Exquisita miscelania
Marlango
Lugar y fecha: Festival Jardins de Pedralbes (25/VII/2020)
En su segundo concierto pospandemia, Leonor Watling y Alejandro Pelayo, los dos artífices de Marlango, volvieron a Barcelona, una de sus ciudades fetiche. Como explicó Pelayo con mucha gracia, sus planes previos a la pandemia pasaban por recorrer sus 16 años de carrera en un espectáculo. Pero eso se paró. Y ahora el dúo ha decidido centrarse en repasar canciones que han sido importantes para ellos: “Muchas versiones de otros y menos nuestras, para compensar nuestras carencias como compositores”.
Y lo cierto es que, sobre el escenario de los Jardines de Pedralbes, las canciones propias y ajenas conformaron una atractiva miscelánea de géneros diversos, interpretada de forma exquisita por una Leonor Watling todo encanto y naturalidad como cantante y la siempre imaginativa pianística de Alejandro Pelayo.
El concierto arrancó con Enjoy the ride, un potente blues de su primer álbum homónimo del 2004, que enlazaron con un expresivo Dame la razón de su quinto disco Un día extraordinario (2012). Para abrir la caja de las sorpresas al transformar la popular rumba de Los Amaya, Vete, en canción romántica. El dúo saltó luego de una habanera cubana de la década de 1930 (20 años) a una simpática versión en plan cabaret del When I´m sixty four de los Beatles, muy celebrada por la audiencia que llenaba el recinto.
Tampoco faltaron en el repertorio las referencias a Radiohead y a Radio Futura, con una original Semilla negra .Eincluso se atrevieron con el Via con me de Paolo Conte, y salieron más que airosos. La canción italiana se le da muy bien a una Leonor Watling que, ya en los bises, nos deslumbraría con una preciosa versión del Senza fine de Gino Paoli.
Antes, y en una brillante recta final de concierto, Pelayo llevó la voz cantante en una Insurrección de El Último de la Fila coreada por el público. Y Watling excelió en su interpretación vocal y gestual de tres refulgentes gemas de Marlango: El veneno, Poco a poco (dedicada a la memoria de la gran Rosa Maria Sardà) y una expansiva Lo que sueñas vuela, provocando el entusiasmo del personal.