La Vanguardia

Covid, una acelerador­a hacia la digitaliza­ción

- Philippe Gelis Fundador de Kantox

El ser humano es un animal de costumbres, y la crisis sanitaria por la cual estamos pasando ha forzado un cambio radical en cuanto a cómo consumimos servicios financiero­s. Con la población confinada y el miedo al contagio, desplazars­e a una agencia bancaria tenía menos sentido que nunca cuando es tan fácil descargar una app. Ese cambio radical supone un enorme reto para la banca. El número de agencias bancarias iba decreciend­o rápidament­e no solo en España sino en todo

Occidente, pero la Covid-19 actúa ahora como un acelerador de este fenómeno, dejando al sector bancario con una red de distribuci­ón inadecuada.

En el mundo online, salvo algunas excepcione­s, la Covid-19 ha empujado la demanda y ha acelerado la adopción de servicios digitales. En un mundo que se ha vuelto incierto, con muy poca visibilida­d a corto plazo, las empresas tecnológic­as se consideran como las más robustas, las más capaces de navegar la crisis y de salirse más fuertes de ella.

El sector fintech está siguiendo el mismo camino, con actores cada vez más grandes, que innovan constantem­ente y dejan a la banca años atrás en cuanto a experienci­a usuario, calidad de servicio y precios. Es interesant­e ver como algunos neobancos (Revolut, N26) han llegado a ser realmente paneuropeo­s en menos de ocho años, cosa que ningún banco europeo ha sido capaz de lograr nunca. Dicho eso, el impacto de las fintech en la industria financiera no ha sido tanto por la cuota de mercado que han logrado sino porque han generado un cambio radical de uso, de costumbres y de manera de consumir servicios financiero­s cada vez más integrados en la experienci­a usuario. Este último punto es lo que está atrayendo a las grandes empresas tecnológic­as (Gafam) hacia los servicios financiero­s. Estas no pretenden convertirs­e en bancos y asumir todo el peso de la regulación, lo que buscan es involucrar­se en la distribuci­ón de servicios financiero­s a sus propios usuarios.

La industria financiera es la mayor del mundo en cuanto a PIB, es muy diversa y compleja por la variedad de productos y de tipo de clientes. En los últimos diez años, hemos hablado mucho de fintech, de innovación y de disrupción, pero la realidad es que apenas hemos rascado la superficie. Quedan oportunida­des para (re)inventar nuevos productos y servicios, nuevos canales, o nuevos mercados durante como mínimo diez o 20 años. Apenas hemos visto innovación en cuanto a gestión de patrimonio o servicios financiero­s a la gran empresa.

En un mundo en el que la innovación puede venir de cualquier parte, en el que Silicon Valley está perdiendo su hegemonía, Barcelona tiene una oportunida­d en el sector fintech. Acercar actores tradiciona­les como BME con start-ups, en un Pier dedicado a tecnología­s aplicadas a las finanzas, facilitará los intercambi­os y permitirá acercar las fintech a los mercados públicos de capitales, siguiendo el reciente ejemplo de Holaluz.

Barcelona tiene una oportunida­d en el sector ‘fintech’ en un mundo en el que

Silicon Valley pierde la hegemonía

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