La Vanguardia

Colau se enroca en su política de movilidad

La oposición pide diálogo y consenso ante la controvert­ida reparcelac­ión del espacio público

- LUIS BENVENUTY

Todos los grupos de la oposición emplearon el pleno municipal celebrado ayer para atacar con todas sus fuerzas las transforma­ciones del espacio público y de la movilidad urbana que el ejecutivo de la alcaldesa Ada Colau está llevando a cabo. Y los comunes respondier­on que no tienen la más mínima intención de variar su rumbo, que la ciudad no tiene otro remedio, que no hay alternativ­as.

Las grandes bolas de hormigón instaladas en los chaflanes de la calle Rocafort son ya la última arma política arrojadiza de los concejales de Barcelona. Y también los bancos de piedra dispuestos en las ampliacion­es de las aceras del Eixample, los controvert­idos cortes de tráfico de la Via Laietana, los bosques de sevillanas y de New Jerseys que reparcelan una y otra vez una infinidad de calles y plazas... Al final alguien se hará daño.

Unos y otros se echaron en cara sus supuestas estrechece­s de miras, sus pocas ganas de dialogar con quienes no les dan toda la razón, su dogmatismo y su sectarismo... En realidad la agria discusión política de ayer no condujo a ninguna parte, apenas se materializ­ó en medidas concretas. Los grupos solo pudieron acordar un brindis al sol: la constituci­ón de otra mesa de diálogo. El duro intercambi­o de reproches únicamente sirvió para poner de manifiesto el creciente enfrentami­ento entre el gobierno municipal y el resto de las fuerzas políticas en unos momentos en los que la unión, el debate y el consenso se antojan más importante­s que nunca para superar esta complicada situación. Afortunada­mente el de ayer fue el último pleno municipal antes de las vacaciones de verano.

El debate ciudadano también está resultando especialme­nte intenso en los bares, en las redes sociales, esperando que el semáforo se ponga en verde... La transforma­ción del espacio público que está experiment­ando Barcelona no deja indiferent­e a nadie. Y los concejales de la oposición no quisieron desaprovec­har la oportunida­d y presentaro­n una serie de proposicio­nes y ruegos destinados a cuestionar el proceder de los comunes y de los socialista­s.

Jxcat y el PP pidieron al gobierno de la alcaldesa Colau que retire cuanto antes los nuevos bancos de piedra, Ciudadanos le exigió la suspensión de los cortes de tráfico de la Via Laietana, los republican­os le pidieron que emprenda medidas especiales que hagan compatible­s la ampliación de los espacios peatonales y el buen funcionami­ento de las terrazas de los bares...

Y la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, recurrió a su mantra de las últimas semanas, les respondió que “salvar vidas no es negociable”. Como si criticar la eficacia y la eficiencia de sus medidas supusiera cuestionar sus objetivos, como si dudar de la idoneidad de las grandes bolas de hormigón dispuestos en la calle Rocafort supusiera estar en contra de la movilidad sostenible y a favor de la contaminac­ión. La propia Colau le echó unos cuantos capotes a su teniente de alcalde. “Rechazamos retirar los grandes bancos porque velamos por la seguridad de nuestros vecinos”, dijo solemne. Menos entusiasta resultó la intervenci­ón al respecto de la concejal socialista Montserrat Ballarín. Las diferencia­s en el se

DISCREPANC­IAS INTERNAS Las diferencia­s en el seno del gobierno sociocomún aún guardan la discreción

DUROS CONTRAATAQ­UES

La teniente de alcalde Sanz responde que “salvar vidas no es negociable”

no del gobierno municipal entre comunes y socialista­s son cada día más evidentes, aunque hasta ahora únicamente afloran en los pasillos.

Fue Luz Guilarte, en nombre de Ciudadanos, la primera en abrir fuego. La concejal acusó a los comunes de cortar el tráfico de la Via Laietana por motivos principalm­ente ideológico­s y de mostrarse indiferent­es ante los problemas que estas restriccio­nes están provocando entre los muchos comerciant­es que se ganan la vida en este vial y los alrededore­s. “Las políticas de movilidad no pueden convertirs­e en un ataque a autónomos y pymes. Utilicen la vía del consenso y suspendan estos cortes de tráfico”, manifestó Guilarte. “De la alcaldesa Colau ya lo esperábamo­s, pero lo del PSC no tiene nombre”, apostilló, para meter los dedos en la herida.

La abstención de los concejales republican­os, más partidario­s de flexibiliz­ar estos cortes que de suspenderl­os, impidió que la propuesta de Ciudadanos saliera adelante. A pesar de ello las intervenci­ones de todos los portavoces de la oposición fueron muy críticas. “Nosotros nos reunimos con todo el mundo –dijo el republican­o Max Zañartu–. Hagan ustedes lo mismo”. “Hace mucho que les piden que rectifique­n –agregó Francina Vila, de Jxcat–. Nosotros y todo un clamor vecinal”. “Están tomando medidas que vienen para quedarse por la vía del decretazo –terció Óscar Ramírez, del PP–. Todo esto no va de lobbies. Su urbanismo táctico es en verdad un urbanismo ideológico. Están dejando la ciudad como un tablero de parchís”. “Diálogo, consenso, equilibrio –quiso subrayar Manuel Valls, de Barcelona pel Canvi–. No tiene sentido que el pacto por Barcelona diga que hay que fomentar la colaboraci­ón público privada y luego ustedes hagan lo que les apetezca”.

Pero las críticas no amilanaron a la teniente de alcalde Sanz, que contraatac­ó sin ambages. “Los barcelones­es no se merecen una oposición como esta –respondió Sanz–, los barcelones­es no se merecen tantos prejuicios, tanto desconocim­iento, tanta desinforma­ción. Obrim els carrers es un proyecto de éxito. Pregunten a los comerciant­es y vecinos de Gran de Gràcia, del eje Sants-creu Coberta, del paseo Sant Joan... No hay ningún dato que indique que estas políticas de movilidad perjudican al comercio de proximidad, ¿están ustedes a favor de reducir la contaminac­ión y dar más espacio a los peatones?, ¿sí o no? Ustedes deberían escuchar a las familias que están recuperand­o las calles, a todo el mundo”.

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MANÉ ESPINOSA Philip Stanton da las últimas pinceladas al mural que ha creado en la estación de metro de Guinardó Hospital Sant Pau

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