La Vanguardia

Jaume Plensa

Escultor

- JUSTO BARRANCO

El escultor Jaume Plensa ha querido rendir homenaje al extraordin­ario esfuerzo realizado por los sanitarios durante la pandemia donando una poderosa escultura, Blau, para que presida el vestíbulo del hospital Clínic.

Es una joven durmiente cuyo rostro emerge de una gran roca basáltica algo azulada. Una chica en la que se confunden el reposo y el sueño y en la que la vida emerge de la materia inerte. Una joven que, eso sí, mide dos metros diez y pesa dos toneladas y media. Es Blau, una escultura creada en el año 2016 por Jaume Plensa y que ahora el escultor barcelonés dona al hospital Clínic como homenaje a los sanitarios y a su lucha de estos meses contra el coronaviru­s. Blau presidirá de manera incontesta­ble el vestíbulo del hospital en el que, si la situación sanitaria lo permite, se instalaría en septiembre, explica Plensa (Barcelona, 1955), que señala que ya ha habido que posponer su llegada dos veces.

El creador catalán, que pese al confinamie­nto y la imposibili­dad de viajar a muchos destinos sigue trabajando en estos momentos en la instalació­n de grandes esculturas por medio mundo, cuenta que esta donación parte de la amistad que mantiene con el director general del Clínic, el doctor Josep Maria Campistol, y de seguir con él “todo el esfuerzo que ha hecho el Clínic, como ejemplo de todos los hospitales de Barcelona y, por qué no decirlo, de todo el país. Quería rendir homenaje al mundo sanitario, que ha realizado un esfuerzo extraordin­ario durante estos meses. Un esfuerzo que tengo miedo de que todavía no se haya acabado”, subraya el creador, que hace tres años ya donó al hospital Sant Joan de Déu la escultura Ànima, una de sus figuras humanas construida­s con letras de acero inoxidable de ocho alfabetos diferentes.

Esta vez la donación no consistirá en una de sus esculturas de metal sino en una de sus populares cabezas de basalto, y será de aproximada­mente la mitad del tamaño que la popular Carmela instalada frente al Palau de la Música y que mide 4,5 metros de altura. Blau mide 2,1 y fue creada hace cuatro años. “Es una obra que le gustaba mucho al doctor Campistol y que es muy apropiada y es la que he cedido y se instalará en el vestíbulo del hospital antes del patio distribuid­or”. Fuentes del Clínic subrayan que están encantados y muy orgullosos de la donación y que supone para ellos todo un honor tener una obra de Plensa en un espacio como el vestíbulo del hospital, que en condicione­s normales es transitado cada día por muchísima gente del barrio para atravesar la manzana. Y explican que contaban con haber podido instalar la escultura la semana pasada y celebrar con un acto frente a la prensa la donación, pero que lo harán en cuanto puedan.

Plensa explica que Blau es “de piedra de basalto, una piedra volcánica, es la cabeza de una niña que sale de la propia roca, muy potente, y el color de la piedra es un poco azulado. Una cabeza de niña, o de mujer joven más bien, con los ojos cerrados en esa actitud de sueño con la que trabajo mis piezas grandes”. Respecto al significad­o de Blau, que podría representa­r la emergencia de la vida desde la materia, o el propio sueño de la vida, o una dama con gorguera o incluso una paciente en su convalecen­cia, cuenta que “los artistas a veces hacemos las obras de una manera intuitiva, la creación es casi una manera de nadar en una piscina negra sin saber si vas adelante o atrás, y cuando sacas la cabeza y respiras resulta que has hecho algo que conecta con cosas que no te esperabas. Es ese azar maravillos­o de la creación que conecta con estados de ánimo de las personas y las sociedades. Cuando la vio, el doctor Campistol me pidió que fuera al Clínic”.

Plensa reflexiona sobre la donación que “como artistas nos obsesionam­os y trabajamos mucho con la idea del alma, del espíritu, esa parte invisible que llevamos dentro y no sabemos explicar, pero le doy mucho valor al cuerpo. He colaborado también con el Banc d’aliments y con hospitales. La salud, la comida, el bienestar del cuerpo es imprescind­ible para poder hablar del alma, cosas que si no estamos bien físicament­e es muy difícil incluso aproximars­e”.

Sobre cómo ha vivido los meses de pandemia y confinamie­nto explica que con su galería de Nueva York acaba de montar una exposición virtual con dibujos hechos el mes de abril, “en el que parecía que el mundo se hubiera congelado, todo parado de golpe, todos los proyectos míos y de casi todo el mundo, todo bloqueado. Era como el fotograma de una película cuando se queda parada. Solo ves uno e imaginas un antes y un después. Pensé mucho en T.S. Eliot y La tierra baldía, donde un poema se titula Abril es el mes más cruel. Y titulé así la muestra, parecía una premonició­n. En el futuro irán saliendo muchas ideas y vivencias de estos meses, ha sido un golpe que ha hecho que todos nos replanteem­os prácticame­nte todas las cosas que hacemos en la vida. Ha cambiado de golpe la realidad y nos tenemos que adaptar”.

“Quiero homenajear al mundo sanitario, que ha realizado un esfuerzo extraordin­ario en estos meses”, señala el artista

“La pandemia ha cambiado de golpe la realidad y nos ha hecho replantear­nos casi todo lo que hacemos”, señala

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FOTOGASULL El sueño de ‘Blau’. Una imagen de la gran escultura que Jaume Plensa ha donado al Clínic y que desde septiembre estará en su vestíbulo. La obra, de 2,1 metros de altura y 2,5 toneladas, es de roca basáltica

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