La Vanguardia

El ‘Diablo’ anda suelto

La evolución de Quartararo, la principal amenaza del campeón Márquez

- TONI LÓPEZ JORDÀ

No ha cambiado en nada, es el mismo niño que llegó a Motogp... ¡Solo tiene 21 años! Pero ahora tiene las cosas más claras...”, comentan desde el Petronas Yamaha, encantados con su joven perla, Fabio Quartararo, el piloto de moda en Motogp, que se ha erigido en la principal amenaza para el campeón en solo una carrera. Bueno, a decir verdad, no sólo una carrera de este curso 2020 atípico: Marc Márquez ya olió el azufre del Diablo en el 2019.

Hijo de un cerrajero y una peluquera de Niza, y nieto de migrantes sicilianos, Quartararo sigue siendo ese chico humilde y sencillo, de familia modesta, que se ha dejado la vida por el chaval. Para ellos, evidenteme­nte, era la dedicatori­a de su primer triunfo en Motogp, que llegaba el domingo pasado en Jerez, después de un primer año de novato en la cilindrada reina. “Si estoy aquí es por él [por Étienne, su padre]; se ha sacrificad­o mucho por mí. Durante tres años hicimos más de 250.000 kilómetros por carretera para ir a entrenar y a competir, de Niza a España, de Niza a Italia”, explicaba a La Vanguardia el joven Quartararo, que llegó al Mundial en el 2015, con 15 años, con muchas expectativ­as. Que no se cumplieron.

Ganó dos CEV (campeonato­s de España, la antesala del Mundial) consecutiv­os y le colgaron la etiqueta del “nuevo Marc Márquez”. De hecho, Dorna modificó por él la reglamenta­ción de acceso al Mundial (le hizo una excepción a medida). Y todo aquello le pesó. Muchísimo. “Me perjudicó que me comparasen con Márquez. Con 15 años, que me comparasen con él me hizo tener la motivación de ser como él, pero no podía ser como él. Marc es totalmente diferente, es un equilibris­ta”, confesaba a este diario.

Así que el niño Quartararo deambuló en sus cuatro primeros años en el campeonato del mundo en Moto3 y en Moto2: un 10.º, un 13.º, un 13.º y un 10.º... ¿Aquel era el nuevo Márquez? “Tuve mucha presión de los medios de comunicaci­ón”, se justifica Fabio. “Y también me lesioné. Y luego Sito Pons (en Moto2) me metía mucha presión”. En cuatro años, cuatro equipos y cuatro motos.

Hasta que la quinta fue la buena: la Yamaha del equipo satélite Petronas. En la estructura malasia de Razlan Razali encontró la estabilida­d. Curiosamen­te, en una variopinta ONU sobre ruedas: su staff técnico lo forman dos italianos, dos españoles, un alemán y un holandés, sus jefes de equipo son sueco y holandés, catalán su jefe de prensa, y franceses su asistente personal, su mejor amigo Thomas Mauvat, y su mánager, Eric Mahé, el único que está más o menos cerca de él en su vida cotidiana en Andorra.

Porque Quartararo, con 21 añitos, vive solo como un hongo, sin novia, sin amigos, sin preparador físico, en una casa con jardín en La Massana, cerca de los Espargaró. Aunque sus compañeros habituales de salidas para entrenar son Jack Miller, el piloto de Pramac Ducati con quien tiene muy buena relación, y Dani Sordo, el piloto cántabro de rallies, al que le une la pasión por salir a correr a pie. Juntos hacen tiradas largas, de 10 a 15 km, por los puertos andorranos. Y estos días, instalado en Jerez, sale cada mañana a dar vueltas a la pista en plena canícula.

Es uno de los aspectos que más ha cambiado el Quartararo de Motogp: la forma física. “Ahora me entreno de una manera diferente, estoy más preparado”, admite el francés, que no dispone de preparador físico de cabecera como la mayoría de pilotos. El confinamie­nto, que pasó solo en Andorra, le ha servido para llegar al inicio del Mundial a un nivel de forma altísimo, habiendo mejorado también en flexibilid­ad, su punto más débil.

En el aspecto mental, Quartararo, pese a ser aparenteme­nte el mismo niño rubito de los dientes separados de los que se reía Jorge Lorenzo, está madurando a cada paso. Lo admitía él mismo: “El año pasado, desde Tailandia (la carrera en la que Márquez ganó el Mundial), hice un clic mental, cuando luché hasta el final con Marc”. Es lo que le faltaba: creérselo, ver que podía pelearse de tú a tú con un piloto al que tenía devoción, que percibía como indestruct­ible. En aquella carrera vio que no era imposible ganarle. “Hoy día todavía me sigue impresiona­ndo cómo pilota Márquez”, admite el francés, que en el 2019 se batió dos veces por la victoria con el de Cervera, en ambas derrotado, en Misano y en Tailandia.

Y ahora, en este Mundial 2020 atípico, le vence en la primera carrera, pero con Márquez caído. Quizás, también, por culpa de Quartararo, al que Marc habría querido pillar en su remontada. “Cuando crucé la meta me quité un gran peso de encima; ahora me siento con mucha confianza”, decía el Diablo, el sobrenombr­e que se ha impuesto al del Principito, y que le viene de niño, como explicaba a este diario: “Con 9 años tenía un casco de calle con un diablo detrás. Mi mayor rival en aquella época me llamaba el Diablo. Había más de 50 pilotos, todos me llamaban el Diablo... y hasta ahora”.

TAILANDIA, PUNTO DE INFLEXIÓN

En Tailandia’19 Quartararo se creyó que podía ganar a Márquez; “hice un clic mental”, asegura

 ?? MIRCO LAZZARI GP / GETTY ?? Fabio Quartararo, en la rueda de prensa previa del GP de Andalucía de este fin de semana en Jerez
MIRCO LAZZARI GP / GETTY Fabio Quartararo, en la rueda de prensa previa del GP de Andalucía de este fin de semana en Jerez

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