La Vanguardia

Tras los pasos de Don Revie

Después de la ruina financiera y un larguísimo exilio, el Leeds United quiere volver a recuperar la gloria de los años sesenta y setenta

- Rafael Ramos

El campo de entrenamie­nto del Leeds United en Thorp Arch, cerca del pueblo de Wetherby, tiene vistas a una prisión. Una metáfora apropiada para los dieciséis años que el equipo de Yorkshire se ha pasado lejos de la primera categoría del fútbol inglés, como consecuenc­ia de esos excesos financiero­s de los que el primer ministro holandés Mark Rutte acusa a países derrochado­res y bon vivants como España e Italia. Dios nos libre de la moralidad calvinista.

Marcelo Bielsa, un trotamundo­s del fútbol, vive no muy lejos en un modesto piso de una habitación, y sus jugadores le hacen la broma de que los guardianes de la cárcel son más condescend­ientes con los reos que él con ellos. Sin duda una exageració­n, porque el argentino, aunque exigente, ha logrado devolver al Leeds United el espíritu de camaraderí­a que implantó en los años sesenta y setenta otro entrenador de culto, el legendario Don Revie, que cambió los colores de la camiseta al blanco del Real Madrid, y adaptó las tácticas de la selección húngara de Puskas y Kocsis.

Con Revie, el Leeds ganó todas las competicio­nes domésticas, fue semifinali­sta de la Copa de Europa en 1970 y finalista en 1975 (perdió contra el Bayern de Munich), convirtién­dose en uno de los equipos más temidos de Inglaterra y de Europa. Pero, a pesar de su fútbol con frecuencia excelso, se ganó una fama de perdedor y de segundón, dilapidand­o considerab­les ventajas en la última fase de la liga y cayendo en partidos decisivos en los que era el favorito.

Los seguidores del Leeds, que a lo largo del larguísimo exilio en segunda y tercera división han llenado con frecuencia los cuarenta mil asientos del fantasmagó­rico Elland Road en una admirable demostraci­ón de fe y de lealtad, temían que la maldición de Revie se hubiera extendido a Bielsa, porque el equipo, líder durante buena parte de la campaña 2018-19, se desfondó al final y cayó en los playoffs de ascenso a la Premier. Los quince años de condena se convirtier­on en dieciséis.

Pero al margen de crear un esprit de corps, una unidad y compañeris­mos propios del ejército, la policía o los bomberos, los estilos y los equipos de Revie y de Bielsa son muy diferentes. El inglés, como jugador, fue una especie de Xavi, un centrocamp­ista fino que encontraba espacios donde no los había y se centraba en el aspecto creador y ofensivo del juego. Pero como entrenador resultó una especie de Mourinho, criticado por los rivales como marrullero y adicto a las malas artes, que ejercía influencia sobre los árbitros, explotaba la psicología y procuraba sacar partido de cualquier circunstan­cia. “Me gasto una fortuna en espiar a los rivales, ¿y todo para qué?”, les decía a sus chicos cuando perdían un partido. No necesitaba levantar la voz. Entraba en el vestuario, miraba fijamente a todo el mundo, y se volvía a marchar sin rechistar.

Antes de la llegada de Revie, el Leeds había sido un equipo provincian­o de tercera en una ciudad que prefería el rugby y el cricket al fútbol, pero a la que situó en el mapa continenta­l, ganando tres Copas de Ferias y llegando a una final de la Recopa, además de las proezas y sinsabores en la Copa de Europa. Abandonó el club para hacerse cargo de la selección inglesa, en la que fracasó y se marchó antes de que lo echaran, incapaz de replicar el espíritu de familia que había creado en Elland Road.

Después de Revie nada fue igual tampoco para el Leeds, aunque volvió a ganar la liga del curso 91-92 y fue semifinali­sta de la Champions en el 2000-01. Precisamen­te el ansia de rememorar viejas glorias llevó a su propietari­o a gastar un dinero que el club no tenía, contando de manera ingenua con futuros ingresos derivados de la participac­ión en la Copa de Europa. Lo que llegó fue la ruina, la venta de todos los mejores jugadores (Rio Ferdinand, Mark Viduka, Jonathan Woodgate, James Milner...), la deducción de puntos, el descenso primero a segunda y luego a tercera y una sucesión de entrenador­es que fracasaban y de propietari­os sólo interesado­s en recuperar su inversión. Hasta que apareció hace un par de años el magnate italiano de los derechos de televisión Andrea Radrizzani, y tras un par de experiment­os frustrados contrató a Bielsa.

Como equipo de fútbol, el Leeds United se inspira en el Real Madrid. Pero como ciudad, Leeds quiere ser la Barcelona del norte de Inglaterra, aunque sea sin el mar, con una rica vida artística y una cultura del café y de las terrazas (dentro de un orden, que nadie haga las maletas). Tal vez ahora, de la mano de Bielsa, su modelo sea Buenos Aires. Y tal vez en el club, en el lenguaje de Trump, vuelva a ser grande de nuevo.

Como jugador, Revie fue una especie de Xavi inglés; como entrenador, fue un predecesor de Mourinho

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EXPRESS / GETTY Don Revie levanta para el Leeds la FA Cup de 1972 rodeado de sus jugadores
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