El Grec dedica una noche tropical a Xavier Cugat
‘I sing a song about bananas’ recorre su música y su vida
Sus ritmos llegaron a ser tan populares en Estados Unidos que, increíblemente, su nombre aparece en una obra mítica de Tennessee Williams: Un tranvía llamado deseo. Cuando Blanche y su hermana están aburridas porque los hombres están jugando a las cartas en la estancia de al lado, ponen la radio. El irascible Stanley Kowalski al que en el cine encarnaría Marlon Brando con su socorrida camiseta imperio, exige que la quiten, le molesta. El resto de jugadores defienden a Blanche y su hermana: “Dejad que las mujeres escuchen la música, es bueno, parece de Xavier Cugat”. La anécdota la recuerda la dramaturga Helena Tornero coautora junto a Ester Nadal del homenaje que el festival Grec rinde al poliédrico director de orquesta desaparecido hace ahora 30 años: I sing a song about bananas, un montaje de teatro musical que se verá el martes en el Teatre Grec y será una de las últimas funciones del certamen de este año.
Las anécdotas sobre Cugat fluyen en la presentación de este gran concierto trufado con actores, cantantes y retazos de vida interpretado por la OJO, la Original Jazz Orchestra, la Big Band del Taller de Músics con 19 intérpretes. La directora del montaje, Ester Nadal, andorrana, recuerda los viajes de niña con su familia a Barcelona y cómo pasaban frente al hotel Ritz, donde vivía un Cugat ya muy mayor, para ver si veían aparcado su Rolls Royce dorado. Y una vez, recuerda emocionada, lo vieron. Pero preparando la pieza, dice Tornero, han podido profundizar en las muchas caras de Xavier Cugat, tanto en el hombre que fue capaz de popularizar con su orquesta los ritmos tropicales y latinos en EE.UU., como en sus mujeres –se casó cinco veces– y en su envidiable capacidad para venderse.
Para el director del Grec, Francesc Casadesús, en un festival que este año quería estar dedicado a América Latina, era necesario reivindicar la figura de Xavier Cugat porque “nuestro entendimiento musical de Latinoamérica no se puede entender” sin él. Nadal señala que tras la sonrisa socarrona, la brillantez y el buscar la superficialidad ligera, en Xavier Cugat había una persona “que llega a Cuba con cuatro años, que es un gran violinista, pero no el mejor, y al que Caruso, tras escucharle, le propone ir a Nueva York”. “Pero cuando llega –prosigue– no está y Cugat pasa tiempo largo durmiendo en Central Park. Pasan mujeres por su vida y las usa como ellas le usan a él. Están las amistades con Dalí y Sinatra y, viendo los documentales y entrevistas con él, me pregunto qué había detrás, solo conocemos la primera capa de la cebolla”.
Xavier Ruano dará vida a Cugat en el montaje mientras que Anna Moliner encarnará a las diferentes mujeres que pasan por la vida del director –desde las que se casó, como Rita Montaner y Abbe Lane, a Carmen Miranda o Rita Hayworth, a la que puso apellido– y que aquí ofrecen su perspectiva sobre él: aunque él fomentó la idea de que era un pigmalión, muchas ya eran artistas, dice Tornero. Por último el actor, Ferran Vilajosana encarna a un personaje que aporta un punto de vista políticamente incorrecto sobre Cugat, “sin pasarnos mucho, Casadesús puede estar tranquilo”, sonríe Tornero, que apunta que “aparte de sus aportaciones musicales fue un artista en la creación de biografía, explicaba muchas anécdotas, quizá exageraba, y este personaje ofrece una visión algo crítica”. Aún así la dramaturga asegura que se trata de pequeñas pinceladas, “manda la música, que nos ha dejado fascinadas, se trata de que el público disfrute de un viaje tropical y se deje seducir por los ritmos”, concluye.
“Pasan mujeres por su vida, es amigo de Dalí y Sinatra, pero solo conocemos la primera capa de la cebolla”