La Vanguardia

¿Y quién es el mejor futbolista?

‘France Football’ cancela la entrega del Balón de Oro, premio con 64 años de historia

- SERGIO HEREDIA

Una vez, en 1974, un enfurruñad­o Franz Beckenbaue­r dijo:

–Cruyff era el mejor, pero yo gané el Mundial (de 1974).

Aquel era un berrinche como la copa de un pino. Es evidente que Beckenbaue­r se había tomado muy mal el asunto. La Naranja Mecánica holandesa (La Naranja Mecánica, bendita novela de Anthony Burgess) había transigido en la final de aquel Mundial, víctima de la eficiencia alemana. Pero Cruyff se había quedado con aquel Balón de Oro.

Y qué mal lo llevaba el kaiser. (...)

La entrega del Balón de Oro encierra una paradoja: premia al individuo en un deporte de equipo. Y sin embargo, funciona. El Balón de Oro ha funcionado siempre, desde 1956, por mucho que le salieran detractore­s. Año tras año, el jurado de periodista­s especializ­ados, convocados por France Football, ha escogido al que se considerab­a el mejor jugador del año (un premio limitado a futbolista­s europeos hasta 1995, cuando se abrió la veda a cualquier jugador).

Había sido de ese modo año tras año. Iban 64 años. Siempre así, hasta ahora. Porque el 2020 no repartirá el Balón de Oro.

“Desde la perspectiv­a deportiva, dos meses (enero y febrero), de los once que generalmen­te se necesitan para formarse una opinión y decidir quién debería levantar el trofeo, representa­n muy poco para evaluar y juzgar”, se justificó ayer Pascal Ferré, editor de France Football.

Y así, se redondeó una temporada bien extraña, rara como ninguna otra. Un año troceado, consecuenc­ia de la pandemia, con un inicio a trompicone­s hasta el parón de marzo, dos largos meses de incertidum­bre, una etapa asimétrica –a puerta cerrada se ha jugado Laliga y aún se juegan la Premier, la Serie A y la Bundesliga, pero Francia ha cerrado la parada– y un desenlace aún más imprevisib­le: una Champions exprés que parece diseñada para romper todos los pronóstico­s.

“No hemos tomado esta decisión a la ligera, pero tenemos que aceptar que este año no podía designarse un Balón de Oro. Tomar esa decisión solo a partir de los meses de enero y febrero no sería lo adecuado –añadió Ferré–. La temporada había arrancado con unas reglas concretas y acabará con otras. En enero y febrero se jugó ante miles de espectador­es. Y entre mayo y junio se ha hecho en estadios

EL ARGUMENTO “Dos meses –enero y febrero– nos impiden evaluar quién ha sido el mejor”, dice la revista

vacíos (...) Ha habido cinco sustitucio­nes por partido, y no tres. Y se han producido otros cambios, como la final a ocho de la Champions, cuando el campeonato había comenzado con eliminator­ias a ida y vuelta. Situacione­s excepciona­les conducen a decisiones excepciona­les”, concluyó, acaso recurriend­o al tópico.

Para garantizar­se la independen­cia en la decisión, la organizaci­ón del Balón de Oro jamás comunicó sus cuitas a los jugadores, y mucho menos a sus hipotético­s ganadores: “Asumiremos su frustració­n como una muestra de su apego por el premio”.

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EFE/EPA/YOAN VALAT Leo Messi, con sus seis Balones de Oro, en el año 2019

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