El abuelo de Catalunya
JOAQUIM ILLAS ILLAS (1909-2020) Memorialista de Blanes
Ya fuera un periodista, un escolar o un político, la pregunta siempre era obligada. ¿Cuál es el secreto de vivir tantos años? Y la respuesta de Joaquim Illas Illas, Falet, el abuelo de Catalunya fallecido este lunes a la edad de 110 años, a trece días de cumplir los 111, siempre era la misma: caminar y comer sano, poco y bueno (muchas verduras y pescado a la plancha) y seguir un horario.
“Me levanto a las siete menos cuarto, desayuno y a media mañana voy a caminar, que siempre me ha gustado mucho… en función del
“Antes se vivía más tranquilo, pero me quedo con el Blanes de hoy; tiene un bienestar antes impensable”
viento elijo una ruta u otra… a las siete y media ya he cenado y a las diez menos cuarto me acuesto…”, recordaba cuando en el año 2014, a seis días de cumplir 105 años, pronunció por petición popular el pregón de la fiesta mayor de Blanes.
De memoria prodigiosa y un discurso muy lúcido, desde el año 2002 fue un estrecho colaborador del archivo municipal, donde acudía con regularidad hasta que cumplió los 109 años.
Falet, que creció con este apodo por el que era conocido su padre, que se llamaba Rafel, formó parte durante del grupo de colaboradores de la sección de imágenes, documentando fotografías e intentando poner nombre a caras y lugares que explican la historia de Blanes, un pueblo que apenas tenía 5.000 habitantes cuando nació el 26 de julio de 1909, en plena Semana
Trágica. Hoy son unos 40.000 los residentes y la cifra se multiplica en verano. Pero puestos a elegir, él lo tenía claro. “Quizás antes se vivía más tranquilo, pero me quedo con el Blanes de hoy porque las personas tienen un bienestar que antes era impensable”, explicaba en aquel pregón del 2014.
El historiador y técnico del Archivo Municipal de Blanes Aitor Roger, a quien veía casi cada semana durante los últimos años, destaca su memoria privilegiada y explica que cualquier fotografía anterior a la Guerra Civil era “territorio Falet”, capaz de identificar edificios, calles y paisajes que ya no existen o han cambiado con el paso del tiempo.
Su testimonio ha sido vital para conocer anécdotas, curiosidades y vivencias de otros tiempos. “Si cierro los ojos puedo ver estampas que ya no volverán como tartanas cargadas de gente yendo a la estación; el canto del nuncio del Ayuntamiento y las rifadoras, el olor de calles de tierra recién regadas o el runruneo de los herreros, cerrajeros y boteros trabajando en la calle, las meriendas de pan con vino y azúcar, cuando había…”, recordaba hace cinco años el supercentenario, nombre que reciben las personas que alcanzan los 110 años.
“Fue gran parte de la historia viva de Blanes”, resume el acalde Ángel Canosa. “Solo había una cosa de la que Falet, como buen tendero, nunca hablaba: de política”, explica Roger.
Nació en plena Semana Trágica, y desde el año 2002 era colaborador del archivo municipal de Blanes