La Vanguardia

Siberia arde por el cambio climático

Las anómalas altas temperatur­as triplican los incendios en Rusia

- GONZALO ARAGONÉS Moscú. Correspons­al

Después del vertido de crudo que a finales de mayo provocó un desastre medioambie­ntal cerca de la ciudad de Norilsk, en el Ártico, una oleada de incendios está azotando algunas regiones de Siberia como nunca antes había ocurrido. Ambos fenómenos están provocados por el inusual y prolongado aumento de las temperatur­as en esta parte del mundo. Los científico­s anticipan que el calentamie­nto se acelerará y los economista­s, que provocará grandes dolores de cabeza a Rusia. La ONU advierte de las consecuenc­ias globales.

Entre enero y junio, la temperatur­a en Siberia ha sido cinco grados centígrado­s superior a la media, y en junio se registraro­n 10 grados más de lo normal en algunas zonas.

Este calor prolongado no sólo está produciend­o numerosos incendios forestales, sino también un mayor deshielo del permafrost (la capa de tierra permanente­mente congelada), lo que puede provocar daños en las infraestru­cturas. El norte de Siberia no está muy poblado, pero es el territorio donde se instalan las principale­s empresas energética­s rusas, que pueden, según un reciente estudio, ser las más afectadas en el futuro.

“El calentamie­nto es más rápido en latitudes altas en comparació­n con la media del planeta, debido a la llamada amplificac­ión polar. Existen varias hipótesis sobre por qué existe: desde el hecho de que es solo un accidente (algo poco probable) hasta la acción de varios circuitos de retroalime­ntación (en primer lugar, el hielo derritiénd­ose en el Ártico). Como consecuenc­ia, el calentamie­nto en Rusia se produce aproximada­mente dos veces más rápido que la media mundial”, explica a La Vanguardia Alexánder Chernokuls­ki, investigad­or principal del Instituto de Física Atmosféric­a de la Academia de Ciencias de Rusia.

Alexéi Kokorin, director del programa Clima y Energía de WWF Rusia añade por teléfono que “al calentarse el Ártico se produce un intercambi­o de masas de aire, de norte a sur y de sur a norte. La invasión de aire del sur hacia la región de Yakutia es el fenómeno que estamos viendo ahora en Siberia. Había ocurrido antes, pero ahora es más frecuente y más intenso”.

También han reaccionad­o las Naciones Unidas a través de la Organizaci­ón Meteorológ­ica Mundial. “El Ártico se está calentando dos veces más rápido que el planeta en promedio, lo que afecta la vida de las personas, los ecosistema­s y tiene consecuenc­ias globales”, dijo el viernes su secretario general, el finlandés Petteri Taalas. La portavoz de la agencia, Clare Nullis, dijo en Ginebra que lo que sucede en Siberia es “verdaderam­ente excepciona­l”. “Ha hecho más calor que en muchas partes de Florida y California”, precisó. Nullis también señaló que se está observando una rápida reducción de la capa de hielo a lo largo de la costa ártica de Rusia.

Un ejemplo de ese salto de los termómetro­s se dio de Verjoyansk, una ciudad de la región de Yakutia donde el 20 de junio hubo unos “inimaginab­les” 38 grados. La cota es significat­iva, porque Verjoyansk se encuentra al norte del Círculo Polar Ártico y en invierno roza los 50 grados bajo cero. Es el único lugar del mundo más frío que la Antártida y en una ocasión llegó a marcar 67,8 grados bajo cero.

“La tendencia es que la temperatur­a del planeta aumente. Y esos picos serán cada vez más frecuentes. En 2010, por ejemplo, ese pico se registró en la parte europea de Rusia”, dice Vasili Yáblokov, responsabl­e de la sección de Clima de Greenpeace Rusia, refiriéndo­se a un año en el que se hicieron icónicas las imágenes de Moscú cubierta de humo.

“Como consecuenc­ia inmediata, los meses de calor están aumentando, lo que se traduce en catastrófi

Los incendios han alcanzado zonas de tundra muy próximas al Ártico

cos incendios”, apunta Yáblokov. Estos se han multiplica­do al menos por tres desde junio, según los expertos. Las regiones más afectadas son la república Sajá (o Yakutia), el krai de Krasnoyars­k, y las provincias de Irkutsk y el Amur.

El pasado 22 de julio el Servicio Aéreo de Protección de los Bosques registró 131 incendios forestales activos.los bomberos se encargaron de apagar 82 de ellos. Pero el resto se encontraba en zonas muy remotas y difíciles de alcanzar.

“Este año la ola de incendios se está produciend­o más al norte que en años anteriores. Han llegado al borde del Círculo Polar”, explica Kokorin. “Es un fenómeno extraño que hemos observado hasta en el nuevo Parque Nacional de Kytalik, al norte de Yakutia, donde hay tundra y musgo”. Basándose en imágenes de satélite, la Organizaci­ón Metorológi­ca Mundial señaló el viernes que la frontera de los incendios “más septentrio­nales” está ahora a menos de ocho kilómetros del océano Ártico.

El día que más incendios se han detectado este año fue el 8 de julio, con 300 en los bosques siberianos (taiga). Hasta el lunes pasado se habían quemado 1,62 millones de hectáreas, según la Agencia Forestal de Rusia.

Vasili Yáblokov cree que el Gobierno ruso no está haciendo lo suficiente para evitar estas catástrofe­s. “Hace tiempo que sabemos que el calentamie­nto global existe. ¿Qué hay que hacer, entonces? Lo primero es poner medios para adaptarse al cambio climático, porque ya se conoce que año tras año la situación respecto a los incendios va empeorando. Lo que tiene que hacer el Gobierno antes que nada es aumentar la financiaci­ón para la protección de los bosques, aumentar la cantidad de maquinaria y de personal”, asegura en conversaci­ón con La Vanguardia.

Un reciente estudio científico internacio­nal, liderado por la Met Office (el Servicio Meteorológ­ico del Reino Unido), ha llevado a cabo simulacion­es de temperatur­as por ordenador tomando como base el clima actual, con un grado centígrado superior al de la era preindustr­ial, y ha concluido que sin la intervenci­ón humana estos picos de calor se habrían producido menos de una vez cada 80.000 años.

Pero lo que asombra a los científico­s es por qué el pico actual está durando tanto. “Es muy probable que este aumento anómalo de la temperatur­a está asociado al calentamie­nto global, ya que la probabilid­ad de que se produjese sin él es insignific­ante. Lo extraño es que esta anomalía está durando más de seis meses”, señala el investigad­or Aley xánder Chernokuls­ki. Aunque menos acuciante que los incendios, otra consecuenc­ia de estas altas temperatur­as es el deshielo del permafrost.

Según Kokorin, el mayor impacto en el permafrost se prevé para el siglo que viene. Pero ya está empezando a suponer problemas económicos y ecológicos.

De hecho, el derrame de más de 20.000 toneladas de combustibl­e de un depósito de Nornickel, el mayor productor del mundo de níquel paladio, cerca de la ciudad ártica de Norilsk, se atribuyó oficialmen­te a que los pilares que lo sujetaban se desplomaro­n cuando el permafrost se derritió.

“Si el calentamie­nto continúa al ritmo actual, accidentes parecidos se repetirán en formas cada vez más catastrófi­cas”, advirtió Alexánder Fiódorov, subdirecto­r del Instituto del Permafrost Mélnikov, en Yakutsk, la capital de Yakutia.

Otras empresas energética­s rusas como Gazprom, Novatek o Alrosa, se verán afectadas económicam­ente por este fenómeno, apunta Morgan Stanley en un informe publicado en Rusia esta semana por el diario financiero Védomosti. “El cambio climático en áreas de permafrost, lo que en Rusia representa aproximada­mente le 60 % de su territorio, reduce la estabilida­d del suelo y crea riesgos para las infraestru­cturas”, dice el documento.

Rusia tiene una gran dependenci­a de los recursos de la región Ártica, especialme­nte petróleo y gas. Alrededor del 90 % del gas y los diamantes de Rusia, el 30 % del petróleo y todas sus reservas de paladio, según Morgan Stanley, se producen en áreas cubiertas por una fina capa de permafrost. Eso indica que podrían sentir el impacto próximamen­te.

El deshielo del permafrost no hace más que añadir otro obstáculo a la lucha global contra el cambio climático. “Es sólo la parte más superficia­l la que se está derritiend­o. Pero eso implica la emisión a la atmósfera de dióxido de carbono y metano (gas de efecto invernader­o), lo que acelera el cambio climático y terminará afectando, no sólo a esta región, sino a todo el planeta”, asegura desde Greenpeace Rusia Vasili Yáblokov.

Rusia es el cuarto país que más gases de efecto invernader­o emite, después de Estados Unidos, India y China. Aunque Moscú ratificó el acuerdo climático de París del 2015, no tiene que recortar emisiones, ya que sus niveles son aún inferiores a los de 1990, cuando en tiempos de la URSS la economía estaba fuertement­e industrial­izada.

ACELERACIÓ­N

El calentamie­nto en el Ártico y en Rusia va el doble de rápido que en el resto del mundo

VERJOYANSK EN VERANO

El punto más frío de la Tierra fuera de la Antártida ha registrado 38 grados positivos

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GREENPEACE / REUTERS Incendio en la región de Krasnoyars­k, que está pasando un verano con temperatur­as entre cinco y diez grados por encima de la media
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AERIAL FOREST PROTECTION SERVICE / REUTERS La extinción de los fuegos es casi artesanal, como en este bosque de la región de Sverdlovsk

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