Gran ola de Sopa en el Camp Nou
La banda presentó en Barcelona su nuevo álbum dentro de la programación del Cruïlla XXS
A últimas horas de la tarde de ayer no era muy difícil adivinar sonrisas bajo las mascarillas de los espectadores que iban llegando al concierto de Sopa de Cabra en el Camp Nou en el contexto del festival Cruïlla XXS. El grupo presentaba al fin en Barcelona su último disco, La gran onada, publicado en febrero, tras dos galas frustradas (una en marzo y otra reprogramada en mayo) por culpa de la pandemia. A la tercera fue la vencida, y la expectación generada en torno a esta comparecencia se saldó con un bonito sold-out condicionado, eso sí, por el aforo limitado a 800 espectadores.
Con el escenario instalado en el gol sur del campo de cara a la grada, el concierto empezó con Fràgil, una de las nuevas canciones de La gran onada, que pese a haber sido escrita antes de la Covid contiene versos de especial significado en este momento, al señalar situaciones “que no havies previst / que posen a prova / el que estava decidit”.
“Hoy estamos en uno de los escenarios más pequeños y en uno de los lugares más grandes. Vuestro gesto es enorme”, dijo el cantante del grupo, Gerard Quintana, a modo de bienvenida a los espectadores. En otro momento de la noche, Quintana saludó a dos sanitarias presentes en la grada, gesto que fue correspondido con un caluroso aplauso de homenaje por parte del público.
La gran onada es el segundo título que publica Sopa de Cabra después del inicio de su segunda etapa en el 2015, y el décimo álbum de estudio de un catálogo iniciado en 1989, cuando se les etiquetaba con la expresión --ya en desuso-- de rock català. Mucho ha llovido desde entonces, pero no lo suficiente para que decaiga la buena estrella de una banda que anoche mostró todas las virtudes de la veteranía bien administrada.
Entre los primeros llamémosles clásicos de la trayectoria de los Sopa cayó Si et quedes amb mi ,alquea lo largo del concierto seguirían otros hits como El far del sud, Podré tornar enrere y, justo antes de bises, L’empordà.
La banda combinó en el repertorio estas piezas ya insertas en la memoria de tantos aficionados con nueve de las diez canciones contenidas en La gran onada, enfatizando así que su nuevo álbum no puede juzgarse como una obra de trámite. Ahí estaban La llibertat, que dedicaron al presidente de Òmnium, Jordi Cuixart, y Deien adéu, tema de elegante desarrollo que contiene en su letra alusiones más o menos veladas a gigantes del gremio como Led Zeppelin, AC/DC o Bob Dylan. Tampoco pasaron por alto las virtudes de Em trenques el cor, composición de cierto trote stoniano que arranca con una retahíla de frases hechas de la lengua catalana endemoniadamente bien ensambladas.
Una versión acústica de El boig de la ciutat inició la tanda de bises de ayer en el Camp Nou, iniciando el tramo final de una comparecencia que culminó por todo lo alto con la indispensable Camins.