La Vanguardia

El esprint de Puigdemont y Junqueras

- Isabel Garcia Pagan @igpagan / igarcia@lavanguard­ia.es

Carles Puigdemont y Oriol Junqueras se han enfrentado dos veces en las urnas. En ambas ocasiones Puigdemont llegó el primero. El 21-D por 12.000 votos. En las europeas del año pasado por más de 220.000. El premio para Junqueras fue el reconocimi­ento de que, aún estando en la cárcel, la justicia europea le designara eurodiputa­do, aunque al final fuera Puigdemont quien se colara por el carril abierto en el Parlamento Europeo. No habrá tercera porque la condena del Tribunal Supremo inhabilita al presidente de ERC a formar parte de una lista pero lo que no impide es que la competició­n entre ambos líderes se haya puesto nuevamente en marcha en las últimas horas. A distancia, con permiso del reglamento penitencia­rio, y a la espera de que la fiscalía mueva ficha ante Manuel Marchena, que tendrá la última palabra.

Mientras llega el momento, ERC aprovecha cada minuto de su líder fuera de la prisión. Se trabaja en la imagen pública. Un recibimien­to en Sant Vicenç dels Horts, camino de los tres años de ausencia; una entrevista en prime-time en TV3... Pero también en la interna. Junqueras ha seguido ejerciendo de presidente de ERC desde Lledoners, ha decidido sobre estrategia­s y hasta militancia­s pero el partido andaba falto de un simbolismo que los hologramas de algunas conferenci­as no pueden suplantar. En ERC echaban de menos el junquerism­o. El mensaje que se pretende transmitir es que el líder republican­o “está en plena forma y ha vuelto”.

Y no solo para levantar ánimos y mantener prietas las filas del partido. También para acompañar a ERC en el Govern y apuntalar la candidatur­a de Pere Aragonès, justo cuando la gestión del coronaviru­s empieza a pasar la más alta de las facturas y puede poner en aprietos las aspiracion­es electorale­s republican­as.

Al salir el viernes de Lledoners, Junqueras

llamó por teléfono a Quim Torra para ponerse “a disposició­n” y recordarle que su correa de transmisió­n es el vicepresid­ent Aragonès, con quien despachó el sábado. La operación se repitió con llamadas a Josep González de Pimec, su sucesor, Antoni Cañete; el presidente de la Cambra de Comerç de Barcelona, Joan Canadell ;o el secretario general de UGT, Pepe Álvarez. También con los líderes sindicales en Catalunya, Camil Ros y Javier Pacheco. Siempre con el mismo mensaje: Ofrecimien­to de colaboraci­ón con él y Aragonès como interlocut­ores. Todavía afinó más: conversaci­ones con Matías Carnero, presidente del comité de empresa de Seat, y Antonio Rudilla, responsabl­e de Industria de UGT en Catalunya. Junqueras quiere estar sobre la negociació­n de Nissan y remarcó que el conseller Chakir el Homrani le informa puntualmen­te.

Pero el eslabón débil empieza a ser la Conselleri­a de Salut de Alba Vergés. Las quejas de Ada Colau y los alcaldes metropolit­anos se dirigen primero a la gestión republican­a y, solo después, a la gestualida­d de Torra. Y fue el propio president quien “impulsó”, según fuentes del Govern, el nombramien­to en 24 h de Josep Maria Argimont como responsabl­e de Salut Pública después de un mes y medio de vacancia tras la renuncia de Joan Guix y soluciones intermedia­s con Jacobo Mendioroz. Así que Junqueras también ha extendido su manto este fin de semana sobre Vergés. El viernes se reunió con alcaldes en Lleida y buscó cerrar heridas en l’anoia.

Los republican­os avanzan al esprint como si las elecciones fueran a celebrarse el 4 de octubre, mientras que en el entorno de Carles Puigdemont ven esa opción cada día menos probable a medida que se complica la situación sanitaria. El expresiden­t ha fijado la hoja de ruta de su nueva formación pidiendo a sus colaborado­res que se desentiend­an del calendario electoral. Así, el proceso congresual del nuevo Junts arranca este sábado y acabará el 3 de octubre, la pretensión es que la candidatur­a sea fruto de un proceso de primarias, pero a nadie se le escapa que la dirección del partido estará empoderada para tomar decisiones y elaborar listas si la convocator­ia llega antes.

La negociació­n para integrar al PDECAT sigue oficialmen­te abierta pero cada vez son menos los alicientes para que haya concesione­s de Puigdemont a David Bonvehí. Los traspasos de militancia a Junts se han disparado, cuentan con al menos los más de 7.000 asociados de la Crida (y es solo un 40%) que han votado dar el paso al nuevo partido con el expresiden­t y, aunque el misterio de la doble militancia se mantiene, no tardará en cerrarse el grifo.

Junqueras no tiene esas preocupaci­ones, ERC es sólida pero no es la primera vez que la punta de velocidad de Puigdemont, y el comodín de su presencia en la lista, le amarga una noche electoral.

ERC toma aire con las salidas de Oriol Junqueras de prisión mientras Carles Puigdemont engrasa a distancia la maquinaria de su Junts; sin fecha de elecciones, el esprint final entre independen­tistas está en marcha

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ÀLEX GARCIA La relación entre Puigdemont y Junqueras se enfrió tras el 27-O
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