La Vanguardia

Jorge Javier Vázquez, cumpleaños feliz

El presentado­r entra en la cincuenten­a en plena forma física y más recuperado de sus vaiven nes emocionale­s

- BEGOÑA CORZO SUÁREZ

Jorge Javier Vázquez cumple hoy 50 años con ganas de “descansar un poco de mí, ¡que me tengo harto”, como el propio presentado­r ha explicado a La Vanguardia .Noesde extrañar, el último año se le han acumulado los programas: Sálvame, Supervivie­ntes, Gran Hermano, El tiempo del descuento, La última cena… Jorge Javier es el rostro omnipresen­te en Telecinco, y no es para menos, porque su carisma y su dominio del show televisivo cautiva a las audiencias.

Se tiene “harto”, como bromea, pero el badalonés no ha dudado en postularse como participan­te en

Mujeres y hombres y viceversa:

“Quiero ir como tronista. Porque cuando eres tronista, eres de los que pillas, ¿no?”, dijo entre risas en la final de La casa fuerte. No es la primera vez que el presentado­r muestra su predisposi­ción a participar en el espacio, aunque entonces decía que le parecía

“poco respetuoso porque había terminado hacía nada con mi novio...”.

Parece que han quedado atrás sus “días oscuros” y la depresión en que le sumió el ictus que sufrió en marzo del 2019.

Pese a la energía que demostró entonces hablando en televisión 48 horas después de haber sido operado, “después del ictus, sufrí estrés postraumát­ico. En verano, toqué fondo. Me vi sin ninguna ilusión por nada. Pensaba que mi vida había llegado a su fin”, explicó en Lecturas. Se puso en manos de un psiquiatra que le diagnostic­ó depresión. Ahora para celebrar su mejora física, ha posado en bañador para esa revista y asegura que la medicación le ha ayudado, pero que lleva muchos años de terapia, una herramient­a fundamenta­l para superar sus demonios.

Quién lo diría por su desparpajo y su premio Ondas, pero Jorge Ja

Pasión de hijo. El presentado­r se siente muy unido a su madre, María Morales Martínez, que sigue viviendo en Badalona, donde nació Vázquez

Protector de galgos. Jorge Javier tiene cinco galgos adoptados. La muerte hace cinco años de Cartago le dejó abatido

Infancia. El conductor de Sálvame compartió esta imagen de niño: “Aquellos años en que eras feliz sin tan siquiera darte cuenta”

vier no lleva bien la popularida­d que le ha dado la televisión: “Yo pretendía llevar una vida normal y por mucho que lo intentes no se puede”. Ahora ya se ha reconcilia­do con la fama. También ha empezado a sentir “ternura” por un joven Jorge Javier que estaba “perdido”, en referencia a su homosexual­idad, que le ha provocado muchos vaivenes emocionale­s y sufrimient­o.

Si hay alguien que le hace poner los pies en el suelo, es su madre, María Morales Martínez, que sigue viviendo en Badalona, igual que una de sus dos hermanas, Esther –la otra se llama Ana–. Las reivindicó frente a Belén Esteban, en un sonado episodio en Sábado Deluxe a cuenta de quién estaba sufriendo más las consecuenc­ias del coronaviru­s. El presentado­r explotó y abandonó el plató, un espectácul­o que propició la posterior reconcilia­ción y engrosó las cifras de audiencia. Jorge Javier, que no ha dudado nunca en dar su opinión sobre la situación política del momento, reconocía después: “Da rabia haber contribuid­o a la crispación que hay en este país con unas maneras equivocada­s. Con los años se aprende a manejar situacione­s convulsas. Solo con los años”.

Y si los años dan serenidad, confiesa que una de las cosas que más teme cumplidos los 50 es perder la libido: “Cuando uno deja de tener ganas o pierde el deseo, me parece que la vida tiene poco sentido”. Pero no tira la toalla, se confiesa “enganchado” a las app de citas: “Cómo le voy a decir a un adolescent­e que deje el móvil, son muy adictivas”, admite, y espera encontrar pronto ese amor que tanto se le resiste.

Mientras llega el amor y puede recuperar su obra de teatro Grandes Éxitos, se vuelca en sus amigos, como Mila Ximénez, enferma de cáncer, con la que ha estado navegando, y en sus galgos. Jorge Javier tiene cinco de estos perros. Pasearlos le ayudó en su recuperaci­ón tras el ictus. Y que lo reciban al llegar a casa es su mayor alegría tras dirigir la vociferant­e y bien engrasada orquesta humana de sus realities.

“Tengo ganas de descansar un poco de mí, ¡me tengo harto!”, dice de todas sus aparicione­s televisiva­s

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