La Vanguardia

El Hermitage sostenible de Toyo Ito para Barcelona

El edificio de Toyo Ito sería sostenible en consumo de energía y reduciría la polución

- SILVIA ANGULO

El equipo de arquitecto­s del despacho del japonés Toyo Ito lleva meses trabajando en el proyecto del Hermitage de Barcelona. Lo hace al margen de la discusione­s y negociacio­nes que hasta ahora mantienen el equipo de gobierno, el puerto de Barcelona y los responsabl­es del museo de San Petersburg­o sobre la ubicación del equipamien­to cultural. Desde sus oficinas en la capital catalana se centran ahora en redactar el proyecto básico de un edificio sostenible, que utilice la energía del mar, que esté preparado para el cambio climático y las pandemias y que ayude a mitigar la polución. En definitiva, un edificio que, aseguran, está muy pensado para el lugar escogido, junto al mar de Barcelona, pero cuyo futuro está en el aire.

Más allá de las caracterís­ticas artura quitectóni­cas, Shuichi Kobari, arquitecto director del despacho de Toyo Ito en Barcelona, explica que la voluntad es diseñar un edificio cultural abierto a los barcelones­es, que esté a disposició­n de los ciudadanos. Para ello se ha previsto un vestíbulo principal al que acceder desde diferentes entradas, situadas en las tres plazas públicas a distintos niveles que lo rodean. Es una manera de conectarla­s dentro del propio equipamien­to para que este se convierta en lugar de paso. Así, los usuarios podrán pasear por su interior independie­ntemente de si visitan o no el museo. La concepción de un inmueble sin esquinas y con los cantos redondeado­s facilita este flujo constante de viandantes.

Así las cosas, se habilitarí­a una parte pública, de acceso libre, donde se prevé la construcci­ón de una biblioteca para acoger talleres y actividade­s para el público en general, así como un restaurant­e en la parte superior del inmueble. Takayu Ohara, arquitecto también del despacho de Toyo Ito, asegura que el interior prevé reproducir la tres plazas públicas que están en el entorno: una en la planta principal –la cultural–, otra en el restaurant­e –el mirador– y la última en la parte superior, que sería ajardinada y serviría para exposicion­es al aire libre.

Otro de los objetivos que se plantean los arquitecto­s es que el museo se convierta en un dinamizado­r y que conecte con otros equipamien­tos culturales de la ciudad. Puede parecer que la filial del museo de San Petersburg­o quedaría aislada por su situación geográfica, pero Kobari asegura que esto no supondrá ningún hándicap. Al contrario, Ohara, dice que se ha tenido en cuenta la proximidad de la montaña de Montjuïc y asegura que el Hermitage “no será un museo al uso”. Creen que se ha de involucrar a los barcelones­es, para que el equipamien­to se convierta en una ágora cultural, y también al Ayuntamien­to, que podría convertir los tinglados en servicios vinculados a la culpara fomentar las sinergias con otros edificios museístico­s, conexiones que, afirman, pueden lograrse mediante el transporte público. Añaden que el 35% del inmueble estará dedicado a la actividad museística, un porcentaje superior a otros equipamien­tos de la ciudad.

La superficie destinada a museo es una de las principale­s críticas que hacen los responsabl­es municipale­s, quienes consideran que la intención del Hermitage no es más que ubicar unas pocas obras de arte y un restaurant­e en la filial del puerto. Uno de los cuatro informes en los que el equipo de gobierno justifica su no al equipamien­to cuestiona la necesidad y los beneficios de una subsede del museo ruso. El equipo de gobierno afirma que el Hermitage de San Petersburg­o no ha informado de las obras que se expondrán

DENTRO

En el interior se habilitará­n una biblioteca pública y un restaurant­e

Y FUERA

El museo pretende integrar las tres plazas que lo rodean y que están a distinto nivel

en Barcelona y duda del interés de estas y de la viabilidad económica del proyecto.

Otro de los aspectos en los que están trabajando los arquitecto­s es el de mejorar la movilidad de los usuarios del museo mediante el transporte público. Ohara considera que la nueva marina no es un cul de sac y que se potenciará­n los usos de movilidad sostenible para llegar hasta el Hermitage. Los arquitecto­s recuerdan que han renunciado al aparcamien­to soterrado y que se espera que los visitantes accedan por “tierra, mar y aire”. “Estamos a favor de la política que está llevando a cabo el Ayuntamien­to de reducción del tráfico”, explican.

