“El gran truco es hacerlo todo con ilusión y nada por obligación”
¿Edad? Yo ya he triunfado, porque logro lo más difícil: levantarme con ilusión cada mañana. Nací en Terrassa y me deprimí al irme. Tengo una mujer mágica; dos hijos pequeños y una suegra que no para de hablar. Soy doctorando en Psicología por la Universi
Hola, Lluís, majete: ¡huy, pero qué mofletitos tiene! ¡...! ¿Le gustan las galletas? Tengo el azúcar alto. A ver... ¡Toma! ¡Galleta de la oreja! ¿Por qué no hablamos en serio?
Porque al llegar he notado que era usted el que no se me tomaba en serio a mí.
Procuro entrevistar sin prejuicios.
Estaba usted frío: demasiado racional. Y, como no había emoción entre nosotros, yo, que soy el mago, debía crearla. Si no la creaba, no le hubiera colado ni un solo truco. Porque sin emoción no hay ilusión ni buena entrevista.
¿Por qué?
Porque es la primera regla de la magia: cuando la emoción está baja, como estaba la suya cuando ha llegado, hay que subirla.ya sé que no soy guapo, pero es que usted bostezaba.
Lo siento.
Cuando la emoción está baja, la atención está alta. Y si no hay emoción, el mago tiene que crearla: y le he pellizcado los mofletes para crear emoción, aunque fuera negativa. Lo que no podía permitir es que usted estuviera controlando fríamente la entrevista.
Esa la playa de la entropía de Einstein: paseamos entre la emoción y la razón.
¡Pero qué empollón es usted, Amiguet!
Que en Zamora quiere decir amiguito.
No tiene que explicármelo. Yo nací en Terrassa. Pero, mire, si le sobran los billetes. Se le caen. En
La Vanguardia están forrados.
No sé cómo lo ha hecho, pero ¿puedo quedármelo?
Tranquilo, con esos 10 euros pague los cafés. Usted no ha visto cómo hacía el truco, porque le he puesto nervioso. Las personas inteligentes pasan deprisa de un estado emocional a otro racional. Y usted ha tardado.
Para entrevistarle a usted ya sirvo.
¿Ve cómo está nervioso? Y ahora mismo no ha visto que le colaba el billete en el bolsillo, porque su mosqueo bloqueaba su raciocinio.
Eso lo saben los magos y los políticos.
Saben que hay que calentar a las masas para sacarles el voto y venderles la moto: son vendedores y magos. O psicólogos. Es lo que investigo para mi tesis doctoral en Psicología.
¿Los estudiantes de Psicología suelen tener problemas psicológicos?
¡Muy bien amiguito! Ese es mi caso y por eso estoy aquí. Mi padre era profesor y pidió un traslado a Palencia. Los traslados me deprimieron. Perdí a los amigos y el día de las bodas de oro de mis abuelos me hundí. Caí en un hoyo. No quería salir. No le encontraba sentido a nada.
¿Qué le dijeron?
Que sufría una grave depresión adolescente que necesitaba ser tratada y medicada. Y, sí, fui al psiquiatra; y, sí, me medicó. Y se lo digo a todo el mundo: “Solo estás loco si no vas al psiquiatra y al psicólogo a que te ayuden”.
¿Le acertó el tratamiento?
No a la primera, pero luego sí hizo magia. Y yo también. Me enganché a la atención y el cariño que lograba con mis trucos. Por eso, estudié magia en la escuela de Tamariz.
¿Nuestro Hogwarts de Harry Potters?
El caso es que en el 2007 ya pagué mi primera cuota como autónomo: mago profesional.
Pagarse la Seguridad Social: magia de la buena.
Y me iba curando. Un día me dio un bajón en mitad de un truco en el escenario y me tuve que tumbar. La gente creyó que era parte del truco; pero yo estaba hecho polvo.
¿Logró acabar el truco?
Sirvió para preparar mi mejor actuación. Fui a Haití tras el terremoto para ayudar, hacía un truco callejero para concienciar a todos de lo importante que es lavarse las manos.
¡Lavas manos y matas virus: mágico!
Después, mientras estudiaba Psicología trabajé para la BBC (bodas, bautizos y comuniones) hasta que me fichó RTVE.
Está tan emocionado ahora que hasta yo le podría colar algún truquito a usted.
Por eso, yo nunca negocio en caliente. El 83% de los accidentes entre vehículos en los que se llega a las manos se hubieran solucionado de forma amistosa dos horas después.
¿Qué pensamiento le levantó el ánimo?
Hágase usted responsable de cuanto le suceda, no culpe a los demás de sus emociones y surgirá su magia. De eso va mi tesis doctoral.
La verdad es que es más cómodo repartir tus culpas a diestro y siniestro.
Yo solo empecé a curar mi depresión al asumir que soy el único actor, productor, guionista y responsable de mi vida.
¿Y si no le gusta a uno su vida?
Solo si no ha culpado a nadie, pondrá los medios para cambiarla. Y todos los tenemos, pero solo los descubrimos cuando dejamos de buscar culpables. Del mismo modo, la magia se produce en la mente del espectador, porque cuando el truco le muestra una disonancia cognitiva, busca responsables.
¿Cómo?
Ante algo inexplicable, el cerebro busca una justificación racional. Si la emoción es alta, es más difícil que la encuentre; y si no la encuentra, es magia. De ella vivimos los magos, los vendedores y los políticos: ¿Ve ahora dónde estaba la galleta?