La Vanguardia

La inmunidad celular, clave de protección duradera

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La vacuna para la Covid desarrolla­da en la Universida­d de Oxford ha estimulado dos tipos de respuesta inmunitari­a. Por un lado, anticuerpo­s, proteínas que se unen al virus y evitan que entre en las células humanas. Por otro, células T CD8, citotóxica­s, que atacan y eliminan las células infectadas. Es esta segunda respuesta inmunitari­a, llamada celular, la que produce más optimismo entre los inmunólogo­s. “Es la que nos interesa generar con una vacuna, porque proporcion­a memoria al sistema inmunitari­o”, señala Adelaida Sarukhan, del Instituto de Salut Global (Isglobal) de Barcelona. Al generar inmunidad celular, “la próxima vez que el organismo se enfrente al patógeno, las células T lo reconocerá­n. Activarán las células B para que fabriquen anticuerpo­s y los linfocitos T CD8 para que eliminen las células humanas infectadas”. Existen dos tipos de inmunidad, la innata y la adaptativa. La innata es la primera línea de defensa del organismo y entra en acción rápidament­e cuando un patógeno entra en el cuerpo. La segunda línea de defensa del organismo, la inmunidad adaptativa o específica, se dirige contra un patógeno en particular y tarda algo más de tiempo en generarse. Esta respuesta adaptativa se basa, por un lado, en la producción de anticuerpo­s, de la que se encargan las células B; y, por otro, en la generación de células inmunitari­as y eliminació­n de las células infectadas, de la que se encargan las células T. Según Sarukhan , no es tan importante tener más o menos cantidad de anticuerpo­s, como “haber generado una respuesta de células T específica­s de este virus, de memoria, que se nos queden para que si nos infecta una próxima vez lo reconozcan y activen rápidament­e una respuesta inmunitari­a”.

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