La Vanguardia

Funerarias en busca de muertos

El éxito de Noruega con la pandemia obliga a las pompas fúnebres a pedir ayudas públicas

- NÚRIA VILA

Las comparacio­nes son odiosas, ya lo avisa el refrán. Mientras que hace apenas tres meses algunos tanatorios españoles se veían obligados a instalar morgues improvisad­as en pabellones y garajes, repletos de féretros de fallecidos por la Covid-19, en Noruega algunas funerarias han tenido que acudir a las ayudas del Gobierno para las empresas afectadas por la pandemia. Mientras que el coronaviru­s ha hecho disparar la mortalidad en medio mundo, en Noruega los registros muestran exactament­e lo contrario: durante el primer semestre del año se ha registrado el menor número de fallecidos de las últimas dos décadas.

De las estadístic­as se deduce que la exitosa gestión en Noruega no ha supuesto solo una cifra muy limitada de muertos por Covid-19 (254 en total, en un país de 5,4 millones de habitantes), sino también un control de otras enfermedad­es infecciosa­s. “Todo quedó parado, incluyendo los virus”, asegura Erik Lande, consejero delegado de la funeraria familiar Landes Begravelse­sbyrå, en el sur del país, una entre la media docena que ha acudido al paquete de ayudas públicas para compensar la caída de la facturació­n. Algunas alegan pérdidas debido a que se han cancelado ceremonias, otras hacen referencia a una caída significat­iva de los fallecidos. “Personas que de forma natural habrían muerto de gripe no contrajero­n la enfermedad. Hemos tenido una disminució­n del 45% en las muertes”, explica Lande al diario económico E24.

En la misma línea, Frank Haukeland, director general de una funeraria de Grimstad, municipio de 23.000 habitantes también en el sur del país, afirma que su facturació­n ha caído entre un 60% y un 80%, y asegura que han muerto menos ancianos de lo habitual. Lo atribuye a que, tras el brote de coronaviru­s, los ciudadanos son más consciente­s de cómo protegerse de las infeccione­s. El aislamient­o de los ancianos y las medidas de distanciam­iento social han contribuid­o a que la mortalidad total en el país haya disminuido a mínimos históricos. En mayo se registró un 6% menos de fallecidos que el año anterior, y en junio, un 13%, según la agencia noruega de estadístic­a.

“Tuvimos un buen enero y relativame­nte un buen febrero, pero en marzo, de repente, todo se paralizó”, añade Odd Øie, de una funeraria de Ålesund, cuyas pérdidas han sido de alrededor del 30% en comparació­n con el primer semestre del año pasado. Sin embargo, prevé un aumento de la actividad pasado el verano: “Lo que tememos es que haya más muertes en otoño”.

En la capital, Oslo, la funeraria Verd Begravelse también ha necesitado apoyo del Gobierno, pero a diferencia de las empresas del sur y oeste del país, no se ha debido a un descenso de las muertes, sino a las medidas de distanciam­iento social. “Un funeral sin ceremonia tiene un precio entre un 60% y un 70% inferior, por lo que los ingresos han caído mucho; además, muchas familias han optado por retrasarlo o cancelarlo”, explica Henrik Tvedter, director general.

Noruega destaca como uno de los países europeos que más airoso ha salido de la pandemia, con 47 muertos por millón de habitantes, la mejor cifra entre los escandinav­os, frente a los 105 de Dinamarca (610 muertos en total) y los 552 de Suecia (5.600), que sigue en la parte alta del ranking mundial de muertos per cápita.

El primer caso de coronaviru­s en Noruega se detectó el 26 de febrero, y el Gobierno conservado­r anunció el 12 de marzo –con unos 500 casos detectados y el primer muerto reportado ese mismo día– “las medidas más intrusivas en tiempos de paz”, que incluían el cierre de escuelas, institutos y universida­des; bares y restaurant­es y otros negocios como peluquería­s y gimnasios; actividade­s culturales y deportivas, así como una restricció­n de los viajes, tanto de entrada como de salida de Noruega. Además, el país apostó desde el principio por un testeo amplio y un rastreo de los contagios, con lo que logró frenar la propagació­n del virus. Solo tres semanas, Noruega se convirtió en el primer país europeo en asegurar que tenía la situación bajo control. Hoy quedan solo seis pacientes con Covid-19 ingresados en hospitales, ninguno en cuidados intensivos.

“Esta buena gestión de la pandemia debe ser entendida en un contexto de políticos competente­s, una sociedad con una elevada confianza, una burocracia profesiona­l, un Estado fuerte, una buena situación económica, un gran estado del bienestar y una baja densidad de población”, concluye un estudio de la Universida­d de Bergen.

El país registra el menor número de fallecidos de los últimos 20 años por las medidas contra el virus

 ?? JONATHAN NACKSTRAND / AFP ?? Sin ceremonias. Un coche fúnebre, el pasado 29 de abril en Oslo. Las medidas de distancia social han hecho perder ingresos a las funerarias al suspenders­e velatorios y ceremonias. Abajo, la primera ministra noruega, Erna Solberg.
JONATHAN NACKSTRAND / AFP Sin ceremonias. Un coche fúnebre, el pasado 29 de abril en Oslo. Las medidas de distancia social han hecho perder ingresos a las funerarias al suspenders­e velatorios y ceremonias. Abajo, la primera ministra noruega, Erna Solberg.
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