La Vanguardia

“Queremos una UE solidaria”

Manuel Barrios, secretario general de la Comisión de los Episcopado­s de la Unión Europea (Comece)

- MARÍA-PAZ LÓPEZ Berlín. Correspons­al

Por tradición y porque así lo ratificó en el 2007 el artículo 17 del tratado de Lisboa, las institucio­nes de la Unión Europea (UE) mantienen diálogo regular con “Iglesias, asociacion­es o comunidade­s religiosas así como con organizaci­ones filosófica­s y no confesiona­les”. Con ese espíritu trabaja desde hace 40 años en Bruselas la Comisión de los Episcopado­s de la Unión Europea (Comece), que agrupa a los obispos católicos. Su actual secretario general es el sacerdote español Manuel Barrios. En esta entrevista vía Zoom, Barrios repasa temas del documento que la Comece y la Conferenci­a de Iglesias Europeas (CEC/KEK) –que reúne a Iglesias anglicanas, ortodoxas y protestant­es– entregaron a la presidenci­a rotatoria del Consejo de la UE, que en este semestre ostenta Alemania.

¿Cuáles son ahora las prioridade­s de las Iglesias cristianas? La recuperaci­ón del impacto del coronaviru­s es fundamenta­l. Más que la cantidad y los instrument­os concretos del fondo de recuperaci­ón, lo nuestro es apoyar que sea una recuperaci­ón fuerte manteniend­o la unidad y solidarida­d europeas. Es el principio básico; queremos una UE solidaria. Nos parece un buen plan de recuperaci­ón, generoso y valiente, en un momento crítico para Europa, pues hay muchas tensiones. Las prioridade­s de las Iglesias son tres: una Europa sostenible, es decir, el European Green Deal (pacto verde europeo) y para los católicos la encíclica Laudato si’; migración y asilo; y una recuperaci­ón económica justa. Tenemos mucha esperanza en la presidenci­a alemana, contrariam­ente a lo que los alemanes mismos a veces tienen. Ellos ven más las dificultad­es.

Ustedes piden invertir más en sanidad, y más coordinaci­ón entre países. Al inicio de la pandemia vimos egoísmos nacionales. Sí, también un poco motivados por el miedo, por la incertidum­bre. Algunos países no fueron previsores con las reservas sanitarias, y otros sí lo fueron más. Al principio ocurrió lo que suele pasar con el miedo: buscar salvarse uno mismo. Pero después hubo una reacción positiva de las institucio­nes europeas. Ahí la Iglesia católica dio un mensaje muy fuerte con el papa Francisco, un mensaje de que vamos todos en la misma nave, de que unidos somos más fuertes. Esperamos que sea esto lo que prevalezca: una recuperaci­ón que hagamos juntos. Esa es la base del plan alemán también; el título de su presidenci­a en inglés es Together for Europe’s recovery (juntos por la recuperaci­ón de Europa).

En marzo había una crisis migratoria en Grecia. Llegó la Covid-19 y pasó a segundo plano. La Comisión Europea tenía que haber presentado ya el pacto sobre migración y asilo en el que ha estado trabajando, pero parece que se va a retrasar bastante. Luego tendría que ser aprobado por el Consejo Europeo. A ver qué pasa. La política europea de gestión de migración y asilo debe renovarse; hay países que asumen la mayoría de la carga, y la distribuci­ón de las personas que piden asilo no es justa. Nosotros trabajamos para pedir esa renovación. También para la CEC/KEK es una prioridad.

¿Cómo está el ecumenismo? La cooperació­n entre Comece y CEC/KEK es muy estrecha. Pero hay que distinguir. El ecumenismo es la unión de las Iglesias, un intento de hacer real el deseo expresado por Jesús en la Última Cena de que seamos uno. Ahí hay un esfuerzo de diálogo. Pero lo que como Iglesias cristianas intentamos hacer en Bruselas es unirnos para hacer presentes nuestros deseos ante las institucio­nes europeas. Y eso quizás es más fácil que debatir sobre la validez de la eucaristía o del ministerio eclesiásti­co, asuntos en los que las diferencia­s salen más a la luz.

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El sacerdote español Manuel Barrios, secretario general de la Comece, en un acto en Bruselasco­mece

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