El Rey llama la unidad profunda
Felipe VI señala el reto de vencer la crisis sin reducir la solidaridad entre personas y territorios
Con mascarillas, fuera de la catedral, sin botafumeiro y con los Reyes en vísperas del Año Santo. Así vivió ayer Santiago la más singular ofrenda a la Apóstol que se recuerda en los más de tres siglos de esta tradición. Felipe VI hizo un llamamiento a la “fraternidad” y a “la unidad profunda” ante el virus, al tiempo que ensalzaba a la UE y reconocía el compromiso de Galicia con el autogobierno en “nuestra España tan diversa y plural”.
Las obras de rehabilitación de la catedral obligaron a realizar el tributo anual al patrón de España en la no muy conocida pero imponente iglesia de San Martiño Pinario, con su retablo barroco del autor de la fachada del Obradoiro, Fernando de Casas Novoa. A un año vista de su esperada presencia en Compostela con motivo del Año Santo del 2021, los Reyes acudieron a la ceremonia de ayer en el marco de la gira que emprendieron por España tras el estado de alarma.
En su alocución Felipe VI incidió en que los valores jacobeos de la unidad y la fraternidad son los “que mejor germinan en el espíritu de los pueblos, moviéndolos hacia grandes logros. Hoy ese logro consiste en ser capaces de aminorar el impacto de la crisis, sin merma de la solidaridad entre personas y territorios que los españoles consagramos en nuestra Constitución”. Además de pedir “un esfuerzo común”, señaló que resulta prioritario ser diligentes ante el virus y afrontar sus efectos sociales y económicas, que “requieren de una unidad profunda en torno a nuestros valores compartidos”.
En su invocación al apóstol y con el acuerdo del Consejo Europeo sobre la reconstrucción como telón de fondo, el monarca destacó que “no estaremos solos en esa misión. El proyecto europeo, que tiene una de sus más antiguas cunas en el Camino de Santiago, cubre hoy una etapa trascendental en la que no cabe la fragmentación”. Ensalzó a la Unión Europea como “la construcción política, social y económica más importante de la historia no solo por sus logros materiales, sino sobre todo por la preservación de los valores democráticos consustanciales con la dignidad humana”.
“La vocación y el deber de la Corona es ser punto de encuentro que permita recorrer unidos y en libertad el Camino por el que discurre nuestra historia”, afirmó el Rey, en el cierre de una ofrenda sobre la que planeó en todo momento la Covid–19. Se trata de una pandemia que provoca dificultades que “no son inéditas”, según manifestó Felipe VI en el contexto de los ancestrales ritos compostelanos. Asimismo, efectuó un reconocimiento a las “miles de víctimas” del virus y se refirió a las “situaciones angustiosas” desencadenadas por el confinamiento, al tiempo que elogiaba “el impagable sacrificio de ciudadanos de todas las esferas de actividad”. “La última prueba de esa solidaridad se dio precisamente en los tramos más agudos de la pandemia, cuando España actuó al unísono y españoles geográficamente distantes se sintieron unidos en una causa común, en una lucha compartida”, enfatizó.
Ante la complacida mirada del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, Felipe VI destacó en gallego el pleno desarrollo de la democracia en Galicia “pese a las dificultades de los últimos tiempos”.
En su ofrenda al apóstol el Monarca elogió a la UE y el compromiso gallego con el autogobierno