La Vanguardia

La sombra del dopaje se extiende sobre Kenia

Tres kenianos han ganado los cinco últimos títulos mundiales de 1.500 m; sin embargo, dos de ellos, incluido Elijah Manangoi, están sancionado­s por dopaje

- SERGIO HEREDIA

Debemos replantear­nos nuestra relación con Kenia”, decía un alto dirigente del atletismo internacio­nal a este diario.

Estaba hablando bajo el paraguas de la anonimia.

Pero hablaba claro.

En aquellos días se apagaba el atletismo ruso, maldito definitiva­mente al asumirse que Moscú había elaborado un sistema de dopaje de Estado. Aquello era el 2016. Desde entonces, no ha habido atletas rusos en los campeonato­s internacio­nales. Quien ha competido lo ha hecho bajo la bandera ANA (Authorised Neutral Athletes).

Entre bastidores se citaba a otros sospechoso­s: etíopes, chinos, kenianos...

En materia de dopaje, Kenia es hoy una realidad. Sus atletas caen en fila india, uno tras otro, en un asunto que tiene encoleriza­da a World Athletics, la Federación Internacio­nal de Atletismo.

La guindilla la ha puesto Elijah Manangoi (27).

–Estoy devastado. El año pasado había sido el peor de mi carrera. Estaba hundido por culpa de una lesión que me ha afectado en todo, dentro y fuera de las pistas –ha dicho Manangoi en estos días.

El jueves, World Athletics comunicaba que le castigará por saltarse tres controles antidopaje durante el 2019. En el argot deportivo, tres ausencias en doce meses equivalen a un positivo. La hipotética sanción es de dos años.

En Kenia, Manangoi es leyenda. En 2017, su gran año, se apropiaba de los 1.500 m en el Mundial de Londres. Lo había hecho tras un magnífico ejercicio coral, al aliarse con sus compañeros Tim Cheruiyot y Asbel Kiprop para diseñar una carrera a la medida de los kenianos. Cheruiyot fue plata. Kiprop se dejó ir en la última vuelta.

En la imagen, los tres celebran aquel éxito colectivo.

La imagen tiene un trasfondo grosero. Entre los tres campeones se han apropiado de los cinco últimos títulos mundiales de 1.500 m. Sin embargo, dos de ellos tienen problemas con el dopaje.

Asbel Kiprop (31), una mantis religiosa de 1,90 m, campeón en el 2011, 2013 y 2015, se encuentra inhabilita­do por cuatro años: en el 2018 daba positivo por EPO.

Y ahora, Manangoi.

–Es cierto que fallé en tres controles. Pero nada de ello tiene que ver con el dopaje. Ahora estoy centrado en mi defensa y diga lo que diga seré criticado –ha dicho en estos días.

El caso enturbia nuestra percepción del atletismo keniano, hoy tan aplaudido por sus proezas como denostado por la impureza de algunos registros.

En la memoria reciente quedan positivos de importante­s atletas, como los maratonian­os Wilson Kipsang, Abraham Kiptum y Jemima Sumgong, plusmarqui­stas mundiales o campeones olímpicos, ejemplares que nos hacen dudar.

¿Qué debemos pensar de Kenia? ¿Que su virtud está en la altitud, en la genética o en las transfusio­nes sanguíneas?

“Debemos revisar nuestra relación con Kenia”, contaba un alto dirigente de IAAF a este diario

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MATTHIAS HANGST / GETTY Tim Cheruiyot, Elijah Manangoi y Asbel Kiprop, en Londres 2017: entre los tres han ganado cinco títulos mundiales

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