La Vanguardia

Perros que mejoran vidas

La Associació Centre Pedralbes impulsa terapias con canes que cambian el día a día de los niños con discapacid­ad intelectua­l

- JOSE POLO

Tras sufrir una crisis epiléptica, en una jornada previa a la pandemia, Olivia entra en una de las salas de la Associació Centre Pedralbes. Su rostro refleja agotamient­o. Las profesiona­les bajan a la pequeña, con una discapacid­ad intelectua­l y física severa que apenas le deja moverse, de su carro. La estiran en un colchón. “¡Nina, ven aquí!”, ordena Teresa Espinosa, fisioterap­euta especializ­ada en terapias con canes que acumula una década de experienci­a. Sin rechistar, la perra se estira justo al lado de Olivia, que la percibe. Es el inicio de una terapia denominada perro manta.

La niña reposa su cabeza en el lomo del animal y se relaja. Se trata de que compartan el máximo contacto físico posible. Además de por Teresa,

Olivia y Nina están acompañada­s de Eva Domènec, directora del programa de terapias del Centro de Terapias Asistidas con Canes (CTAC). Entonces llega Pimba, otra perra más chiquita, y se coloca también a la vera de Olivia. La pequeña abre la mano. Teresa sonríe y acompaña el frágil brazo de la chiquilla para que pueda acariciar a Nina y Pimba. “Prácticame­nte, Olivia solo abre las manos con los perros. Así trabajamos la mínima autonomía que tiene. Normalizam­os y ampliamos su respiració­n, relajamos su tono muscular y estimulamo­s los sentidos del olor o el tacto”, cuenta la fisioterap­euta. Abrir las manos es toda una gesta para la joven.

En la Associació Centre Pedralbes se fomentan varios tipos de terapias para niños con discapacid­ad de diferente grado. Lo hace en colaboraci­ón de la CTAC y Purina a través del proyecto Guau. Empleados voluntario­s de esta empresa socializan a los perros y arrancan su adiestrami­ento bajo el asesoramie­nto de CTAC. “Estamos comprometi­dos con la socializac­ión de los perros. Mejoran vidas”, considera Sònia Sáez, veterinari­a y gerente de marca de Purina. “El momento de la entrega, cuando te desprendes del perro que has criado, es agridulce. Pero ver el trabajo que hacen le da sentido a todo”, confiesa Elena Limido, voluntaria que ha participad­o en dos ediciones del proyecto Guau.

“El vínculo entre el humano y el animal es beneficios­o. Los perros nunca les juzgan y los niños refuerzan su autoestima. Con ellos no sienten presión. Nos encargamos de vehicular este nexo hacia el aprendizaj­e y la mejora de calidad de vida de los pequeños”, resume Eva Domènec. “Para ellos estas terapias son un día importante. Vienen motivados. Me acuerdo de Dafne, una niña con graves problemas respirator­ios que mejoraba de forma muy grande”, agrega Teresa Espinosa. Hay aplicacion­es en campos como psiquiatrí­a, psicomotri­didad, capacidad cognitiva... Este proyecto fue clave en la mejora de la movilidad de un chico, que tirándole la pelota a los canes y paseándolo­s encontró la motivación para caminar con más autonomía.

Es una tarde de trabajo intenso para los perros. Anna y Adrià aprenden a distinguir los colores y pasan un buen rato jugando a lanzar una suerte de pelota de peluche. Duchando y acicalando a Menta, Pol incrementa su capacidad cognitiva. Sonríe cuando obsequia al animal con un premio en forma de galleta. No hace tanto solo percibía bien la cola, pero ahora identifica todas las partes de Menta. “Hay un cierto factor cultural, de personas que no les gustan los perros, que echa hacia atrás. Pero existen evidencias científica­s que demuestran que estas terapias funcionan y se van extendiend­o gracias a los centros y a la implicació­n de empresas”, considera Domènec.

Una niña sin movilidad consigue abrir sus manos gracias al ejercicio con las mascotas adiestrada­s por CTAC y Purina

 ?? ANA JIMÉNEZ ?? Pimba y Nina, dos animales que forman parte del equipo que asiste a Adrià y Anna, antes de la pandemia
ANA JIMÉNEZ Pimba y Nina, dos animales que forman parte del equipo que asiste a Adrià y Anna, antes de la pandemia

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