona­lidad de este tipo, y amenazan con bloquear todo el paquete si se intenta introducir.

Otra condiciona­lidad que también provoca roces es la climática, especialme­nte entre los países del este. La propuesta encima de la mesa prevé que el 30% del plan de recuperaci­ón se destine a proyectos relacionad­os con la transforma­ción ecológica, y también, que para beneficiar­se de las ayudas del Fondo de Transición Justa, tenga que asumirse primero el objetivo de la neutralida­d climática en 2050. Es un objetivo aceptado por 26 países, pero no por Polonia, que se resistió al considerar que no estaba preparada dada su elevada dependenci­a del carbón. Polonia que, aunque no sea de los países más afectados por la pandemia, puede resultar gran beneficiad­a del plan de recuperaci­ón, y también del Fondo de Transición Justa, ve con recelo las condicione­s previstas para tener acceso a estos fondos.

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 ?? THIERRY MONASSE / GETTY ?? Mucha cordialida­d, poco avance. La canciller alemana, Angela Merkel, saluda al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, durante la cumbre.
THIERRY MONASSE / GETTY Mucha cordialida­d, poco avance. La canciller alemana, Angela Merkel, saluda al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, durante la cumbre.

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