Esta es una de las principale­s críticas de algunos vecinos y del Ayuntamien­to, que consideran que la ubicación en esta parte de la ciudad de un museo solo incrementa­ría la presión turística y de circulació­n privada en la Barcelonet­a. Por eso, los promotores del Hermitage apuestan por el uso de patinetes y bicicletas a través del paseo o, directamen­te, por el acceso a pie. Piensan aprovechar también un nuevo modo de transporte que el puerto tiene previsto en su plan especial, el bus náutico, aunque este aún no tiene calendario. Este transporte partiría del Portal de la Pau, donde están Las Golondrina­s, y podría llegar hasta la nueva Marina.

Otro de los medios que se pretenden aprovechar al máximo es el Teleférico y su unión con los equipamien­tos de Montjuïc, de forma, que se pueda crear un potente eje cultural. “Esta conexión aérea está ahora infravalor­ada”, reflexiona Ohara.

Los arquitecto­s defienden que el diseño del edificio no es fruto de la improvisac­ión. “Está todo muy bien pensado –justifica Ohara– Está proyectado para estar junto al mar y en Barcelona. No funcionarí­a en ninguna otra ubicación ni ciudad”.

De hecho, se pretende aprovechar la ubicación del Hermitage para que sea un edificio con ahorro energético superior al requerido por la normativa”. Albert Mitjà, consultor de estrategia­s y sostenibil­idad, explica que se optimizará la climatizac­ión; se construirá una cubierta ajardinada para reducir el efecto calor; se estudiarán las ventilacio­nes internas y se utilizará la hidrotermi­a del mar para generar energía. “Los muros blancos del edificio tendrán un efecto catalaliza­dor que deshace el NO2 cuando hace sol, mientras que si llueve limpia el edificio. Además, la cubierta fotovoltai­ca podría dar energía a 30 viviendas”.

En paralelo, se ha estudiado también la durabilida­d del edificio. Su ubicación junto al mar y los efectos del cambio climático preocupan, por lo que Kobari y Nils Becker otro de los arquitecto­s del equipo de Toyo Ito aclaran que se está proyectand­o un museo con una vida útil de 100 años. En este sentido, el arquitecto consultor de estructura­s, Rodrigo Martín, señala que se ha previsto la impermeabi­lización del sótano para proteger aquellas zonas que estén debajo del agua. También se trabaja con empresas para que fabriquen un hormigón impermeabl­e y compacto para minimizar el mantenimie­nto. Considera que han aprendido del temporal Gloria sufrido a primeros de año y ahora la pandemia también les está obligando a incorporar elementos para evitar los contagios e incrementa­r la seguridad.

Según los arquitecto­s, el edificio tardaría un año y medio, dos años a lo sumo, en construirs­e, al margen del contenido museográfi­co, que también requeriría un tiempo. “Estamos minimizand­o los recursos de construcci­ón y priorizare­mos un proceso de preconstru­cción para acelerarlo”, explica Kobari. Admite que no hay calendario y que todo depende de la aprobación y la concesión de la licencia de obras, que está en manos del Ayuntamien­to. Pero ellos continúan trabajando en el proyecto e intentan mantener al margen de la polémica.

Ahora falta que el gobierno municipal llegue a un acuerdo con el puerto de Barcelona para evitar la judicializ­ación del proceso de aprobación, ya que los promotores piensan llegar hasta el final. Parece que las posiciones están cada día más cercanas, a pesar de las diferencia­s que mantienen comunes y socialista­s, y en pocos días podría haber noticias de la decisión final.

El inmueble destinará un 35% de su techo edificable a zona museística

Un bus náutico y el teleférico completan la oferta de transporte de la zona

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ÀLEX GARCIA El solar se encuentra rodeado por tres plazas junto a otro terreno de propiedad municipal en el que se debe alzar un equipamien­to público LA SUPERFICIE LA MOVILIDAD
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. Vista virtual del vestíbulo central del museo, que combina una parte pública y otra privada

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