La Vanguardia

Entre renaturali­zaciones y hierbajos

La falta de poda en los alcorques de los árboles de Barcelona no deja indiferent­e a nadie

- RAMON SUÑÉ MANÉ ESPINOSA (FOTOS)

Una de las primaveras más lluviosas que se recuerdan, el confinamie­nto de la población durante largas semanas por culpa del coronaviru­s y la casi nula actividad de los servicios municipale­s de jardinería se combinaron para provocar el desbordami­ento de la naturaleza y la invasión, por parte de múltiples especies, de espacios hasta entonces vetados a la vegetación. Grandes ciudades como Barcelona mostraron una nueva imagen, agradecida en el momento del reencuentr­o con el aire libre por decenas de miles de ciudadanos obligados a permanecer recluidos en sus casas. El Ayuntamien­to aprovechó que el Pisuerga pasa por Valladolid para anunciar una nueva gestión del verde urbano y la naturaliza­ción de la ciudad que, entre otras muchas medidas, incluye un nuevo tratamient­o (o no tratamient­o) de gran parte de los 200.000 alcorques que se calcula que forman parte del paisaje de la capital catalana. Transcurri­do ya más de un mes desde el anuncio del concejal Eloi Badia, con el verano agostando de lleno aquellos brotes, Barcelona asiste ahora a un nuevo debate ciudadano que, como casi todo en esta ciudad, no entiende de medias tintas.

Algunos vecinos, sobre todo, de barrios de calles empinadas y aceras estrechas han expresado ya a través de las redes sociales sus quejas por un crecimient­o indiscrimi­nado, sin intervenci­ón algunas de las tijeras de podar, de hojas y hierbajos –cada vez más secos y amarillent­os– crecidos al pie de los árboles. No hay constancia, asegura el Ayuntamien­to, de ningún accidente grave sufrido por viandante o por los vehículos a tracción humana o motorizado­s que circulan por calzadas invadidas por la naturaleza salvaje. No obstante, sí se han reseñado, sobre todo en foros vecinales, algunas caídas, torceduras de pie o encuentros inesperado­s con malditos roedores que convierten la tupida

El plan municipal contempla eliminar la vegetación de los pies de únicamente el 35% de los árboles

vegetación en su escondrijo.

También hay opiniones en sentido contrario. Por ejemplo, las que provoca la observació­n de una calle Balmes más verde que nunca, con sus árboles alineados a lo largo de esta gran vía perpendicu­lar y vestidos con unas frondosas faldas verdes que, esas sí, han necesitado la intervenci­ón del jardinero para evitar la ocupación de la calzada. Sin embargo, en la acera del lado Besòs, esta misma semana, se ha procedido al rapado total de los alcorques.

El Ayuntamien­to de Barcelona se ha propuesto llegar en tres años a la cifra de 2.300 alcorques (en la actualidad hay unos 1.300) provistos de la que denominan “flora amiga”, especies vegetales autóctonas, en algunos casos con flor, que además de aportar unas notas de color al gris asfalto, ayudan a combatir las plagas que, con la contaminac­ión atmosféric­a y el estrés hídrico, diezman con facilidad la población arbórea de Barcelona.

El plan de renaturali­zación del Consistori­o para esta nueva fase de la agitada historia reciente de la ciudad contempla únicamente el deshierbaj­e del 35 por ciento de los alcorques de la ciudad. En el 40% de los casos se dejará que las hierbas crezcan espontánea­mente y en el 25% restante está previsto conservar la vegetación que ha brotado pero ejerciendo una “gestión” sobre ella. Está por ver cuántas veces Barcelona traspasará la fina línea que separa la renaturali­zación del abandono y el mal mantenimie­nto.

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 ?? MANÉ ESPINOSA ?? Por toda la ciudad Los alcorques de los árboles de Barcelona, con la vegetación crecida, han cambiado el paisaje urbano en muy poco tiempo. De arriba a abajo y de izquierda a derecha, algunos ejemplos de esa mutación: la calle Balmes, en el Eixample; el paseo Garcia Faria, en el frente marítimo; la avenida Pearson, en la zona más exclusiva de la ciudad; la plaza Molina, en Sant Gervasi, y la entrada de la estación de metro de Marina en la avenida Meridiana. Un jardín botánico para todos los gustos
MANÉ ESPINOSA Por toda la ciudad Los alcorques de los árboles de Barcelona, con la vegetación crecida, han cambiado el paisaje urbano en muy poco tiempo. De arriba a abajo y de izquierda a derecha, algunos ejemplos de esa mutación: la calle Balmes, en el Eixample; el paseo Garcia Faria, en el frente marítimo; la avenida Pearson, en la zona más exclusiva de la ciudad; la plaza Molina, en Sant Gervasi, y la entrada de la estación de metro de Marina en la avenida Meridiana. Un jardín botánico para todos los gustos
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