La Vanguardia

¿Arreglará Biden los destrozos de Trump?

- Traducción: Juan Gabriel López Guix

Pascal Boniface

Director del Instituto de Relaciones Internacio­nales y Estratégic­as de París

Si Joe Biden resultara elegido presidente, ¿podrá deshacer lo hecho por Donald Trump?

Estaría, desde luego, en capacidad de llevar a cabo una política diferente de la seguida por su predecesor. Donald Trump se ha esforzado por deshacer todo lo hecho por Barack Obama en el plano internacio­nal: la reconcilia­ción con Cuba, el acuerdo iraní en materia nuclear, el acuerdo de París sobre el clima... Y no solo eso, sino que ha ido incluso más lejos al retirar a su país de la Unesco y la OMS y trasladar la embajada estadounid­ense de Tel Aviv a Jerusalén.

Hoy, a cuatro meses de la cita presidenci­al, Joe Biden goza de una amplia ventaja en los sondeos. La competició­n no se resolverá, claro está, hasta el último momento. De todos modos, su victoria resulta hoy creíble.

Biden podría impedir la salida definitiva de Estados Unidos de la OMS. Como Obama, ha criticado mucho la caótica gestión realizada por Trump de la crisis de la Covid-19. No ha dejado de aparecer en público con mascarilla, ha permanecid­o mucho tiempo confinado en su casa y evita siempre las reuniones públicas. Resulta coherente, por lo tanto, que afirme que Estados Unidos necesita a la OMS y que la retirada de ese organismo no es una decisión política sensata que redunde en interés del país.

Joe Biden también podría reconsider­ar la retirada estadounid­ense del acuerdo de París. En ese asunto, la población estadounid­ense está muy dividida; sin embargo, muchos de sus partidario­s respaldan la lucha contra el cambio climático. Biden podría, por responsabi­lidad, volver a los acuerdos de París, anteponien­do así el interés nacional estadounid­ense en la lucha contra el cambio climático.

Más difícil le resultaría quizá regresar al acuerdo nuclear iraní. El régimen de Irán es muy impopular en Estados Unidos. El caso de la toma de rehenes en la embajada estadounid­ense de Teherán en 1979 no ha desapareci­do de la conciencia pública, e Irán es visto como un país hostil y desestabil­izador. ¿Querrá Biden volver a ese acuerdo firmado cuando era vicepresid­ente de Obama?

Ya ha anunciado que no trasladará de nuevo la embajada estadounid­ense a Tel Aviv. Sabemos que los lazos entre Israel y Estados Unidos son en buena medida bipartidis­tas; y, aunque Trump ha ido más lejos que cualquier otro presidente, Biden no se opondrá a Israel. Obama denunció la continuaci­ón de la política de asentamien­tos, pero nunca tomó ninguna medida para sancionar o presionar a Israel.

Por lo que se refiere a la Unesco, también será difícil que el candidato Joe Biden revierta la decisión a causa de una ley aprobada por el Congreso estadounid­ense. Desde el momento en que Palestina se unió a esa organizaci­ón internacio­nal, Estados Unidos no puede seguir formando parte de ella.

Lo que está fuera de toda duda es el cambio de actitud de la presidenci­a estadounid­ense en relación con los aliados europeos en caso de victoria de Biden:

será muchísimo menos brutal. Biden intentará restablece­r una relación normal, aunque no por ello será igualitari­a. De todos modos, se mostrará más respetuoso con las formas de la Alianza Atlántica; y cabe pensar que los más atlantista­s desean su elección para reparar las relaciones entre los países europeos y Estados Unidos. Ello no significa que Biden esté dispuesto a aceptar una autonomía estratégic­a europea.

Por lo que hace a China, no cabe esperar una modificaci­ón de la actitud hacia ese país. Trump no deja de referirse a “Joe Dormilón” como el candidato de China y de repetir “si queréis frenar a China, hay que frenar a Biden”. Por su parte, los partidario­s de Biden, más sutiles en sus ataques, insinúan que la elección de un Donald Trump y su caótica gestión de las relaciones internacio­nales resultan ventajosas desde el punto de vista de Pekín; y que su política permite a China avanzar mucho más fácilmente en todos los foros internacio­nales. La rivalidad estructura­l entre Washington y Pekín animará los debates políticos en los próximos años, y la postura de Trump en relación con Pekín es uno de los pocos aspectos de su política (si no el único) que no es criticado por los demócratas.

Llevado por el deseo de contener mejor a China, Biden podría intentar reparar las relaciones con la mayoría de los países con los que Donald Trump se ha enfadado. De todos modos, Estados Unidos no se va a convertir en un país puramente multilater­alista. Hay pocas posibilida­des de que la aplicación extraterri­torial de la legislació­n estadounid­ense vaya a modificars­e. Los estadounid­enses seguirán queriendo mantener el liderazgo y contar con aliados obedientes, aunque es cierto que de un modo diferente. Joe Biden ha comprendid­o que era necesaria una pequeña dosis de multilater­alismo en el unilateral­ismo estadounid­ense.

El demócrata podría volver a los acuerdos

de París; sus partidario­s respaldan la lucha contra el cambio climático

Los estadounid­enses seguirán queriendo

mantener el liderazgo y contar con aliados obedientes

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DREW ANGERER / AFP Biden, durante un acto de campaña televisado, el martes en New Castle (Delaware)

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