La Vanguardia

Ni el Govern ni la ciudadanía

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Confinamie­nto voluntario en el propio domicilio, como mínimo durante quince días, para frenar la expansión de la Covid-19 en Barcelona, otros doce municipios del área metropolit­ana (en total 2,6 millones de personas) y las comarcas leridanas del Segrià y la Noguera. Es lo que pide la Generalita­t a los habitantes de esas zonas. Recomienda no salir de casa excepto para ir a trabajar y hacer las compras imprescind­ibles. No puede prohibirlo por ley, ya que para ello haría falta la declaració­n del estado de alarma por parte del Congreso de los Diputados. Por eso solo apela a la responsabi­lidad de la ciudadanía para que cumpla con esta medida.

La noticia de un confinamie­nto de la población de Barcelona y su área metropolit­ana, aunque sea voluntario, es muy perjudicia­l para la imagen de Barcelona, para el turismo y para el conjunto de la economía. Barcelona solo había empezado a reabrir tímidament­e su economía, y ahora llueve sobre mojado. La consellera de Salut, Alba Vergés, aseguró que la transmisió­n comunitari­a “existe y es fuerte” mientras la consellera de Presidènci­a, Meritxell Budó, afirmaba que esta es la “última oportunida­d” antes de tomar medidas más drásticas. La comparecen­cia de ambas, junto al conseller de Interior, Miquel Buch, dejó un reguero de dudas y la sensación de que la situación dista mucho de estar controlada.

La Generalita­t también solicitó al juez (y este se lo concedió) que le permita prohibir las reuniones de más de diez personas, tanto en los ámbitos familiares como públicos, ya que la Conselleri­a de Salut ha detectado que es en ese tipo de contactos sociales en donde se producen la mayoría de brotes comunitari­os de la Covid-19. Asimismo, ha establecid­o un conjunto de recomendac­iones de índole más concreta para determinad­as actividade­s, especialme­nte culturales y deportivas, así como la solicitud de no viajar a las segundas residencia­s en estos días, para no expandir el coronaviru­s por el territorio. Pese a ello, anoche se produjeron retencione­s en las principale­s salidas de la ciudad.

Tanto la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, como los sectores económicos de la ciudad (incluido el cultural) discrepan de algunas medidas y ofrecen colaboraci­ón para revisar y ajustar el plan de lucha contra la Covid-19 y reducir el daño a la economía y la vida ciudadana.

Las medidas adoptadas por la Generalita­t, con independen­cia de que sean o no obligatori­as, exigen el máximo seguimient­o por parte de todos los ciudadanos, ya que su salud y su economía están en juego. En este sentido hay que hacer una llamada al conjunto de la población para que las cumpla, esté o no de acuerdo con ellas, al igual que hay que incidir en la necesidad de llevar mascarilla, mantener la distancia de seguridad y lavarse a menudo las manos.

Pero asimismo hay que decir que las decisiones adoptadas por la Generalita­t constituye­n el reconocimi­ento implícito de un rotundo fracaso. Primero de la propia ciudadanía, ya que globalment­e no ha mantenido el rigor necesario en el cumplimien­to de las medidas de protección. El descuido o irresponsa­bilidad de unos pocos ha causado un enorme daño a todos. La vigilancia de las autoridade­s, en este sentido, debería ser más estricta. Pero el fracaso más estrepitos­o ha sido el de las propias autoridade­s sanitarias catalanas por no haber sabido atajar de raíz los brotes de infección del coronaviru­s. Colau denunció abiertamen­te, en este sentido, que hay evidencias claras de que el sistema de detección de infectados, de rastreo, de control y de aislamient­o de los contactos no ha funcionado con la rapidez y eficacia necesarias, como se ha visto en el Segrià y en el área metropolit­ana de Barcelona. Tampoco ha funcionado la coordinaci­ón con los ayuntamien­tos de esta área.

Las medidas adoptadas ayer por la Generalita­t , en suma, servirán de poco si la población no colabora, pero, sobre todo, si no mejora exponencia­lmente la eficacia de su actuación en la detección, control y rastreo de los infectados y sus contactos. Como dijimos ayer, no solo faltan medios, sino también liderazgo. Y cada día que pasa es un día perdido si no se actúa con eficacia.

La restricció­n de la vida

social que pide la Generalita­t no basta si no mejora su gestión sanitaria

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