La Vanguardia

‘Lectus interruptu­s’

Se presenta un verano lector y, por lo que cuentan libreros y editores, los libros de fondo editorial se han movido más de lo habitual durante el confinamie­nto. Aunque un clásico es un valor seguro, algunos se indigestan.

- CUERPO DE LETRA Daniel Fernández

Cada verano, ante la perspectiv­a de las vacaciones, hay gente que planifica sus lecturas y se dispone, como quien se prepara para emprender un largo viaje, a enfrentars­e a alguno de esos clásicos ineludible­s que, por otro lado, suelen figurar en las periódicas listas de confesión anónima de títulos que no se han leído. Este año, con el redescubri­miento de la lectura que para muchos ha supuesto el confinamie­nto, tal vez se acentúe el fenómeno. Pudiera ser, pues los libreros reconocen que se ha movido –o sea, vendido– el fondo, es decir, los títulos de siempre, de forma notable. También en parte, sin duda, por el parón y la ausencia de novedades.

En cualquier caso, habrá de todo como en botica. Pero creo que va a ser un verano lector y que quien más quien menos elegirá un libro o más de uno para pasar horas de esa actividad solitaria que, paradójica­mente, nos abre al mundo. Precisamen­te por ese afán de conocimien­to barrunto que volveremos a ver, cual lista de los deseos insatisfec­hos, ejemplares de Don Quijote de la Mancha en periplo hacia alguna segunda residencia o casa rural. Es, sigue siendo, el eterno gran desconocid­o que, sin embargo, depara una lectura grata y divertida. Como otros ya han dicho, uno solo puede envidiar a los que todavía no han leído el Quijote, porque no saben qué prodigio de humanidad, bonhomía y amenidad les espera. Único consejo: rechacen resúmenes, versiones y zarandajas, y busquen una buena edición anotada donde suplir las posibles carencias léxicas. Valdrá la pena.

Lo de los títulos inexcusabl­es es harina de un costal un poco diferente, porque va por épocas y modas, por supuesto. Y si tal vez son pocos los que se embarcan hoy en día en vacaciones con El quadern gris de Josep Pla, menos todavía deben intentar en estos tiempos leer los Episodios nacionales de Galdós, por ejemplo.

Sí debe seguir el buen lector que pretende atesorar una formación probando con el Ulises de James Joyce, en inglés vernáculo si se tienen conocimien­tos muy sólidos o en versión traducida. En las estadístic­as anglosajon­as aparece casi siempre como el libro inacabado más popular, es decir, el título que más gente empieza y abandona sin terminar. Y puedo imaginar que sea así, pues salvo su inicio y el famoso monólogo final de Molly Bloom, a muchos se les atragantan las idas y venidas en aquel 16 de junio de 1904 de Leopold Bloom y Stephen Dedalus. Ese es otro tema para un artículo que haga de pórtico a nuestras vacaciones lectoras: la lectura interrumpi­da y el mal cuerpo que nos deja abandonar un libro. El lectus interruptu­s, dicho sea como broma, se nos antoja un pecado. Aunque con los años uno lo vaya disculpand­o y entienda que haya quien empiece la lectura de Orgullo y prejuicio y piense que a las treinta páginas ya ha tenido bastante. Libros que se suelen atragantar a más de un lector podrían ser Moby Dick o Guerra y paz. También, por qué no, y pese a su fama, El señor de los anillos, que sigue siendo más rico y complejo en su trama que la archiconoc­ida trilogía de películas.

Añadamos picante al guiso para reconocern­os que no somos los mismos cuando releemos algún título que en su día nos fascinó. Y si nos pasa con la música o el cine, por qué no con los libros… Nuestros gustos y circunstan­cias cambian, y el mismo El hombre sin atributos de Robert Musil que me fascinó en la adolescenc­ia, me pareció difícilmen­te soportable al volver a él en la madurez. Esta novela río, por cierto, sí está inacabada, pero en este caso es responsabi­lidad del autor.

Vamos a seguir con las confesione­s personales, ya que hemos empezado. Tengo a Bolaño por el autor más sobrevalor­ado de las letras hispánicas recientes. Y eso que no le falta competenci­a. Y de la misma forma que no entendía a los que me alababan en su día Larva de Julián Ríos, menos todavía comprendo a los extasiados por La broma infinita de David Foster Wallace, que exige tiempo, paciencia y parece ser que proporcion­a un tipo de goce que no debe de estar a mi alcance. Pero si realmente he de reconocer una falta que raya en el delito es mi opinión sobre En busca del tiempo perdido, la obra magna de Marcel Proust. Dispuesto a hacer los deberes, y dado que no me impresiona­ron sus siete volúmenes en castellano al leerlos de muy jovencito, volví a Proust años más tarde, ya no tan joven, para leerlos en francés y con la experienci­a de la vida ya más cumplida. Que Amadeu Cuito, buen amigo y devoto de la Recherche, me perdone, pero salvo el personaje de Albertine –uno tiene sus debilidade­s– todo me resulta forzado, poco verosímil y sobre todo tremendame­nte aburrido. Me pasa con Proust como con el Beaujolais nouveau, que solo la poderosísi­ma mercadotec­nia francesa nos puede convencer de que eso es un gran vino y aquello gran literatura.

Gaston Gallimard, tal vez por influencia de Gide, no quiso publicar Por el camino de Swann, que vio la luz gracias a Bernard Grasset, pero solo después de que el propio autor sufragase la edición. Tras el éxito de Proust. Gallimard pidió excusas y lo convenció de ser editado en su casa. Es la prueba máxima de que los rechazos no tienen por qué ser definitivo­s…

¡Feliz verano de lecturas!

Si leen el ‘Quijote’, rechacen resúmenes, versiones y zarandajas, y busquen una buena edición anotada

Tengo a Roberto Bolaño por el autor más sobrevalor­ado de las letras hispánicas recientes

 ?? NEW LINE CINEMA ?? La trama de los libros de El señor de los anillos es “más rica y compleja” que las películas
NEW LINE CINEMA La trama de los libros de El señor de los anillos es “más rica y compleja” que las películas
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain