La alineación contra el Nápoles
El Barça acabó el partido con un centro del campo formado por De Jong como mediocentro y Sergi Roberto y Riqui Puig en los interiores. Dos jugadores surgidos de la cantera blaugrana y otro de la escuela del Ajax, los tres por debajo de los 30 años, 28 y 20 los catalanes, 23 el holandés. Ninguno de ellos por supuesto en la final de Berlín del 2015, dato que puede tomarse como mera anécdota o como relevo generacional de cierto peso simbólico.
Sucede que contra el Nápoles el 8 de agosto, en los cuartos de final de Champions, Sergio Busquets y Arturo Vidal serán baja por sanción, así que no es descabellado pensar en que a ese trío tan de futuro le sea entregado el presente si tenemos en cuenta además la desintegración de Arthur en tiempo récord y la temporada de Rakitic,
grisácea y anodina a tono con la temporada. Habrá que ver si Setién se atreve. Las circunstancias juegan a su favor. Pocos llorarán la ausencia de Rakitic en la alineación, imprescindible en aquel 2015 pero desdibujado hoy contrapuesto al dinamismo y las piernas que ofrecen los tres centrocampistas citados al inicio. Se trata de mirar hacia delante y ya no más hacia atrás. De priorizar méritos o seguir con los galones.
Otra decisión hoy ya incomprensible sería no incluir en el once contra el Nápoles a Ansu Fati, segundo delantero en importancia solo superado por Messi si nos fijamos en los partidos y no en el DNI. El canterano tiene explosividad y regate y, más allá de sus goles (posee un don rematando), genera colectivamente un caudal de juego y movilidad al que Suárez, físicamente mermado, y Griezmann no se han acercado este curso.
La victoria de ayer, un ataque de decencia imprevisto ante un rival de vacaciones, ha abierto una rendija por la que dejar entrar aire fresco y expulsar naftalina. Setién tiene una última oportunidad.