La Vanguardia

Los jueces mercantile­s, ante el colapso total

La saturación de los juzgados por las miles de demandas contra las aerolíneas amenaza con explotar si llega un aluvión de concursos

- LALO AGUSTINA

Al frente del juzgado mercantil 3 de Barcelona, Isabel Giménez García tiene claro que, si no hay cambios estructura­les relevantes, la crisis la tendrá desbordada a ella y su equipo al menos cinco años. No es un cálculo gratuito ni aventurado. En el 2019, su juzgado acabó con más de 3.000 demandas, una cifra similar a la de los otros diez juzgados mercantile­s de la provincia que están especializ­ados en concursos de acreedores, competenci­a desleal, propiedad industrial e intelectua­l y otras materias. “Es desesperan­te porque tienes asuntos urgentes que deberían estar resueltos en pocos días y que, con suerte, consigues sacarlos... en un mes”, comenta esta juez.

La abrumadora carga de trabajo dejó de crecer durante el confinamie­nto. El Gobierno limitó al máximo la actividad judicial durante el estado de alarma, que incluyó también la llamada moratoria concursal, una dispensa hasta finales de año de la obligación de los administra­dores a llevar sus libros al juzgados en los dos meses siguientes a su entrada en el estado de insolvenci­a.

Pero esa tregua para las empresas –reforzada por los avales del ICO y los ERTE– no impedirá que se disparen los concursos de acreedores tras el verano. Así lo esperan todos los expertos. Y tampoco evitará que continúen multiplicá­ndose las demandas a las compañías aéreas de decenas de miles de usuarios por cancelacio­nes o retrasos en sus vuelos, una litigiosid­ad que ya se ha consolidad­o en la sociedad.

El aéreo o las maletas –como se refieren coloquialm­ente los jueces a estas demandas– estuvieron a punto de pasar a mejor vida en abril. El Gobierno hizo circular entre colegios de abogados y jueces un decreto ley para establecer que estos procedimie­ntos salieran de los juzgados y se tramitaran por la vía administra­tiva a través de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea. Finalmente, el decreto fue guardado en un cajón. Y ahí sigue.

Francisco Gil Monzó, titular del juzgado mercantil 6 de Barcelona, explica que “todos los juzgados estamos sobrepasad­os por el aéreo, que ralentiza otros prora cedimiento­s de protección de marca, impugnació­n de acuerdos sociales o concursos, con mucha mayor trascenden­cia”. En su juzgado, había un funcionari­o dedicado a estos asuntos hace dos años, cuando llegó. Ahora hay cuatro.

La culpa la tienen las alrededor de 25.000 demandas de consumidor­es que inundan los juzgados. Raúl García Orejudo, titular del juzgado mercantil 7 y decano de los mercantile­s de Barcelona, recuerda que “el Consejo General del Poder Judicial tiene unos módulos que establecen unos 350 asuntos por juzgado al año y aquí tenemos más de 3.000”. En los últimos años, se han tomado algunas medidas de refuerzo, pero son “parciales e insuficien­tes”, según el juez. La solución es relativame­nte sencilla. “Quitando el aéreo y con medidas de apoyo a medio plazo, en un año se solucionar­ía todo”, calcula.

Pero hay que hacerlo. “La sociedad se juega mucho con que sigan adelante las empresas que pueden ser viables, que seamos ágiles para proceder a la venta de las unidades productiva­s de las que no pueden continuar, que atendamos con diligencia las demandas sobre marcas o competenci­a”, insiste el juez Raúl García Orejudo.

Desde el mundo empresaria­l y la sociedad civil, lo tienen claro. La pandemia y todo lo que ha traído consigo “provocará un auténtico tsunami de nuevos procedimie­ntos y agravará, aún más, la situación de la administra­ción de justicia, que presentaba ya unos evidentes síntomas de agotamient­o por una falta endémica de medios”, denuncia Maria Eugènia Gay, decana del Col·legi de l’advocacia de Barcelona. Por eso, urge tomar decisiones antes de que llegue el colapso total. PaGay, es imprescind­ible subir la ratio de jueces por habitante, alejada en el caso de España de la media de la UE.

En el caso de los juzgados mercantile­s, los perjudicad­os son las empresas y sus trabajador­es. Josep Sánchez Llibre, presidente de Foment del Treball, reclama que el Gobierno y la Generalita­t se impliquen a fondo en este asunto. “Sin una justicia eficiente estamos poniendo en peligro miles de empresas y centenares de miles de puestos de trabajo”, dice Sánchez Llibre.

El plan de actuación del Ministerio de Justicia recienteme­nte aprobado admite que los juzgados mercantile­s de Barcelona terminaron el 2019 con una carga de trabajo de casi el 700% de su capacidad, con una pendencia media de unos 2.500 asuntos. Pese a esto, solo prevé crear un juzgado más en septiembre de este año –que estaba ya aprobado para finales del 2019– e incorporar a cuatro funcionari­os gestores y tramitador­es por cada juzgado existente. En Madrid, con una saturación del 550% se crearán, en cambio, cuatro juzgados más.

Ni en una plaza ni en la otra, ni en ninguna otra, será suficiente. Luis Rodríguez Vega, magistrado de la sección 15 de la Audiencia Provincial de Barcelona, concluye: “Este problema no se resuelve con la creación de más juzgados ni con incremento­s de personal, ya que nunca se crearían suficiente­s juzgados para atender al ingente volumen de las reclamacio­nes derivadas del transporte aéreo; lo que hay que hacer con este tipo de conflictos, que obedecen a un incumplimi­ento generaliza­do del reglamento y a la aparición de las agencias de reclamació­n, es sacarlos de los tribunales mercantile­s y derivarlos, de una vez por todas, a AESA”.

EL PUNTO DE PARTIDA

Antes de la pandemia, los juzgados ya estaban desbordado­s por las reclamacio­nes aéreas

LA FALSA TREGUA

Los juzgados han vivido meses de calma gracias a los avales del ICO y a la moratoria concursal

UN PLAN ABORTADO

El Gobierno aparcó en abril el plan de llevar las reclamacio­nes aéreas a la vía administra­tiva

MIEDO AL OTOÑO

El bloqueo asoma tras el verano si retorna la litigiosid­ad aérea y se disparan los concursos

 ?? LLIBERT TEIXIDÓ ?? Isabel Giménez, del juzgado mercantil 3 de Barcelona, Florencio Molina (5), Raúl García Orejudo (7) y Alfonso Merino (4), en primer plano; y Francisco Gil Monzó (6), Yolanda Ríos (1), Amagoia Serrano (11) y Sofía Gil (2), en segundo término
LLIBERT TEIXIDÓ Isabel Giménez, del juzgado mercantil 3 de Barcelona, Florencio Molina (5), Raúl García Orejudo (7) y Alfonso Merino (4), en primer plano; y Francisco Gil Monzó (6), Yolanda Ríos (1), Amagoia Serrano (11) y Sofía Gil (2), en segundo término

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