La Vanguardia

Aquí hay mucho ‘Diablo’

Márquez tiene un duro rival en Quartararo, que se aleja a 50 puntos al ganar por aplastamie­nto

- TONI LÓPEZ JORDÀ

Como dejó para la historia Hugo Chávez con aquel “Aquí huele a azufre” –refiriéndo­se a George Bush en el púlpito de la ONU–, en Jerez también quedó ese hedor caracterís­tico que deja el rastro del Diablo. Después de haber arrasado durante dos fines de semana seguidos en el circuito que lleva por nombre Ángel Nieto, Fabio Quartararo, con solo 21 añitos y esa cara de niño travieso, se ha erigido en el demonio de Motogp. En su segundo curso en la clase de los mayores, el chaval francés ya es el enemigo público número uno. Toda una amenaza, muy seria, para el pluricampe­ón ausente.

Sin la sombra de Marc Márquez, de vuelta a casa al renunciar a correr para evitar riesgos mayores de lesión en el brazo recién operado, Quartararo encontró una autopista –sin peaje– para lanzarse a por su segunda victoria consecutiv­a. A diferencia de hace siete días en el mismo escenario –cuando Viñales y Márquez le precediero­n en el liderato de la carrera–, en esta ocasión el francés nunca tuvo la más mínima oposición. Así que, lisa y llanamente, el

Diablo se paseó por Jerez a sus anchas.

Los 8 segundos que almacenaba en la vuelta 20, a falta de 5, hablan por sí solos del dominio aplastante de Quartararo sobre sus rivales más directos, los dos pilotos de las Yamaha oficiales, Maverick Viñales y Valentino Rossi. De hecho, según el mismo ganador, su principal contrincan­te ayer no iba en moto, sino que fueron los 36ºc de temperatur­a ambiente y los 59ºc en el asfalto que recreaban su hábitat infernal.

“De principio a fin siempre fui primero. Estar las 25 vueltas delante con ese calor es muy difícil, las manos y los pies me quemaban, ha sido la carrera más física y más dura de toda mi trayectori­a”, comentaba con esa imagen bondadosa un Quartararo que conforme iban cayendo las vueltas incrementa­ba su cojín de seguridad sobre Rossi y Viñales.

Además de tener un ritmo superior al resto, le favoreció el tapón que se encontró Viñales con Rossi en los primeros giros, y que le privaron de una aventura más atrevida. Al final de la primera vuelta, en el último córner, Maverick se fue largo al intentar un adelantami­ento sobre Quartararo, lo que aprovechó Rossi para situarse segundo y frenar a Viñales. El catalán era incapaz de superar a su compañero, y el italiano, de seguir de cerca al francés. “Hacía un calor espectacul­ar, no podía respirar y yendo detrás de Valentino he tenido que aflojar porque no podía coger ritmo y se calentaban mucho los neumáticos”, lamentaba el piloto de Roses, que se despidió muy pronto de la victoria, con el líder a más de 4 segundos en solo un cuarto de carrera. Al menos, Viñales pudo arreglar su actuación reeditando la segunda plaza, que arrebató a Rossi a falta de dos vueltas.

A esas alturas de carrera, Quartararo ya descontaba las curvas que le quedaban para cruzar la meta y emular a Márquez en la celebració­n, de pie sobre la moto, con los brazos cruzados en actitud desafiante. Un guiño que al de Cervera no tuvo que pasarle inadvertid­o viéndolo por la televisión. Como tampoco los 50 puntos que le suma ya, o las referencia­s –elogiosas– que tuvo con el campeón al bajarse de la moto. Muy parecido a lo que ocurría hace siete años entre el niño Márquez y su ídolo

Rossi. Una rivalidad incipiente que se reedita entre el catalán y el francés.

“Marc es un piloto al que todos queremos ver lo más pronto posible. Antes de la carrera he visto el vídeo en el que sale haciendo flexiones, y me he dicho: ‘Este tío es un robot’. No ha podido hacer la carrera y es lo normal con esa lesión. Pero realmente es increíble lo que está haciendo”, comentaba Quartararo sobre el campeón, al que ve –y no se esconde– como un instrument­o de motivación. “Con Marc sé que es más difícil ganar, pero es guapo tener a alguien que

te empuja hasta el límite. Si estamos aquí este año es porque Marc me empujó hasta el límite el año pasado”, admitía el francés en declaracio­nes a la cadena Dazn cuando era preguntado por si echaba de menos correr con el catalán en pista.

Evidenteme­nte, sin Márquez presente la posibilida­d de premio es mayor. Quartararo lleva dos triunfos seguidos –el segundo más joven en lograrlo en Motogp después del 93–, Viñales acumula dos podios y hasta Rossi ha podido regresar al cajón. Además, la batalla por los puntos se ha revitaliza­do con la llegada de los jóvenes Nakagami, Morbidelli, Miller o Bagnaia –que estuvo en podio hasta que rompió la Ducati Pramac–, y ha desapareci­do de los puestos notables un Dovizioso a la baja, que ya fue relevado por Quartararo como principal rival del campeón.

Dos notas positivas dejó la segunda carrera de Jerez: un 8.º puesto de Àlex Márquez, después de haber salido el último en la parrilla (21.º), y un meritorio 10.º de Álex Rins, que junto a Cal Crutchlow (13.º) reaparecía después de la lesión de hace una semana en el trazado andaluz.

SIN RIVALES

Quartararo no encontró oposición en Viñales ni en Rossi, incapaces de seguirlo en el infierno jerezano

LA MOTIVACIÓN DEL GANADOR “Con Marc sé que es más difícil ganar, pero es guapo tener a alguien que te empuja hasta el límite”

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Fabio Quartararo celebra sobre su Yamaha la segunda victoria consecutiv­a en Motogp, ayer en Jerez
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JAVIER SORIANO / AFP

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