La Vanguardia

La relación entre la Generalita­t y los municipios metropolit­anos se enquista

Salut acepta algunas excepcione­s de los consistori­os, pero campa la desconfian­za

- RAÚL MONTILLA

La reunión de las alcaldesas y alcaldes de Barcelona y de los 12 municipios metropolit­anos de su entorno con el president de la Generalita­t, Quim Torra, del sábado buscaba tender puentes, expresar por parte de los ayuntamien­tos su malestar por no tenerlos en cuenta y reclamar claridad y coherencia de las nuevas medidas de restricció­n tomadas por el Govern. El tono fue bueno: en algunos momentos Torra pareció un alcalde más, según algunos de los presentes. Lealtad institucio­nal, dijeron una y otra parte. Y con esa idea nació un Procicat metropolit­ano que se estrelló al poco de ver la luz. La relación no fluye: se ahoga.

Los municipios reclaman transparen­cia, también que alguien tome decisiones. La petición de mayor claridad es lo que busca, aunque por ahora solo han habido más entuertos. Al otro lado, en sectores del Govern –especialme­nte en el Departamen­t de Salut– también han crecido recelos hacia los ayuntamien­tos: creen que no es el momento para hacer ruido.

“¿Por qué y cómo hemos llegado hasta aquí? Eso es lo que nos preocupa a los alcaldes. Y hemos llegado porque no se han controlado los contagios”, apuntó ayer el alcalde de Cornellà, Antonio Balmón, en una entrevista matinal en La Ser .El veterano dirigente socialista del Baix Llobregat, que suele ser más partidario de la diplomacia que de protagoniz­ar batallas mediáticas, fue el primero en quejarse de la “gestión errática” de la Generalita­t con respecto a la pandemia el pasado sábado. Segurament­e tras morderse la lengua muchos días.

Que fuera él quien abriese fuego no es un dato menor. Si fue así es porque el hartazgo entre las alcaldesas y alcaldes metropolit­anos está bien extendido. Por no contar con ellos, por no tener acceso a datos, por ignorar el territorio. Ayer fue patente. Balmón fue a la radio, pero también la alcaldesa de l’hospitalet, Núria Marín, o el de Viladecans, Carlos Ruiz, hicieron su tournée. Tono conciliado­r pero no frío: hay malestar. La actitud de Salut no gusta, como tampoco el que no se haya aceptado el ofrecimien­to de los municipios para ayudar a rastrear casos

En la ofensiva metropolit­ana no faltó Barcelona. El primer teniente de alcalde, el socialista Jaume Collboni se quedó con las television­es, mientras que la alcaldesa, Ada Colau, fue a las radios. El caballo de batalla del gobierno sociocomún de la capital catalana fue la cultura. No vino de nuevo: Colau anunció el domingo la suspensión del Grec y de los otros festivales de la ciudad. El ayuntamien­to solicitó el viernes que fueran excepción y que se sigan celebrando; de hecho, formaba parte de la lista de “sugerencia­s” y aclaracion­es trasladada­s el sábado al president Torra –también mantener espacios como el zoo o el Tibidabo abiertos–, como avanzó La Vanguardia.

Los anuncios de suspensión del Grec o del cierre de equipamien­tos deportivos en Barcelona, pero también en otros municipios metropolit­anos, se sucedieron después de que el domingo Interior y Salut publicaran un documento aclaratori­o que, para los ayuntamien­tos, no

La demanda de claridad de los consistori­os busca que alguien acote medidas y tome las decisiones

concretaba lo suficiente y que sentó mal, porque se abordaban algunas de sus dudas, pero de forma demasiado genérica.

“La Generalita­t ha de impulsar medidas claras, coherentes y comprensib­les y evitar muchas recomendac­iones y prohibicio­nes genéricas”, insistió ayer Colau en varias antenas. Es decir: que los ayuntamien­tos quieren saber qué es lo que pueden hacer y tener claro quién asume la responsabi­lidad.

La presión municipal metropolit­ana provocó que, por la tarde, Salut sí que tomara una decisión sobre los festivales de Barcelona, que, como otras “excepcione­s” que se podrán producir en los próximos días, podrán driblar la norma, siempre que los gobiernos locales asuman su responsabi­lidad. Hay muchas más peticiones encima de la mesa que se escapan del ámbito municipal: cines o teatros. Con estas ya se verá.

Lejos de Barcelona, en Figueres, también apareciero­n ayer voces críticas contra Salut, en este caso en las filas de Jxcat. Desde la Noguera los alcaldes pidieron al president Quim Torra “un confinamie­nto lo más individual­izado posible”, porque argumentar­on que en la zona “hay realidades que no tienen nada que ver de un pueblo a otro”.

El territorio pide que se le escuche y se hace una pregunta: “¿Por qué no nos preguntaro­n antes?”.

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MANÉ ESPINOSA Usuarios del CAP de Drassanes esperaban ayer su turno en la entrada del centro médico

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