Tiendas, restaurantes y hoteles se ven contra las cuerdas
El sector denuncia la incoherencia: locales abiertos pero recomendación de no salir de casa
Los primeros efectos de las nuevas medidas contra la Covid-19 implantadas en Barcelona y el área metropolitana comenzaron a sentirse antes de que entraran en vigor, el sábado. El viernes por la noche un restaurante del Port Olímpic registraba siete anulaciones de reservas para el día siguiente. Comercio y hostelería, sectores estratégicos de la economía barcelonesa, se consideran mal tratados por la Generalitat y subrayan la incoherencia que supone recomendar a la población que no salga de casa salvo por actividades esenciales a la vez que se mantiene la apertura, con restricciones, de bares, restaurantes o terrazas. Mientras las playas rebosan de bañistas y la juventud se reúne en botellones y fiestas ilegales, el sector del ocio nocturno –clausurado– se siente injustamente señalado como origen de rebrotes. “La solución no pasa por cerrar Barcelona y hundir sectores estratégicos como la restauración”, denuncia el director del Gremi de Restauració, Roger Pallerols.
Los principales sectores económicos de la ciudad consideran que no pueden salvar su actividad si está condicionada por los vaivenes de la evolución epidemiológica y exigen un control más eficaz de la infección para evitar las regresiones. Entienden que están pagando las consecuencias porque Salut no ha hecho los deberes. “Antes de tomar estas últimas medidas se tenían que haber realizado actuaciones de control que no se han hecho. Debe haber muchos más rastreadores, equipos de protección y tests de contagio, porque si no vamos a estar constantemente entrando y saliendo hasta que alguien encuentre una vacuna”, razona Nuria Paricio, directora de Barcelona Oberta, entidad que agrupa a 12 ejes comerciales de la ciudad.
La situación es precaria. Los turistas no vienen –lógicamente, la recomendación de no salir a la calle también es para ellos– y los locales se han marchado. El 36,3% de los 416.000 vehículos que salieron de Barcelona el pasado fin de semana –a pesar de la recomendación de evitar los desplazamientos– no ha regresado, según el Servei Català del Trànsit. Su director, Juli Gendrau, considera insuficiente el nivel de responsabilidad y cumplimiento de la ciudadanía.
Según Roger Pallerols, las nuevas medidas han colocado a los restaurantes en el peor de los escenarios: “Mantener los gastos de apertura y a la vez se recomienda a la gente que no vaya”. “Es como si se estuviera decretando el cierre por la puerta de atrás, pero sin que se establezcan mecanismos para contribuir a la viabilidad de las empresas”, argumenta. El gremio denuncia que el anuncio de las restricciones, el viernes, provocó un alud de anulaciones de reservas y “una enorme y unánime reprobación del sector”. En opinión de Pallerols, la hostelería no podría soportar un nuevo confinamiento producto de la ineficacia de las autoridades sanitarias. “No se puede entender, con la información que tenemos y la certeza de que iban a producirse rebrotes, la falta de capacidad de la Administración autonómica para disponer de los recursos para prevenir los brotes que todo el mundo indicaba que iban a producirse. ¿Qué se ha estado haciendo en estas últimas semanas para no tener mecanismos de control a la altura?”.
También los hoteles han experimentado numerosas cancelaciones, y no se descarta que determinados establecimientos que habían abierto con motivo de la desescalada vuelvan a cerrar. El Gremi d’hotels de Barcelona pide que las medidas sean proporcionadas y que la Generalitat no cree alarmismo en la
ALARMISMO
Las nuevas medidas restrictivas han causado un alud de anulaciones de reservas
BROTES ANUNCIADOS
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