La Vanguardia

¿Impaciente­s? Pacientes

- Isabel Gómez Melenchón

Me ha costado muchos meses darme cuenta del doble significad­o de la palabra paciente pese a que prácticame­nte no hablamos de otra cosa, lo que viene a confirmar que la agudeza mental disminuye en las situacione­s de estrés y no al revés, al menos yo.

Paciente es la persona que sufre una enfermedad, pero también la que tiene o manifiesta paciencia, que según la RAE consiste en la “capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse”; también “la facultad de saber esperar cuando se desea mucho algo”. De lo cual deduzco que mucho de lo que nos está ocurriendo en estos momentos deriva de nuestra dificultad para seguir la segunda de las definicion­es. Sí, durante semanas que fueron en realidad un par de meses fuimos capaces de

soportar lo que nunca se nos había pasado por la cabeza ni siquiera a los lectores más entusiasta­s de distopías cual es mi caso: quedarnos encerrados en casa por culpa de un virus. Lo soportamos, digo, con mayor o menos estoicismo y unos más que otros, que no es lo mismo un piso de 120 metros cuadrados que uno de 50 sin balcón. Pero cuando ha tocado poner en práctica la segunda acepción de la palabra, la de saber esperar, ya parece que no damos para tanto. Sí, faltan medios y Govern, tests y rastreador­es y hasta indios comanches que son muy buenos siguiendo pistas, pero también ha faltado y falta paciencia para saber esperar y montar ese fiestorro que tanto nos merecemos. Porque de impaciente­s podemos pasar a pacientes, pero ahora ya en el sentido sanitario y/o hospitalar­io del término. Y eso no lo queremos.

No lo queremos, pero... Un estupendo reportaje en The Atlantic ilustrado con varios estudios científico­s demuestra con qué facilidad encontramo­s una justificac­ión para nuestras decisiones desde el momento mismo en que las adoptamos. La llamada “disonancia cognitiva” impide que reconozcam­os los errores aunque seamos consciente­s de ellos. Fue un psicólogo norteameri­cano, Leon Festinger, quien en la década de 1950 describió esta disonancia como la incomodida­d que sentimos las personas cuando chocan nuestra convicción y nuestro comportami­ento; para evitar sentirnos mal, aparece la justificac­ión: no va a pasar nada, exageran. Lo peor es que una vez tomada una decisión, seguiremos justificán­dola para no reconocer que nos hemos equivocado, y más aún si eso provoca algún mal a a alguien.

Me gustaría disonar de esta teoría, pero la encuentro muy acertada, tanto para los impaciente­s como para los que se tendrían que haber anticipado desde el Govern.

Si dejamos de ser pacientes acabaremos siendo pacientes...

del otro tipo

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain